Hoy se cumplen 35 años de aquel terrorífico 11 de septiembre chileno, fecha en la cual los argentinos festejamos el día del Maestro, en honor a Domingo Faustino Sarmiento, y los norteamericanos recuerdan a las víctimas de la caída de las torres gemelas neoyorquinas.
El virulento Golpe de Estado en el país andino, encabezado por el asesino Augusto Pinochet, fue el preludio a la más atroz y sangrienta dictadura que se produjera en nuestras tierras y que tuviera como principales protagonistas a Videla, Massera, Viola, Martínez de Hoz. Todo esto, dentro del marco del Plan Cóndor que pergeñaran los yanquis para terminar con la “subversión” en las naciones del Cono Sur e imponer la democracia occidental como bien vienen realizando en Afganistán e Irak.
Salvador Allende, entonces Presidente de Chile, pensó y llevó a cabo una revolución pacífica que duró tres años (de 1970 a 1973), fue, verdaderamente, el líder revolucionario latinoamericano más democrático que existiera en el continente, porque a la democracia política le sumó la social y la económica. Tuvo que enfrentarse al gran imperio estadounidense y a las facciones internas conservadoras que, desde el primer momento, hicieron lo imposible para desestabilizar y voltear al gobierno socialista que triunfara ampliamente en las urnas a través del sufragio obligatorio, universal y secreto.
Allende impulsó la reforma agraria y la distribución de las riquezas para establecer el Estado de Bienestar, estatizó el cobre, principal motor de la economía chilena, algo que ni siquiera el propio Pinochet pudo alterar y volver a privatizar. Hay que aclarar que en Chile, la tiranía pinochetista se encargó de hacer las reformas neoliberales, que acá en Argentina fueron producto de la factoría mememista, a principios de la última década del siglo pasado.
La razón instrumental imperialista, impuesta en los años setenta, destruyó durante los años setenta todas las vías factibles de cambio y progreso humanista en las zonas más vulneradas del continente americano. Las naciones que estaban encaminadas al desarrollo y a la autonomía fueron arrojadas al vacío, sin ahorros de sangre. La violencia física (empero, también simbólica) y la violación del patrimonio nacional fueron marca registrada de ese período histórico. Los militares, sirvientes de las clases dominantes, hicieron el trabajo pesado y actuaron bestialmente, pero esta bestialidad estuvo racionalmente planificada. Estuvieron estrictamente preparados para cometer esas atrocidades, sabían perfectamente lo que hacían. No hay “obediencia debida” que pueda justificar esto.
Con la caída de Allende comenzó el fin del sueño latinoamericano, de la segunda independencia, de la concreción de la Patria Grande que imaginó Simón Bolívar. El socialismo de estas pampas devino conservadurismo. Ahora, el Partido Socialista chileno no tiene nada que envidiarle a su par, la Democracia Cristiana, que apoyó al dictador afín a la corona británica, sus diferencias son muy leves.
En la actualidad, la sociedad chilena está dividida en dos, entre pinochetistas y antipinochestistas, o sea, entre fascistas y demócratas. Aunque estos últimos ya no son tan igualitaristas como en las épocas de ese honorable Salvador de la América profunda, de los eternos humillados. En Bolivia, pasa algo similar, los ricos y poderosos no soportan un gobierno popular, y no van a parar hasta derrocarlo y restaurar la mercadocracia. Le élite blanca y civilizada, con la ayuda del Norte opulento, volverá a domar a las fieras salvajes. Porque, ¿qué pretenden estos indios? ¿darnos ordenes a nosotros, que somos seres superiores? Claro, todos somos iguales, aunque hay algunos que son más iguales que otros ante la City, la Metrópolis.
Nuestro deber como ciudadanos, que aún pretenden ser libres y soberanos, es no olvidar que poco más de tres décadas atrás, hubo posibilidades reales de generar un mundo más justo y digno para las mayorías que hoy se ven postergadas y ninguneadas. Horrorosamente, el monstruo genocida nos pasó por encima. Sin embargo, el legado del ideario libertario aún resuena en las luchas populares que se continúan dando en la región, desde las prácticas gubernamentales en países como Bolivia, Ecuador, Paraguay y Venezuela (Brasil, Chile y Uruguay en menor medida) hasta las resistencias de los maltratados de siempre, que son los sectores más empobrecidos que brillan por su gran numerosidad.
Por Mauro Reynaldi.
Salvador Allende, entonces Presidente de Chile, pensó y llevó a cabo una revolución pacífica que duró tres años (de 1970 a 1973), fue, verdaderamente, el líder revolucionario latinoamericano más democrático que existiera en el continente, porque a la democracia política le sumó la social y la económica. Tuvo que enfrentarse al gran imperio estadounidense y a las facciones internas conservadoras que, desde el primer momento, hicieron lo imposible para desestabilizar y voltear al gobierno socialista que triunfara ampliamente en las urnas a través del sufragio obligatorio, universal y secreto.
Allende impulsó la reforma agraria y la distribución de las riquezas para establecer el Estado de Bienestar, estatizó el cobre, principal motor de la economía chilena, algo que ni siquiera el propio Pinochet pudo alterar y volver a privatizar. Hay que aclarar que en Chile, la tiranía pinochetista se encargó de hacer las reformas neoliberales, que acá en Argentina fueron producto de la factoría mememista, a principios de la última década del siglo pasado.
La razón instrumental imperialista, impuesta en los años setenta, destruyó durante los años setenta todas las vías factibles de cambio y progreso humanista en las zonas más vulneradas del continente americano. Las naciones que estaban encaminadas al desarrollo y a la autonomía fueron arrojadas al vacío, sin ahorros de sangre. La violencia física (empero, también simbólica) y la violación del patrimonio nacional fueron marca registrada de ese período histórico. Los militares, sirvientes de las clases dominantes, hicieron el trabajo pesado y actuaron bestialmente, pero esta bestialidad estuvo racionalmente planificada. Estuvieron estrictamente preparados para cometer esas atrocidades, sabían perfectamente lo que hacían. No hay “obediencia debida” que pueda justificar esto.
Con la caída de Allende comenzó el fin del sueño latinoamericano, de la segunda independencia, de la concreción de la Patria Grande que imaginó Simón Bolívar. El socialismo de estas pampas devino conservadurismo. Ahora, el Partido Socialista chileno no tiene nada que envidiarle a su par, la Democracia Cristiana, que apoyó al dictador afín a la corona británica, sus diferencias son muy leves.
En la actualidad, la sociedad chilena está dividida en dos, entre pinochetistas y antipinochestistas, o sea, entre fascistas y demócratas. Aunque estos últimos ya no son tan igualitaristas como en las épocas de ese honorable Salvador de la América profunda, de los eternos humillados. En Bolivia, pasa algo similar, los ricos y poderosos no soportan un gobierno popular, y no van a parar hasta derrocarlo y restaurar la mercadocracia. Le élite blanca y civilizada, con la ayuda del Norte opulento, volverá a domar a las fieras salvajes. Porque, ¿qué pretenden estos indios? ¿darnos ordenes a nosotros, que somos seres superiores? Claro, todos somos iguales, aunque hay algunos que son más iguales que otros ante la City, la Metrópolis.
Nuestro deber como ciudadanos, que aún pretenden ser libres y soberanos, es no olvidar que poco más de tres décadas atrás, hubo posibilidades reales de generar un mundo más justo y digno para las mayorías que hoy se ven postergadas y ninguneadas. Horrorosamente, el monstruo genocida nos pasó por encima. Sin embargo, el legado del ideario libertario aún resuena en las luchas populares que se continúan dando en la región, desde las prácticas gubernamentales en países como Bolivia, Ecuador, Paraguay y Venezuela (Brasil, Chile y Uruguay en menor medida) hasta las resistencias de los maltratados de siempre, que son los sectores más empobrecidos que brillan por su gran numerosidad.
Por Mauro Reynaldi.
4 comentarios:
Me acuerdo como si fuera hoy. Yo tenía 23 años... y toda la esperanza puesta en el 3º gobierno peronista.
Sí... tenés razón: es un monstruo grande y pisa fuerte...
Hoy se recuerda una fecha triste... en años anteriores supe que los ex generales chilenos se trasladaban hasta la residencia del ex dictador Augusto Pinochet, para saludarlo y reivindicar el golpe de 1973.
¿Se dan cuenta que nuestro País ha evolucionado mejor? Prácticamente no hay quienen defiendan a los protagonistas del poder de facto en Argentina...
Saludos!
Cada vez más interesante este blog...
Sí Mona! Los argentinos nos vivimos quejando pero acá a los genocidas se los juzgó ni bien recomenzada la democracia, lástima después las leyes de impunidad. Hay que decir que fue muy valioso y corajudo lo de Alfonsín, pienso que las mencionadas leyes lo excedieron a él. Si bien tuvo responsabilidad en ello, es más fácil echarle la culpa por la triste frase "la casa está en orden". Habría que detenerse a pensar un poco más para ver, en realidad,cuánto margen de maniobra tenía el ex líder radical para actuar, y no terminar como sus antiguos correligionarios. Y además, ¿cuánto era el apoyo real de la ciudadanía? Porque ahora somos todos democráticos, pero en su momento muchos sostenían religiosamente la "teoría de los dos demonios". Con respecto a Chile, indigna el hecho de que gran parte de la población siga reivindicando al criminal Pinochet. Pero su dictadura fue más larga, y por ende, dejó mayores secuelas. Pinochet hizo lo mismo que Menem acá, hacerles creer a los chilenos que eran parte del primer mundo, que da lo mismo un chileno que un yanqui. Y los socialistas de ese país son muy lights, están muy esquizofrénicos. Han hecho poco por la memoria de Allende, sobretodo aliándose a los democristianos en la llamada Concertación (similar a la Alianza Frepaso- UCR que aquí tampoco se preocupó bastante por los DH cuando fueron gobierno)
Saludos.
Mauro,
ACYA
TE PARECE MAURO QUE AHORA SOMOS TODOS DEMOCRATICOS? A LAS 23 HS DEL DIA DESPUES DE LO DE BOLIVIA VENEZUELA ETC
AHORA VIENEN POR NOSOTROS
DE ANGELI ,N CASTRO ,GRUPO CLARIN ,BUSSI, MACRI,DUHALDE CARRIO ,UCR HISTORICA ETC ETC YA OLIERON SANGRE Y VAN POR ELLA HACIA EL AROMA DEL DINERO QUE ES LO UNICO QUE PRIVA SOBRE TODO LO DEMAS
CHICOS ESTOS MOMENTOS YA LOS VIVIMOS UDS(LOS JOVENES) SON LOS UNICOS QUE PUEDEN VENCER EL ODIO
Sí, es así, ya lo vimos durante el lockout patronal. Los propietarios del país quieren volver al neoliberalismo más extremo. Si fracasan Evo, Chávez, Correa y, hasta diría, Cristina, que no es de izquierda, la derecha va a arrasar con todo, ya no necesitan a los militares, cuentan con sus agentes mediáticos y con el egoísmo e individualismo infaltable de las clases medias y pudientes.
Saludos.
Mauro.
ACYA
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