Marcha atrás

Les propongo un ejercicio: hagamos de cuenta que somos unos advenedizos en cuanto a la temática actual: relación de medios de comunicación, gobierno y oposición. Acabamos de retornar al país después de más de cinco meses de viaje, y nos encontramos ante un escenario de color campestre. Supimos que hubo cacerolazos como en diciembre de 2001, pero esta vez fueron dirigidos contra un gobierno peronista y no contra uno radical. También hubo cortes de ruta, empero en esta ocasión no fueron los otrora descamisados desocupados sino hombres y mujeres del mundo rural que sacaban a relucir sus camionetas 4x4. Entonces, movilizamos nuestros sentidos para tratar de comprender lo que está sucediendo en nuestra patria que dejamos por un tiempito sabiendo que todo estaba relativamente normal, festejábamos que por primera vez en la historia de la República Argentina teníamos una mujer a cargo del Poder Ejecutivo Nacional elegida por el voto soberano y con bonitos discursos presidenciales, esperando atentamente que se corroboraran en la práctica.
Ergo, a la vuelta nos enfrentamos ante una situación tediosa que vive el país producto de una lucha que pinta ser interminable entre el gobierno y los empresarios acaudalados del campo. Acto contra acto, marcha contra marcha. La crispación no termina más. Entonces, nos preguntamos: ¿cómo puede ser que Argentina haya cambiado tanto? y ¿por qué los mass media que eran “neutrales” “objetivos”, pero especialmente como dicen ellos, “independientes”, ahora se ponen 100 % del lado de uno de los actores en pugna? Podemos apreciar, haciendo un recorrido por los canales de televisión, que aproximadamente por cada orador oficialista aparecen cinco de la oposición, sin importar su pertenencia partidaria con tal de que se pronuncien en contra de las medidas que impulsa el kirchnerismo. Esta amplia disparidad habla efectivamente de una derrota cultural y mediática de la administración K, que tal vez pueda revertir si acelera el tratamiento y la aprobación en el Congreso de la nueva ley de Radiodifusión Federal.
Varios segmentos de la sociedad civil se han impulsado por un neo macartismo criollo, que se hizo evidente en las amenazas sufridas por el músico Ignacio Copani, y también en escraches a diputados del oficialismo. Esto demuestra que los intentos golpistas no forman parte de ningún delirio paranoico de quienes están a cargo de la conducción del gobierno nacional. Sin embargo, los líderes del Frente para la Victoria no cesan en su torpeza a la hora de comunicar y dar a conocer los datos del Indec con el impresentable Guillermo Moreno como Ministro de Economía de Facto, porque Carlos Fernández no aparece ni por asomo.
Mientras tanto, las clases medias agrarias y urbanas prefieren movilizarse para defender la angurria de la Sociedad Rural antes que solidarizarse con los campesinos de la periferia despojados de sus tierras o con la cantidad de trabajadores que aún siguen desocupados y sin techo.
Aunque esto no importa, ya que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner viene mermando su capital político y desaprovechando el 46 % de los votos obtenidos en las urnas el pasado octubre. Al continuar amparado en los “nenes” de la CGT, que ahora volvieron a escindirse, demostró su falta de capacidad para construir cuadros fuertes que le aseguren gobernabilidad democrática. Abrirse al diálogo e incorporar a sectores que vienen exigiendo un cambio sustancial del modelo económico y político que instaló la dictadura militar allá en marzo de 1976, no significa pérdida de autoridad, todo lo contrario, es fortalecer las políticas de Derechos Humanos, Justicia, Relaciones Internacionales y autonomía financiera para un crecimiento sostenido con distribución de ingresos y riquezas. El terrible error que están cometiendo los Kirchner es enclaustrarse en el Aparato del Partido Justicialista. Se viene observando que el apoyo de los clásicos referentes pejotistas dura lo que el agua en las manos. A éstos sólo los mueve la voluntad de poder por el poder en sí mismo, sin importar si hay que pisar cabezas y que vayan cayendo sus competidores. Se suben únicamente al tren del éxito. En realidad, son la típica derecha peronista, que de acuerdo a lo funcional para sus intereses, es neoliberal, desarrollista, populista, golpista o democrática. Es la fábula del escorpión. Por lo visto, los muertos vivientes han regresado. Los ex gobernadores de las provincias más importantes del país (Eduardo Alberto Duhalde, José Manuel De La Sota y Carlos Reutemann sumados a la San Luis de los Rodríguez Saa) están al acecho, no se han privado de cuestionar duramente al gobierno nacional y en privado están configurando una alternativa a la conducción del PJ (no es casual que dirigentes duhaldistas hayan irrumpido el otro día en la sede del partido en Capital Federal pidiendo que Néstor Kirchner llame a internas).
La única opción que les queda a los K si de verdad quieren enderezar el rumbo de su gestión gubernamental y cambiar la cultura política que nos legó el menemismo es girar a la izquierda, hacer a un lado a los gordos cegetistas, tomar como base de su apoyo a los organismos de Derechos Humanos y desde allí erigir un nuevo paradigma para combatir el sistema capitalista de exclusión y desigualdad social. Material humano siempre hay, es cuestión de salir a buscarlo. La Carta Abierta de los más de 1500 intelectuales y representantes de la Cultura en la ciudad de Buenos Aires es un auspicioso ejemplo.
Por Mauro Reynaldi
Licenciado en Comunicación Social de la UNR