domingo, 7 de octubre de 2012
Paso Fino
miércoles, 22 de agosto de 2012
¿A esa mujer?
¡A propósito!
Por Mauro Reynaldi
domingo, 19 de agosto de 2012
martes, 1 de mayo de 2012
lunes, 23 de enero de 2012
¡Feliz cumple, Flaco querido!

martes, 3 de enero de 2012
sábado, 31 de diciembre de 2011
¡Feliz 2012!

martes, 27 de diciembre de 2011
Recordando la última gran alegría académica

sábado, 15 de octubre de 2011
sábado, 8 de octubre de 2011
miércoles, 27 de julio de 2011
Probando candidatos presidenciales

Después de ver y analizar los resultados de los comicios porteños y santafesinos, he comprendido que más que al análisis político y a la opinión me conviene dedicarme a ser asesor de campaña, y qué mejor que empezar asesorando a nuestro actual gobernador. Acá van algunas ideas que le pueden interesar al médico y ex intendente si quiere llegar a la presidencia en octubre próximo:
1º Ya no tenemos que hablar de Binner, sino que de ahora en más, para todas y todos, es solamente Hermes.
2º Hay que sacar los carteles que aparecieron en la mañana del lunes, los cuales dicen que "si pudimos en Santa Fe también podremos en el país". No, así no va. No es podremos, sino "lo haremos" tiene que haber un espíritu ganador sólido, no hay que mostrarse dubitativo. Entonces, hay que apelar a aseveraciones, afirmaciones contundentes no utilizar potenciales.
3º Hermes tiene un buen y grande aparato comunicacional que está bien instalado en la provincia, pero no llega al resto de la nación con la misma potencia. Ergo, hay que federalizar su imagen. Quizá como comediante a lo Del Sel no rinda, pero podríamos intentar con el baile y hacer que participe en Bailando por un sueño así sí se vuelve famoso y popular. El problemita que nos surge en esta recomendación es que el programa de Marcelo Tinelli es K, ya que aquí los participantes viven confrontando entre sí y con el jurado, están todos "crispados".
Lo que debería hacer nuestro "cliente" es alinearse con Rocío Guirao Díaz, ya que esta vedette es la esposa del hijo de Paladini. Entonces, de este modo estará defendiendo los intereses del empresariado santafesino y del "Interior".
4º El eslogan socialista que va a pegar para el 14 de agosto y que ya tiene que estar en circulación es: Hermes Presidente, Argentina está para más. Y para el 23 de octubre, ya con nuestro hombre perfilado para el triunfo definitivo: Ahora sí, Hermes Presidente, Argentina está para más.
5º y último. Así como los peronistas se hacen llamar compañeros entre ellos, los radicales son correligionarios y los comunistas, camaradas; los socialistas deben tener su propio modo de autodenominación. Podríamos proponer que se traten como amigos pero no conviene ya que insinúa demasiada confianza, necesitamos algo más serio, más republicano, entonces sugerimos que se nombren como socias y socios.
De esta manera, el Frente Amplio Progresista contará con grandes posibilidades de gobernar Argentina y plasmar su plan de gobierno, al mejor estilo de la Concertación chilena. Para festejar con globos y trompetas, nada de trapos y bombos.
Por Mauro Reynaldi
sábado, 23 de julio de 2011
¡Good Bye Amy!
miércoles, 3 de noviembre de 2010
La carta de Fontova... y de muchos...

La carta de Fontova a Clarín martes 19 de octubre de 2010
Después de analizar las razones por las que este proyecto ha llegado a su fin debo confesarles que me convencieron:
1. NO a la nacionalización de las AFJP: Quiero que ya mismo se las devuelvan los bancos extranjeros y que la caja la manejen ellos.
2. NO a la recuperación de los salarios de Jubilados: Quiero que deroguen ya mismo el aumento dos veces al año que votó el Congreso y volver al valor histórico de $130 actualizados.
3. NO a la jubilación universal: Que los que no hicieron aportes, no se jubilen como era antes y que devuelvan la plata todos los que se jubilaron injustamente. Son solo 1.800.000 viejos.
4. NO a las retenciones a la soja: Que las ganancias se las queden las 2.000 familias que exportan soja y no quiero que se las reparta entre el resto de los argentinos.
5. NO a la recuperación de los pequeños agricultores: Que el Banco Nación les ejecute los campos o se los vendan a los grandes agricultores o inversores extranjeros.
6. NO a la vuelta al crédito: Quiero volver al 2003, nada de compra de autos cero kilómetro, ni cocinas, ni calefones, ni computadoras pagadas en inútiles cuotas. No quiero que laburen los trabajadores de esas empresas, que los despidan si no venden.
7. NO a la generación de empleo: Los 4 millones de argentinos que consiguieron trabajo, ¡que los devuelvan!
8. NO al dólar alto: Que favorece a los exportadores solamente. Quiero volver al uno a uno, aunque haya muchos desocupados, vamos a volver a viajar por el mundo.
9. NO a la Unión Latinoamericana: Quiero volver a las relaciones carnales con EEUU, nada de relacionarse con países atrasados de América. Bloqueo a Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Paraguay, Nicaragua y recontra bloqueo e inundación a Cuba y todos los cubanitos.
10. NO a la nacionalización de Aerolíneas: Quiero que vuelvan a manos de la madre patria que cuando tuvieron hambre le enviamos trigo y cuando estuvimos mal nos ayudaron con empresas como Repsol y Telefónica. Aunque perdamos algunas rutas aéreas a manos de otros países y vendamos los aviones, podemos viajar con LAN Chile.
11. NO a las 700 escuelas: ¿Quién se cree Kirchner? ¿Sarmiento? ¡Demolición ya!
12. NO a la limpieza de la Corte Suprema: Quiero volver a la corte anterior. Quiero volver a la justicia anterior. ¡Antes no había justicia obsecuente del Poder Ejecutivo!
13. NO a la política de Derechos Humanos: No hay que juzgar a nadie, no hace falta. Devuelvan la ESMA a los fines anteriores. Repriman los reclamos ¡hace 7 años que no muere nadie en una manifestación!
14. NO a la estatización del Correo: Que se lo devuelvan a Macri, y le perdonamos la deuda de más de 700 millones que debía de canon.
15. NO a los planes sociales: Los que tienen hambre que pidan en la calle y coman en ollas populares en las plazas, si saquean... ¡a la cárcel y mano dura!
16. NO a la recuperación de la Fábrica de Aviones de Córdoba: Podemos comprar aviones brasileños, no necesitamos frabricarlos acá.
17. NO a la derogación de la Ley de Radiodifusión de la Dictadura: Quiero que los medios sigan en pocas manos privadas y quiero seguir pagando para ver el fútbol. ¡Aguanten Clarín, Hadad, Vila y Manzano!
18. NO al aumento del presupuesto educativo: Vamos a volver al 1,2% del PBI de 2003, y rechazo el aumento al 6% actual que es excesivo.
19. No a la recuperación del CONICET: Si tenemos tantos científicos por el mundo ¿para que los queremos acá? ¡Que se vayan!
20. NO a este gobierno: Quiero que vuelva a gobernar cualquiera. Los de la Alianza (Lilita, Stolbizer, Pato Bullrrich, Morales) o los de Menem (Macri, Solá, De Narváez), me da lo mismo.
¡GRACIAS, CLARIN! ¡ME CONVENCISTE!
viernes, 8 de octubre de 2010
¿Hay que elegir por uno sí o sí?
La maquinaria Gvirtz (Con "chupador")
Los binarios elijan, los escribas opinen...
sábado, 14 de agosto de 2010
La injusticia globalizada

Estaban los habitantes en sus casas o trabajando los cultivos, entregado cada uno a sus quehaceres y cuidados, cuando de súbito se oyó sonar la campana de la iglesia. En aquellos píos tiempos (hablamos de algo sucedido en el siglo XVI), las campanas tocaban varias veces a lo largo del día, y por ese lado no debería haber motivo de extrañeza, pero aquella campana tocaba melancólicamente a muerto, y eso sí era sorprendente, puesto que no constaba que alguien de la aldea se encontrase a punto de fenecer. Salieron por lo tanto las mujeres a la calle, se juntaron los niños, dejaron los hombres sus trabajos y menesteres, y en poco tiempo estaban todos congregados en el atrio de la iglesia, a la espera de que les dijesen por quién deberían llorar. La campana siguió sonando unos minutos más, y finalmente calló. Instantes después se abría la puerta y un campesino aparecía en el umbral.
Pero, no siendo éste el hombre encargado de tocar habitualmente la campana, se comprende que los vecinos le preguntasen dónde se encontraba el campanero y quién era el muerto. ‘El campanero no está aquí, soy yo quien ha hecho sonar la campana’, fue la respuesta del campesino. ‘Pero, entonces, ¿no ha muerto nadie?’, replicaron los vecinos, y el campesino respondió: ‘Nadie que tuviese nombre y figura de persona; he tocado a muerto por la Justicia, porque la Justicia está muerta’.
¿Qué había sucedido? Sucedió que el rico señor del lugar (algún conde o marqués sin escrúpulos) andaba desde hacía tiempo cambiando de sitio los mojones de las lindes de sus tierras, metiéndolos en la pequeña parcela del campesino, que con cada avance se reducía más. El perjudicado empezó por protestar y reclamar, después imploró compasión, y finalmente resolvió quejarse a las autoridades y acogerse a la protección de la justicia.
Todo sin resultado; la expoliación continuó. Entonces, desesperado, decidió anunciar urbi et orbi (una aldea tiene el tamaño exacto del mundo para quien siempre ha vivido en ella) la muerte de la Justicia. Tal vez pensase que su gesto de exaltada indignación lograría conmover y hacer sonar todas las campanas del universo, sin diferencia de razas, credos y costumbres, que todas ellas, sin excepción, lo acompañarían en el toque a difuntos por la muerte de la Justicia, y no callarían hasta que fuese resucitada. Un clamor tal que volara de casa en casa, de ciudad en ciudad, saltando por encima de las fronteras, lanzando puentes sonoros sobre ríos y mares, por fuerza tendría que despertar al mundo adormecido… No sé lo que sucedió después, no sé si el brazo popular acudió a ayudar al campesino a volver a poner los lindes en su sitio, o si los vecinos, una vez declarada difunta la Justicia, volvieron resignados, cabizbajos y con el alma rendida, a la triste vida de todos los días.
Es bien cierto que la Historia nunca nos lo cuenta todo.
Supongo que ésta ha sido la única vez, en cualquier parte del mundo, en que una campana, una inerte campana de bronce, después de tanto tocar por la muerte de seres humanos, lloró la muerte de la Justicia. Nunca más ha vuelto a oírse aquel fúnebre sonido de la aldea de Florencia, mas la Justicia siguió y sigue muriendo todos los días. Ahora mismo, en este instante en que les hablo, lejos o aquí al lado, a la puerta de nuestra casa, alguien la está matando.
Cada vez que muere, es como si al final nunca hubiese existido para aquellos que habían confiado en ella, para aquellos que esperaban de ella lo que todos tenemos derecho a esperar de la Justicia: justicia, simplemente justicia. No la que se envuelve en túnicas de teatro y nos confunde con flores de vana retórica judicial, no la que permitió que le vendasen los ojos y maleasen las pesas de la balanza, no la de la espada que siempre corta más hacia un lado que hacia otro, sino una justicia pedestre, una justicia compañera cotidiana de los hombres, una justicia para la cual lo justo sería el sinónimo más exacto y riguroso de lo ético, una justicia que llegase a ser tan indispensable para la felicidad del espíritu como indispensable para la vida es el alimento del cuerpo.
Una justicia ejercida por los tribunales, sin duda, siempre que a ellos los determinase la ley, mas también, y sobre todo, una justicia que fuese emanación espontánea de la propia sociedad en acción, una justicia en la que se manifestase, como ineludible imperativo moral, el respeto por el derecho a ser que asiste a cada ser humano. Pero las campanas, felizmente, no doblaban sólo para llorar a los que morían. Doblaban también para señalar las horas del día y de la noche, para llamar a la fiesta o a la devoción a los creyentes, y hubo un tiempo, en este caso no tan distante, en el que su toque a rebato era el que convocaba al pueblo para acudir a las catástrofes, a las inundaciones y a los incendios, a los desastres, a cualquier peligro que amenazase a la comunidad. Hoy, el papel social de las campanas se ve limitado al cumplimiento de las obligaciones rituales y el gesto iluminado del campesino de Florencia se vería como la obra desatinada de un loco o, peor aún, como simple caso policial.
Otras y distintas son las campanas que hoy defienden y afirman, por fin, la posibilidad de implantar en el mundo aquella justicia compañera de los hombres, aquella justicia que es condición para la felicidad del espíritu y hasta, por sorprendente que pueda parecernos, condición para el propio alimento del cuerpo. Si hubiese esa justicia, ni un solo ser humano más moriría de hambre o de tantas dolencias incurables para unos y no para otros. Si hubiese esa justicia, la existencia no sería, para más de la mitad de la humanidad, la condenación terrible que objetivamente ha sido. Esas campanas nuevas cuya voz se extiende, cada vez más fuerte, por todo el mundo, son los múltiples movimientos de resistencia y acción social que pugnan por el establecimiento de una nueva justicia distributiva y conmutativa que todos los seres humanos puedan llegar a reconocer como intrínsecamente suya; una justicia protegida por la libertad y el derecho, no por ninguna de sus negaciones. He dicho que para esa justicia disponemos ya de un código de aplicación práctica al alcance de cualquier comprensión, y que ese código se encuentra consignado desde hace cincuenta años en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aquellos treinta derechos básicos y esenciales de los que hoy sólo se habla vagamente, cuando no se silencian sistemáticamente, más desprestigiados y mancillados hoy en día de lo que estuvieran, hace cuatrocientos años, la propiedad y la libertad del campesino de Florencia. Y también he dicho que la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tal y como está redactada, y sin necesidad de alterar siquiera una coma, podría sustituir con creces, en lo que respecta a la rectitud de principios y a la claridad de objetivos, a los programas de todos los partidos políticos del mundo, expresamente a los de la denominada izquierda, anquilosados en fórmulas caducas, ajenos o impotentes para plantar cara a la brutal realidad del mundo actual, que cierran los ojos a las ya evidentes y temibles amenazas que el futuro prepara contra aquella dignidad racional y sensible que imaginábamos que era la aspiración suprema de los seres humanos. Añadiré que las mismas razones que me llevan a referirme en estos términos a los partidos políticos en general, las aplico igualmente a los sindicatos locales y, en consecuencia, al movimiento sindical internacional en su conjunto. De un modo consciente o inconsciente, el dócil y burocratizado sindicalismo que hoy nos queda es, en gran parte, responsable del adormecimiento social resultante del proceso de globalización económica en marcha. No me alegra decirlo, mas no podría callarlo. Y, también, si me autorizan a añadir algo de mi cosecha particular a las fábulas de La Fontaine, diré entonces que, si no intervenimos a tiempo -es decir, ya- el ratón de los derechos humanos acabará por ser devorado implacablemente por el gato de la globalización económica.
¿Y la democracia, ese milenario invento de unos atenienses ingenuos para quienes significaba, en las circunstancias sociales y políticas concretas del momento, y según la expresión consagrada, un Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo? Oigo muchas veces razonar a personas sinceras, y de buena fe comprobada, y a otras que tienen interés por simular esa apariencia de bondad, que, a pesar de ser una evidencia irrefutable la situación de catástrofe en que se encuentra la mayor parte del planeta, será precisamente en el marco de un sistema democrático general como más probabilidades tendremos de llegara la consecución plena o al menos satisfactoria de los derechos humanos. Nada más cierto, con la condición de que el sistema de gobierno y de gestión de la sociedad al que actualmente llamamos democracia fuese efectivamente democrático. Y no lo es.
Es verdad que podemos votar, es verdad que podemos, por delegación de la partícula de soberanía que se nos reconoce como ciudadanos con voto y normalmente a través de un partido, escoger nuestros representantes en el Parlamento; es cierto, en fin, que de la relevancia numérica de tales representaciones y de las combinaciones políticas que la necesidad de una mayoría impone, siempre resultará un Gobierno. Todo esto es cierto, pero es igualmente cierto que la posibilidad de acción democrática comienza y acaba ahí. El elector podrá quitar del poder a un Gobierno que no le agrade y poner otro en su lugar, pero su voto no ha tenido, no tiene y nunca tendrá un efecto visible sobre la única fuerza real que gobierna el mundo, y por lo tanto su país y su persona: me refiero, obviamente, al poder económico, en particular a la parte del mismo, siempre en aumento, regida por las empresas multinacionales de acuerdo con estrategias de dominio que nada tienen que ver con aquel bien común al que, por definición, aspira la democracia.
Todos sabemos que así y todo, por una especie de automatismo verbal y mental que no nos deja ver la cruda desnudez de los hechos, seguimos hablando de la democracia como si se tratase de algo vivo y actuante, cuando de ella nos queda poco más que un conjunto de formas ritualizadas, los inocuos pasos y los gestos de una especie de misa laica. Y no nos percatamos, como si para eso no bastase con tener ojos, de que nuestros Gobiernos, esos que para bien o para mal elegimos y de los que somos, por lo tanto, los primeros responsables, se van convirtiendo cada vez más en meros comisarios políticos del poder económico, con la misión objetiva de producir las leyes que convengan a ese poder, para después, envueltas en los dulces de la pertinente publicidad oficial y particular, introducirlas en el mercado social sin suscitar demasiadas protestas, salvo las de ciertas conocidas minorías eternamente descontentas.
¿Qué hacer? De la literatura a la ecología, de la guerra de las galaxias al efecto invernadero, del tratamiento de los residuos a las congestiones de tráfico, todo se discute en este mundo nuestro.
Pero el sistema democrático, como si de un dato definitivamente adquirido se tratase, intocable por naturaleza hasta la consumación de los siglos, ése no se discute. Mas si no estoy equivocado, si no soy incapaz de sumar dos y dos, entonces, entre tantas otras discusiones necesarias o indispensables, urge, antes de que se nos haga demasiado tarde, promover un debate mundial sobre la democracia y las causas de su decadencia, sobre la intervención de los ciudadanos en la vida política y social, sobre las relaciones entre los Estados y el poder económico y financiero mundial, sobre aquello que afirma y aquello que niega la democracia, sobre el derecho a la felicidad y a una existencia digna, sobre las miserias y esperanzas de la humanidad o, hablando con menos retórica, de los simples seres humanos que la componen, uno a uno y todos juntos.
No hay peor engaño que el de quien se engaña a sí mismo. Y así estamos viviendo. No tengo más que decir. O sí, apenas una palabra para pedir un instante de silencio. El campesino de Florencia acaba de subir una vez más a la torre de la iglesia, la campana va a sonar. Oigámosla, por favor.
Por José Saramago
Fuente: Argenpress Cultural
lunes, 12 de julio de 2010
Nueva sección: ¿a ver qué opinaba?


Ya lo decía el sabio de Fernando Último:
¡Qué lindo es dar buenas noticias!
Ahí va una:
"Nokia comienza a fabricar celulares inteligentes en Tierra del Fuego"
La entrada en vigencia del llamado “impuesto tecnológico” en diciembre sigue impulsando la producción de más artículos en Tierra del Fuego, bajo la Ley de Promoción Industrial. Además de monitores, alentó la fabricación de celulares en la Isla.
Y esta también:
"Siete millones de celulares fabricados en Argentina"
Son las estimaciones de la cámara argentina de productos electrónicos. El 70 por ciento de los teléfonos se fabricarán en Tierra del Fuego, gracias a las exenciones impositivas.
Pero... ¿a ver qué opinaba?
Fernando A. Iglesias (Diputado de la Nación, Coalición Cívica):
...Y ha sido también el concepto anacrónico, no industrial sino industrialista, de que la forma de producción de riqueza sigue siendo el trabajo físico repetitivo el que aún amenaza aplicar un impuestazo tecnológico que subirá los precios de todos los insumos TIC, aumentará el gap digital, disminuirá la competitividad de todos los sectores ligados a la sociedad de la información y afectará gravemente todas las formas de producción de riqueza basadas en el trabajo intelectual creativo. Todo ello, a cambio de una supuesta protección para algunos pocos puestos de trabajo de tipo manufacturero...
Che... que tipo brillante este Iglesias...
martes, 22 de junio de 2010
Al Centro Y Adentro Games, hoy: Buscando al zurdo

Equipo: Consenso (de Washington)
De "izquierda" a derecha: DROMI, LIFCHITZ, BERGOGLIO, DE NARVAEZ Y SANZ.
Objetivo del juego: Encontrar al zurdo del equipo. (No se admiten a los que utilizan la izquierda para el remate del Estado).
Premio: Un fin de semana de consenso para privatizar otro espacio público de Rosario (últimos ganadores: Aldo Lattuca, Torres Maui y Forum logrando toda la costa "ganada" al río)
Auspicia: Municipalidad de Rosario (con terrenos fiscales)