Por estas horas se habla en los grandes medios de comunicación de una posible guerra sudamericana, entre Colombia por un lado, versus Ecuador y Venezuela, por el otro. Esto, tras la muerte de un cabecilla de las Farcs, Raúl Reyes (número dos de dicha organización guerrillera) en territorio ecuatoriano a mano de las milicias colombianas. Hubo violación del suelo ecuatoriano por parte de las tropas colombianas, se trasgredió el tratado del respeto por la soberanía territorial que tiene toda nación. El gobierno colombiano actuó como lo hace generalmente se patrón, el gobierno norteamericano, hablamos de invadir tierras ajenas. A causa de esto reaccionó el primer mandatario ecuatoriano, Rafael Correa, y posteriormente, su par, el presidente venezolano Hugo Chávez. Nos encontramos ante el enfrentamiento de dos posturas ideológicas antagonistas, una la que representa el gobierno colombiano, que es la visión yanqui de cómo deben portarse las colonias del norte; y la otra es el paradigma de la unidad latinoamericana en contra de los intereses imperialistas de Estados Unidos y Europa central, que encarnan los mandatarios de Venezuela, Cuba, Bolivia, y también apoyan Argentina y Brasil.
Colombia usurpó los límites geográficos, un comportamiento que asimila al del Estado de Israel en Medio Oriente en desmedro de la paz de los palestinos. Colombia es aliada del terrorismo de Bush y sus republicanos, es la expresión de una sociedad de derecha fuertemente militarizada, que propicia el horror en la región y es la puerta de entrada que tienen los norteamericanos para volver a instalar sus tropas en territorio sudamericano, una remake del Plan Cóndor de los años setenta que promovió los golpes de Estado en todo el Cono Sur. Como expresará el ex presidente cubano Fidel Castro, detrás de las acciones bélicas colombianas están nuevamente los yanquis, para generar caos, violencia, mayor desigualdad, pobreza y miseria en el sur del continente americano.
Cada cosa en su debido lugar significa que los países con gobiernos democráticos y populares, en este caso Ecuador y Venezuela, más sus vecinos- en especial, por su peso dentro de la región- Argentina y Brasil, aíslen diplomáticamente a la Colombia fascista de Uribe, asociada a Norteamérica. Ya que en realidad, los jefes de Estado colombiano y estadounidense son los verdaderos auspiciantes del narcotráfico y el terrorismo.
Por Molko Rex
martes, 4 de marzo de 2008
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