Desde el Movimiento Giros, después de 5 años de lucha contra la privatización de la periferia y por la construcción de otro modelo para las ciudades, estaremos presentado un proyecto de ordenanza para llevar adelante una medida histórica: La prohibición en la ciudad de Rosario de la figura de barrio privado. Para avanzar así en una ciudad libre de fronteras internas.
El proyecto viene cosechando adhesiones en los más amplios sectores que componen la sociedad rosarina, así como también en ámbitos provinciales, nacionales e internacionales.
La iniciativa, ya ingresada en el concejo, será presentada formalmente este jueves 28 a las 9 hs en el Concejo Municipal. Durante el día de hoy (miércoles 27), a partir de las 8 hs, quedamos a disposición de los medios para detallar la información en relación al proyecto de ordenanza y la iniciativa en general.
Ante el alarmante estado de situación en el que se encuentra nuestra ciudad debido a la privatización creciente de los últimos años por la construcción masiva de barrios cerrados en la periferia, y en consecuencia, la escasa tierra disponible que queda, es que estamos lanzando una nueva iniciativa que consiste en la aprobación por parte del Concejo Municipal de una ordenanza que prohíba la construcción de barrios cerrados. Con el objetivo de preservar de la especulación inmobiliaria las pocas tierras que quedan para que la ciudad se siga expandiendo, es que abrimos el debate para ver qué ciudad estamos construyendo. Pero mientras damos ese debate, es preciso que preservemos el territorio, para no llegar con las propuestas cuando ya sea tarde. El proyecto de ordenanza se viene trabajando con concejales de diversas fuerzas políticas y ha obtenido adhesiones que posibilitan pensar en un amplio acompañamiento a la iniciativa por parte de los ediles.
El planteo central de la ordenanza del Ya basta! es preservar la poca tierra urbanizable que queda en Rosario de la especulación, la privatización y el cerramiento. Del total de la superficie del municipio, la zona urbanizable ya está agotada. Quedan solamente los sectores de reserva rural. Son esos sectores en la periferia los que se encuentran en disputa.
Del total del anillo verde que queda disponible para nuevas urbanizaciones, para que crezca la ciudad, se reduce a la zona norte y oeste, definida en el plan urbano como área de expansión de zonas residenciales. Ya que el sur y suroeste está destinado a áreas industriales y logísticas.
De esta forma se complejiza aún más el panorama si tenemos en cuenta que hoy son más de 40 mil familias las que en rosario tienen problemas de vivienda.
A este panorama de por si complejo, se le suma como elemento definitorio el actual esquema de concentración especulativa de la tierra. No casualmente el monopolio que se apropió del 9% de la ciudad, concentra el total de su superficie en la zona norte y oeste. La única definida para expansión residencial.
Para completar el estado de situación y comprender la urgencia de aprobar este proyecto antes de fin de año, se suma otro elemento de importancia: el último anuncio de obras de saneamiento, por parte del gobierno de la provincia de Santa Fe, que superan las expectativas de los que venimos luchando por esas obras, y que dispara el esquema de especulación y apropiación privada de plusvalía pública que denunciábamos en Nuevo Alberdi se dispara a toda la ciudad.
Si el estado no interviene con medidas concretas que van desde expropiaciones hasta ordenanzas como la del Ya Basta! Estaremos ante una trasferencia de fondos públicos a intereses privados jamás vista en la ciudad. De los 79 millones, 32 millones irán directamente hacia los monopolios.
No hace falta ser experto en la materia para darse cuenta que en esta ciudad, la tierra se agota y no hay lugar para todos.
Las grandes mayorías, estamos afuera.
En una época caracterizada por debates que pretenden, con vaivenes, ser “de fondo”, esta iniciativa es el puntapié inicial para elaborar una propuesta que ponga fin a los barrios privados, apoyándonos en la necesidad de discutir quién se queda con la poca tierra libre de las ciudades. No se trata, entonces, de recuperar un medio de producción, sino de saber que queremos hacer con ese medio de producción y de vida: el territorio.
Entonces ¿Qué significa, en término de oportunidades, la prohibición de los barrios privados?
Una oportunidad de una ciudad peleando por su ciudad.
La oportunidad de poner freno a la irracionalidad de estructuras amuralladas que funcionan, con poco éxito, como mecanismo para abolir la desigualdad puertas adentro, haciéndola más explícita que nunca. La oportunidad de poner fin a aquella filoosofía de jardín que se sustenta en el sueño de independencia y libertad en base a los servicios prestados por los mismos a los que se pretende excluir y de los que se pretende escapar: las clases peligrosas. Terminar, en definitiva, con la relación perversa entre los ganadores y perdedores de un sistema injusto.
La oportunidad de romper con un paradigma que pretende que lo privado sea visto como público (lo abierto, lo libre, lo natural), y lo público como residuo de un sistema en desuso.
La oportunidad, también, de discutir un modelo comercial de barrios privados que intenta capitalizar un malestar latente y ambiguo respecto a la vida en las ciudades y su condición “demasiado” publica en el sentido más peyorativo
La oportunidad de pensar, proyectar y desarrollar otro modelo de urbanización, absolutamente distinto al que propone la privatización de las periferias de las ciudades, motorizado por otros sujetos, colectivos y organizaciones que han defendido el territorio como un bien común, no renovable y sin fines lucrativos.
La oportunidad de terminar con los desalojos que sufren las comunidades de la periferia que habitan esos territorios desde hace décadas, produciéndolos material y simbólicamente.
Como movimiento social, esta iniciativa nos pone en el lugar de llamamiento a todos aquellos que tienen un lugar en esa maquinaria que son las ciudades y que inciden, en sus prácticas, en la reproducción o transformación de un orden determinado. Nos vemos en la obligación, luego de años de lucha contra el desarraigo de las comunidades en manos de la privatización, de delimitar un campo de acción y decisión: todos aquellos que forman parte de esa estructura difusa, pero aún valorada colectivamente, llamada “democracia” no pueden ser indiferentes ante la contundencia política de esta iniciativa. No pueden ser indiferentes a la desaparición de lo público. Funcionarios, concejales, diputados, medios de comunicación, trabajadores de prensa, sindicatos, artistas, partidos políticos, iglesias, profesionales, docentes, investigadores, estudiantes, comerciantes, organizaciones políticas, empleados estatales. Sociedades civiles.
Todos están llamados al debate. Es tiempo de decidir.
El proyecto viene cosechando adhesiones en los más amplios sectores que componen la sociedad rosarina, así como también en ámbitos provinciales, nacionales e internacionales.
La iniciativa, ya ingresada en el concejo, será presentada formalmente este jueves 28 a las 9 hs en el Concejo Municipal. Durante el día de hoy (miércoles 27), a partir de las 8 hs, quedamos a disposición de los medios para detallar la información en relación al proyecto de ordenanza y la iniciativa en general.
Ante el alarmante estado de situación en el que se encuentra nuestra ciudad debido a la privatización creciente de los últimos años por la construcción masiva de barrios cerrados en la periferia, y en consecuencia, la escasa tierra disponible que queda, es que estamos lanzando una nueva iniciativa que consiste en la aprobación por parte del Concejo Municipal de una ordenanza que prohíba la construcción de barrios cerrados. Con el objetivo de preservar de la especulación inmobiliaria las pocas tierras que quedan para que la ciudad se siga expandiendo, es que abrimos el debate para ver qué ciudad estamos construyendo. Pero mientras damos ese debate, es preciso que preservemos el territorio, para no llegar con las propuestas cuando ya sea tarde. El proyecto de ordenanza se viene trabajando con concejales de diversas fuerzas políticas y ha obtenido adhesiones que posibilitan pensar en un amplio acompañamiento a la iniciativa por parte de los ediles.
El planteo central de la ordenanza del Ya basta! es preservar la poca tierra urbanizable que queda en Rosario de la especulación, la privatización y el cerramiento. Del total de la superficie del municipio, la zona urbanizable ya está agotada. Quedan solamente los sectores de reserva rural. Son esos sectores en la periferia los que se encuentran en disputa.
Del total del anillo verde que queda disponible para nuevas urbanizaciones, para que crezca la ciudad, se reduce a la zona norte y oeste, definida en el plan urbano como área de expansión de zonas residenciales. Ya que el sur y suroeste está destinado a áreas industriales y logísticas.
De esta forma se complejiza aún más el panorama si tenemos en cuenta que hoy son más de 40 mil familias las que en rosario tienen problemas de vivienda.
A este panorama de por si complejo, se le suma como elemento definitorio el actual esquema de concentración especulativa de la tierra. No casualmente el monopolio que se apropió del 9% de la ciudad, concentra el total de su superficie en la zona norte y oeste. La única definida para expansión residencial.
Para completar el estado de situación y comprender la urgencia de aprobar este proyecto antes de fin de año, se suma otro elemento de importancia: el último anuncio de obras de saneamiento, por parte del gobierno de la provincia de Santa Fe, que superan las expectativas de los que venimos luchando por esas obras, y que dispara el esquema de especulación y apropiación privada de plusvalía pública que denunciábamos en Nuevo Alberdi se dispara a toda la ciudad.
Si el estado no interviene con medidas concretas que van desde expropiaciones hasta ordenanzas como la del Ya Basta! Estaremos ante una trasferencia de fondos públicos a intereses privados jamás vista en la ciudad. De los 79 millones, 32 millones irán directamente hacia los monopolios.
No hace falta ser experto en la materia para darse cuenta que en esta ciudad, la tierra se agota y no hay lugar para todos.
Las grandes mayorías, estamos afuera.
En una época caracterizada por debates que pretenden, con vaivenes, ser “de fondo”, esta iniciativa es el puntapié inicial para elaborar una propuesta que ponga fin a los barrios privados, apoyándonos en la necesidad de discutir quién se queda con la poca tierra libre de las ciudades. No se trata, entonces, de recuperar un medio de producción, sino de saber que queremos hacer con ese medio de producción y de vida: el territorio.
Entonces ¿Qué significa, en término de oportunidades, la prohibición de los barrios privados?
Una oportunidad de una ciudad peleando por su ciudad.
La oportunidad de poner freno a la irracionalidad de estructuras amuralladas que funcionan, con poco éxito, como mecanismo para abolir la desigualdad puertas adentro, haciéndola más explícita que nunca. La oportunidad de poner fin a aquella filoosofía de jardín que se sustenta en el sueño de independencia y libertad en base a los servicios prestados por los mismos a los que se pretende excluir y de los que se pretende escapar: las clases peligrosas. Terminar, en definitiva, con la relación perversa entre los ganadores y perdedores de un sistema injusto.
La oportunidad de romper con un paradigma que pretende que lo privado sea visto como público (lo abierto, lo libre, lo natural), y lo público como residuo de un sistema en desuso.
La oportunidad, también, de discutir un modelo comercial de barrios privados que intenta capitalizar un malestar latente y ambiguo respecto a la vida en las ciudades y su condición “demasiado” publica en el sentido más peyorativo
La oportunidad de pensar, proyectar y desarrollar otro modelo de urbanización, absolutamente distinto al que propone la privatización de las periferias de las ciudades, motorizado por otros sujetos, colectivos y organizaciones que han defendido el territorio como un bien común, no renovable y sin fines lucrativos.
La oportunidad de terminar con los desalojos que sufren las comunidades de la periferia que habitan esos territorios desde hace décadas, produciéndolos material y simbólicamente.
Como movimiento social, esta iniciativa nos pone en el lugar de llamamiento a todos aquellos que tienen un lugar en esa maquinaria que son las ciudades y que inciden, en sus prácticas, en la reproducción o transformación de un orden determinado. Nos vemos en la obligación, luego de años de lucha contra el desarraigo de las comunidades en manos de la privatización, de delimitar un campo de acción y decisión: todos aquellos que forman parte de esa estructura difusa, pero aún valorada colectivamente, llamada “democracia” no pueden ser indiferentes ante la contundencia política de esta iniciativa. No pueden ser indiferentes a la desaparición de lo público. Funcionarios, concejales, diputados, medios de comunicación, trabajadores de prensa, sindicatos, artistas, partidos políticos, iglesias, profesionales, docentes, investigadores, estudiantes, comerciantes, organizaciones políticas, empleados estatales. Sociedades civiles.
Todos están llamados al debate. Es tiempo de decidir.
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