¿Qué le acontece al rey de la selva capitalista? Se vienen a pique, una por una, todas las teorías del libremercado que, desde los años setenta tras la crisis del petróleo, hacen gala de la sana competencia empresarial en un mundo civilizado que ha eliminado, fortuitamente, el fantasma del comunismo (únicamente queda esa islita caribeña de azucareros).
Ahora, ¿quién lo hubiera pensado?, Su Majestad Estados Unidos de América se encuentra golpeada a causa del derrumbe estrepitoso de su sistema financiero. Los devenidos populistas de la administración Bush han salido al rescate de la banca privada. El Estado (¡que horror!) debe intervenir en la economía, regular el mercado. Toda una herejía en los tiempos posmodernos hegemonizados por el paradigma neoliberal.
Los profetas del neoliberalismo, sostienen que hay que “llevar tranquilidad a los mercados”. Hay mucho nerviosismo, pues, se aproxima el fin de la humanidad si el sistema capitalista, en su fase de “libertad comercial absoluta”, no halla una salida positiva a la crisis financiera que emerge de la potencia más grande del planeta.
Esa “mano invisible” que orienta nuestras vidas está arruinando también el sueño de los ricos. Los dueños de la economía mundial han creado su propio Frankestein, el monstruo se apoderó de su creador y no hay nadie lo controle. Por algo será. Y pensar que los mismos generadores de cataclismos financieros son quienes dan lecciones a los mandatarios de los países periféricos sobre cómo gobernar y administrar una nación. Pero, lamentablemente, todavía gozan de sobrada impunidad, aunque sus políticas fracasen por enésima vez.
Entonces, quedémonos tranquilos, nuestra barbarie no tiene mucho que envidiarle a la civilización primermundista.
Por Mauro Reynaldi
jueves, 18 de septiembre de 2008
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