Evo sí pudo con el campo

Pasó el referéndum revocatorio que consolidó a Evo Morales en la Presidencia de nuestro vecino país Bolivia. La sociedad boliviana confirmó el mandato del líder cocalero con más del sesenta por ciento de los votos. Fue un festival democrático, algo que en países del primer mundo como Estados Unidos no se ve, ya que allí poca es la participación de la población en las urnas y a veces sucede como fuera en el año 2000 cuando el actual presidente George W Bush triunfara en unos dudosos comicios ante el demócrata, ahora ecologizado, Al Gore. En ese entonces nadie de la prensa mundial y menos aún la norteamericana hablaba de fraude (claro, cómo se iban a atrever a suponer semejante delito cívico en la nación de la democracia, la igualdad y la libertad). Sin embargo, en estas tierras sudacas los gobernantes afines al pensamiento nacional y popular deben constantemente revalidar sus mandatos. El no alinearse directamente con la Casa Blanca es sinónimo de inestabilidad e incertidumbre para nuestra región, por eso Chávez, Correa, el mismo Evo y por el momento no pero puede llegar a pasar también con Cristina Fernández de Kirchner y Fernando Lugo. Los desestabilizadores de siempre saben bien a que juegan: en Argentina primero perturbaban la institucionalidad mediante golpes de Estado recurriendo a las Fuerzas Armadas; luego apelaban a los golpes de Mercado y así tuvimos la hiperinflación con la consecuente caída de Raúl Alfonsín en 1989; y ahora a través de la propaganda de los grandes multimedios comunicacionales y el socavamiento de los dueños del agronegocio.
Este domingo, Evo Morales y su movimiento indigenista vencieron limpiamente a los sectores más retrógrados y autoritarios, aquellos que piensan como en la época de la colonización española de hace más de cinco siglos atrás. El proyecto del MAS (Movimiento al Socialismo), que es el partido de gobierno, intenta acabar con las injusticias sociales y culturales que arrastra la mayoría de los bolivianos. Este cambio recién empieza, recordemos que Morales llegó a la Presidencia en enero del 2006 y desde aquel entonces ha tenido que lidiar con una oposición que es incapaz de armar un frente político conciso y respetable de las reglas de la democracia. La voz de las mayorías ha estado en permanente jaque por dichos sectores de la sociedad que no aceptan que los destinos de Bolivia estén en manos de una fuerza política nueva que viene a terminar con cientos años de humillación y barbarie capitalista. Esto nos remite a lo que está pasando aquí en nuestra pampa, donde segmentos de la población también cuestionan la legitimidad de un gobierno que fue electo doblegando a la segunda fuerza. Es loable que la ciudadanía se exprese más corriente, nunca es bueno dar cheques en blanco. Empero esto no sucede en los países avanzados del capitalismo. ¿Quién se imaginaria un referéndum revocatorio en Norteamérica, Gran Bretaña, Alemania, Italia, por citar algunas naciones? ¿Por qué para las potencias imperialistas nuestras democracias permanentemente deben rendir exámenes? Nos cuesta muchísimo soñar un mundo mejor, más igualitario y con posibilidades para todos. Seguimos enfrascados en el sentido único que nos regaló el discurso neoliberal con su praxis catastrófica, provocando el genocidio de las conciencias colectivas. En Bolivia los ricos que se quieren independizar, en Argentina los poderosos que echan leña al fuego para que el Estado deje de meterse en “las tareas que le corresponden” al Mercado, o sea, a los grandes oligopolios empresariales multinacionales que dominan el planeta. Los terratenientes que se hacen llamar “el campo” y los separatistas bolivianos representan a las clases dominantes que han producido miseria y pobreza por doquier para gozar de sus riquezas (expropiadas a nuestros pueblos) en soledad. Las oligarquías reaccionarias están más vivas que nunca. Aunque continúen ejerciendo el poder político dirigentes con tinte popular y sensibilidad social por la distribución equitativa de las riquezas, los zares estarán esperando la ocasión oportuna para dar el batacazo. A los pudientes no les gusta perder ni un centavo de sus privilegios. Creen que lo que poseen es fruto de un don divino, que no le deben nada a nadie, y sin embargo, millones de personas pasan hambres por sus caprichos. Evo les ganó otra pulseada, aunque coherentes con su historia no aceptarán fácilmente la derrota. ¿Hace falta decirlo? cada vez que el Estado está comandado por actores políticos que defienden posturas izquierdistas, populistas, se comenta, y así lo capta el sentido común, que la sociedad está dividida, fragmentada. Empero la realidad una vez más contradice esto, puesto que Morales obtuvo uno de los porcentajes de sufragios más altos en la historia del continente. Entonces ¿con qué nos van a venir los apóstoles del libre mercado y la democracia occidental?
Por Mauro Reynaldi.
Licenciado en Comunicación Social de la UNR