"Cambiar algo para no cambiar nada", para que todo siga igual. Esta es la idea que aparece representada en la célebre novela intitulada El Gatopardo (1957) del italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa, y que fuera llevada exitosamente a la pantalla grande por Luchino Visconti en el año 1963.
Está pasando el temblor en la City norteamericana. El presidente en retirada, George W. Bush se disfrazó de estadista keneysiano para realizar el salvataje (dicho sea de paso, el más grande de la historia financiera mundial) de algunos bancos amigos del Tesoro estadounidense. Lo peor ya sucedió, seguramente el sistema saldrá a flote, y volverá a brillar como el sol que ilumina todas nuestras almas. La administración republicana por una cuestión de vida o muerte, tuvo que abandonar repentinamente su marcha neoliberal para retomar, por algunas horas, el pensamiento de John Maynard Keynes y la obra efectuada por el ex gobernante Franklin Roosevelt, quien sacará a Estados Unidos de la gran depresión de 1929 aplicando las políticas que proponía el mencionado economista. Verán que estos sacudones que se dieron dentro del Imperio fueron sólo para entretenernos a nosotros, los mortales de la periferia. Fue una imitación del cine catástrofe que suele ofrecer Holliwood.
En la Argentina, ocurre algo similar, los dirigentes de las distintas esferas de la vida pública, destacados por su férrea oposición al kirchnerismo, ya no saben qué hacer para llamar aún más la atención. Como no se les cae una idea, acuden a cualquier tipo de alianza, aunque está no sobreviva más de un día. Los podemos definir como políticos nómades, sus asociaciones son efímeras como líquido es su pensamiento. Todo se termina desvaneciendo en el aire mediático. Ejemplos: vemos al minga De Angeli primero con Carrió y después con el ex senador Duhalde; a Eduardo Buzzi abrasándose con Claudio Lozano y alabando a Pino Solanas, para acto seguido reconocer la alta capacidad de liderazgo del marido de Chiche González, y más tarde señalar que Cleto Cobos es una buena opción para las próximas elecciones presidenciales, que tendrían que ser ya el año que viene, no en el 2011; y por último, me faltaba afirmar la empatía entre dos ex enemigos como el gobernador socialista Hermes Binner y el automovilista sojero Carlos Reutemann. El Partido Socialista Popular y los referentes del PJ santafesino disidentes del gobierno nacional, unidos fraternalmente.
¿No es gracioso, muy divertido de observar, que quepan en una misma bolsa miembros de la CTA como Lozano y De Genaro, Pino Solanas, la veleidosa Federación Agraria, la Coalición Cívica purificadora de Elisa Carrió, el Pejotismo leal de Eduardo Duhalde y los Rodríguez Saa, el socialismo blanco de la provincia de Santa Fe, Luis Juez, Jorge Lanata, Mariano Grondona, etc.?
Todos se reciclan, no es el peronismo el único movimiento ecléctico. La oposición variopinta tiene para todos los gustos, excepto coherencia. Es la gata flora que nunca está conforme con nada, ni siquiera cuando hacen cosas favorables a ella. Eso si, a ningún opositor nunca le va faltar laburo, siempre habrá algún hueco donde meterse y escupir contra la democracia real, esa de la que tanto habla pero, a la vez, rechaza cuando gobernantes de distinto signo político intentan realizarla, al menos en sus formas.
Por Mauro Reynaldi
Está pasando el temblor en la City norteamericana. El presidente en retirada, George W. Bush se disfrazó de estadista keneysiano para realizar el salvataje (dicho sea de paso, el más grande de la historia financiera mundial) de algunos bancos amigos del Tesoro estadounidense. Lo peor ya sucedió, seguramente el sistema saldrá a flote, y volverá a brillar como el sol que ilumina todas nuestras almas. La administración republicana por una cuestión de vida o muerte, tuvo que abandonar repentinamente su marcha neoliberal para retomar, por algunas horas, el pensamiento de John Maynard Keynes y la obra efectuada por el ex gobernante Franklin Roosevelt, quien sacará a Estados Unidos de la gran depresión de 1929 aplicando las políticas que proponía el mencionado economista. Verán que estos sacudones que se dieron dentro del Imperio fueron sólo para entretenernos a nosotros, los mortales de la periferia. Fue una imitación del cine catástrofe que suele ofrecer Holliwood.
En la Argentina, ocurre algo similar, los dirigentes de las distintas esferas de la vida pública, destacados por su férrea oposición al kirchnerismo, ya no saben qué hacer para llamar aún más la atención. Como no se les cae una idea, acuden a cualquier tipo de alianza, aunque está no sobreviva más de un día. Los podemos definir como políticos nómades, sus asociaciones son efímeras como líquido es su pensamiento. Todo se termina desvaneciendo en el aire mediático. Ejemplos: vemos al minga De Angeli primero con Carrió y después con el ex senador Duhalde; a Eduardo Buzzi abrasándose con Claudio Lozano y alabando a Pino Solanas, para acto seguido reconocer la alta capacidad de liderazgo del marido de Chiche González, y más tarde señalar que Cleto Cobos es una buena opción para las próximas elecciones presidenciales, que tendrían que ser ya el año que viene, no en el 2011; y por último, me faltaba afirmar la empatía entre dos ex enemigos como el gobernador socialista Hermes Binner y el automovilista sojero Carlos Reutemann. El Partido Socialista Popular y los referentes del PJ santafesino disidentes del gobierno nacional, unidos fraternalmente.
¿No es gracioso, muy divertido de observar, que quepan en una misma bolsa miembros de la CTA como Lozano y De Genaro, Pino Solanas, la veleidosa Federación Agraria, la Coalición Cívica purificadora de Elisa Carrió, el Pejotismo leal de Eduardo Duhalde y los Rodríguez Saa, el socialismo blanco de la provincia de Santa Fe, Luis Juez, Jorge Lanata, Mariano Grondona, etc.?
Todos se reciclan, no es el peronismo el único movimiento ecléctico. La oposición variopinta tiene para todos los gustos, excepto coherencia. Es la gata flora que nunca está conforme con nada, ni siquiera cuando hacen cosas favorables a ella. Eso si, a ningún opositor nunca le va faltar laburo, siempre habrá algún hueco donde meterse y escupir contra la democracia real, esa de la que tanto habla pero, a la vez, rechaza cuando gobernantes de distinto signo político intentan realizarla, al menos en sus formas.
Por Mauro Reynaldi
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