Fuego contra fuego

El “filósofo” Alfredo De Angeli invocando a todos los credos para garantizar la paz social; los “caceroleros” vibrando al ritmo de ¡Argentina, Argentina! ¡Todos somos el “Campo”!; y los voceros del multimedia, haciendo gala de su omnipresencia, nos describen, con ese tono de serenidad y moderación que los identifica en calidad de “guardianes del periodismo independiente”, cómo se manifiestan las familias pacíficamente que respaldan a los chacareros y sus patrones. Otra vez, como siempre, Dios, Patria y Hogar. La trilogía que tantas alegrías trajo a estas tierras. Cientos de miles de personas que se movilizan en todo el país en pos de la gauchocracia 4x4, la opción por los ricos en defensa de sus sagrados privilegios. Su verba escupe democracia y libertad, mientras sus prácticas persisten en metodologías de tinte desestabilizador y funcionan como preludio a un palpable golpe institucional (no ya con ropaje militar sino con nuevas formas cívico- rurales que tienden al colapso del gobierno nacional).
A la administración de Cristina Fernández el asunto se le fue de las manos. Lo de las retenciones ya no es más que un mal chiste de gallegos, la discusión acerca de las ganancias extraordinarias de los empresarios agravios se ha convertido en una puja por el poder político. Los ruralistas hasta no debilitar y desgastar del todo la figura presidencial no van a parar. Estamos nuevamente en presencia del sometimiento del Estado (como ha pasado con todos los gobiernos civiles que intentaron satisfacer las demandas populares) a los intereses de las clases dominantes en perjuicio del bien de la población, en especial, las franjas más vulneradas.
Más allá del compromiso corporativo que mueve la acción de los massmedia y lleva a la magnificación de la realidad, no se puede soslayar la creciente derechización de la sociedad argentina anhelando los dorados años noventa. La derecha es muy viva, creativa e inteligente, allí donde sólo había un pequeño grupo de vecinos malhumorados por la renovación del mandato k, ahora hay medio país en estado asambleario que no se banca más a este gobierno y con tal de que se vaya lo antes posible, acompaña a cualquier energúmeno que vocifera en la tele. Reaparece en escena, ruidosamente, el discurso neoliberal que clama histéricamente por el “enfriamiento” de la economía para frenar la inflación, lo que se traduce en achicamiento del gasto público, y esto trae aparejado: recesión, pérdida de la estabilidad laboral, mayor desempleo y pobreza (o sea, ¡otra vez sopa!).
El envío de las retenciones móviles al Congreso Nacional fue una buena jugada de la presidenta, hace participe a diputados y senadores, fortaleciendo el rol de las instituciones estatales. Sin embargo, en caso de que la medida no sea ratificada por los legisladores, nos veremos ante un cese, en la legítima autoridad, de la máxima figura del Estado de decidir libremente sobre los asuntos cotidianos para el bienestar de los argentinos, se habrá dado un paso atrás en lo concerniente a una justa distribución del ingreso, los privilegios de unos pocos seguirán estando por arriba de los derechos de las mayorías.
Después de cien días de lockout y desabastecimiento, de prepotencia y autoritarismo, por parte de los cowboys vernáculos y el “dejarse estar” del lado oficialista, el sistema político entró en crisis, la sociedad se dividió en dos, y habrá que ver si la capacidad de mando de nuestros gobernantes está a la altura de las circunstancias o seguiremos echando más nafta al fuego. Esperemos que esto se resuelva con más democracia, efectivamente, y que los desesperados de siempre (que se ven impacientados por los gobiernos populares que hacen cumplir la constitución) se tomen un descanso hasta las próximas elecciones legislativas y allí postulen sus "gratas propuestas".
Por Mauro Reynaldi