El silencio del imperio

El 13 de agosto el diario Crítica de la Argentina reclutó otra información que directa o indirectamente le sirvió para enorgullecer a sus lectores (compuestos principalmente por sectores de centroderecha o bien zurditos de la Recoleta). La noticia en cuestión se titulaba ¿Cuanto vale un periodista?, y en ella informa cómo la Asociación por los Derechos Civiles (ADC) y la Iniciativa Pro Justicia de la Sociedad Abierta (de Nueva York) hicieron un estudio sobre la manipulación de la publicidad oficial y donde mencionan que “en Argentina, el Gobierno nacional suele hacer pagos generosos en concepto de publicidad a periodistas que escriben en medios gráficos nacionales influyentes pero que tienen programas de radio o TV por cable con bajos niveles de rating”.

El libro, llamado El precio del silencio, se desarrolla sobre la crítica a la interferencia gubernamental en la libertad de expresión aunque sólo en países de América Latina. Por supuesto que nadie puede estar en contra de estas investigaciones, pero al notar que la publicación está financiada desde Estados Unidos me tomé el atrevimiento de leer algunos capítulos (sobre todo la parte que atañe a nuestro país) y de darme cuenta quiénes son los "investigadores" que asesoraron desde Argentina. Al notar que el principal asesor de la publicación es el serio de Joaquín Morales Solá, confirmé mis dudas del contenido no irreal pero si cipayesco de los datos vertidos. Aclaro la posible veracidad porque, más allá que es innegable el favoritismo del gobierno nacional por algunos medios (que representan una porción pequeña comparados al aluvión crítico de otros medios financiados por intereses bastante más oscuros), lo destacable es cómo se confabularon desde EE.UU. para poner en tela de juicio el periodismo latinoamericano cuando ellos mismos presentan una patética actualidad en cuanto a mostrar su "ventana de la realidad".

Un país que nos vende desde la CNN su defensa de la democracia y no revuelve demasiado en lo que fueron, por ejemplo, las ilegítimas elecciones ganadas por George W. Bush a Al Gore en 2000. O que, por citar algo, no mostró una gota de sangre en el atentado a las Torres Gemelas (aunque sí la eficacia y vida de los bomberos) y ni hablar de la masacre e invasión con la que atormentaron al pueblo iraquí. Demasiados ejemplos para citar, exceptuados por alguna película de un director independiente que se animó a algo más.

El caradurismo con el que se habla de libertad de prensa desde un país que no se respeta en absoluto me hace pensar en sacar un libro llamado "El silencio del imperio" y mostrar los incontables ejemplos de control de la información desde el gobierno estadounidense. Puedes ser que en Estados Unidos exista un periodista "independiente" que nos asesore, lo que no creo es que haya un diario relevante de tirada nacional que le dé importacia.

Por Coco Alvarez