¡Por fin! ¡Quedó frito!

Este mediodía se hizo JUSTICIA. El ex subcomisario y intendente de Escobar, Provincia de Buenos Aires, Luis Abelardo ha quedado detenido por la causa de privación ilegitima de la libertad y las desapariciones de Gastón Goncalvez, Diego Muñiz Barreto y Carlos Souto durante la última dictadura. El ex candidato a gobernador de dicha provincia en las últimas elecciones (valga aclarar que no llegó al 1% de los votos) es ahora si tratado por la Justicia Federal como debía serlo antes de gobernar la ciudad de Escobar y presentarse para los comicios, tanto en calidad de candidato a diputado nacional como a gobernador por el Estado más importante del país.
Como cita el diario Página 12: “Al momento del secuestro, tortura y asesinato de Goncalvez y su esposa en el '76, Patti se desempeñaba como oficial subinspector de la comisaría de Escobar.”
“Según testigos de la causa, antes de ser asesinado, Goncalves fue torturado en esa comisaría bonaerense, con la participación directa de Patti, y su cadáver y el de otros militantes fue abandonado el 2 de abril de 1976 en el paraje "El Cazador", sobre la ruta 4, según surge de las pruebas de la causa.”
Lui Patti, el hombre de la picana y la mano dura, aquél que cuando era intendente no permitía que los jóvenes se besaran en las plazas públicas. Un verdadero tirano que pudo seguir ejerciendo su crueldad en tiempos democráticos gracias a las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Ya no es más respaldado por la Iglesia Católica ni por el establishment, claro ya no tiene poder y a la oligarquía local no le interesa más sus servicios. Por suerte esta vez la Justicia se hizo presente, la lucha permanente e inclaudicable en dignidad y principios de los organismos de Derechos Humanos (Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo e H.I.J.O.S.)- acompañada por la gestión de un gobierno nacional decidido a acabar con la impunidad del terrorismo de Estado-, tuvo un resultado saludable y auspicioso para los destinos de la Nación toda.
Brindemos por otro genocida en la cárcel, fuera de todo ámbito de representatividad demócratica.
Por Molko Rex.