¿Por qué será que nos parece tan real Pomelo? ¿Cuánto rockero argentino está representado por el personaje compuesto por el comediante Diego Capussotto para su Peter Capussotto y sus videos? Podemos dar algunos ejemplos, desde el glam rock hasta el rock barrial no se salva ninguno, empezando, por supuesto, con Juanse (uno de los que se sintió aludido y ofendido por dicha personificación del capocómico), pero la lista excede al líder de los Ratones Paranoicos. Incluye también a: Adrián Dargelos, Gustavo Cerati, Vicentico, Fito Páez, Charly García, Andrés Ciro, Pity Álvarez, Chizo de La Renga, el cantante de Pier, Fernando Ruiz Díaz, Pato Fontanet, siguen las firmas.
Varios músicos han despreciado o sido indiferentes a la creación de Capussotto y Pedro Saborido. Aunque hay honrosas excepciones como el frontman de Soda Stereo (quien sostuvo en el suplemento No de Página 12 del 20 de diciembre de 2007 que todos los rockeros son un poco Pomelo), Juanchi Baleirón de Los Pericos (mismo diario ídem fecha “todos somos Pomelo”) y Luis Alberto Spinetta (quien reconoció que le gusta el show y se divierte con el personaje, que alude directamente a él, llamado Luis Almirante Brown, mezcla del Flaco en cuanto a lo poético y musical con letras que serían fieles a una agrupación de Cumbia Villera). Esto habla de la falta de sentido del humor que tiene el rock criollo hoy en día. Son muy pocos los que saben reírse de sí mismos y brindar un buen espectáculo.
Lo más curioso, y que resulta destacable de la obra del ex Todo por dos pesos, es que el personaje es más verdadero y mundano que todo el rock hecho en el país, y eso produce cierto resquemor en gran parte del medio. Si las bandas ahora salen de la fábrica MTV o de concursos radiales, entonces esta sátira cítríca es más que auspiciosa y bienvenida para salir de lo trillado y volver a encantarse.
En los años ochenta el rock estaba polemizado, sus referentes más importantes se "batían" a duelos verbales, y se generaba entre ellos una digna competencia para ver quién realizaba la mejor producción, quién era el más original y provocador, y descolocaba a su público sin caer en actos complacientes y demagógicos con el único fin de vender. No, allí se daba un debate de ideas en torno a lo musical, en particular, y a lo estético, en general.
Ahora el rock está pomelizado. Alguien como Diego Capussotto, proveniente del ámbito de la comicidad, con mucha genialidad y conocimiento en la materia, le restituye, parodiándolo, su carácter problemático, el hecho de poder pensarse e indagarse en tanto razón de ser. O sea, tratarse como expresión artística que cuestiona y propende a la ruptura con el orden establecido, con el conformismo, transgrediendo las fronteras de la normalidad.
Lo más curioso, y que resulta destacable de la obra del ex Todo por dos pesos, es que el personaje es más verdadero y mundano que todo el rock hecho en el país, y eso produce cierto resquemor en gran parte del medio. Si las bandas ahora salen de la fábrica MTV o de concursos radiales, entonces esta sátira cítríca es más que auspiciosa y bienvenida para salir de lo trillado y volver a encantarse.
En los años ochenta el rock estaba polemizado, sus referentes más importantes se "batían" a duelos verbales, y se generaba entre ellos una digna competencia para ver quién realizaba la mejor producción, quién era el más original y provocador, y descolocaba a su público sin caer en actos complacientes y demagógicos con el único fin de vender. No, allí se daba un debate de ideas en torno a lo musical, en particular, y a lo estético, en general.
Ahora el rock está pomelizado. Alguien como Diego Capussotto, proveniente del ámbito de la comicidad, con mucha genialidad y conocimiento en la materia, le restituye, parodiándolo, su carácter problemático, el hecho de poder pensarse e indagarse en tanto razón de ser. O sea, tratarse como expresión artística que cuestiona y propende a la ruptura con el orden establecido, con el conformismo, transgrediendo las fronteras de la normalidad.
A volver a seguir disfrutándolo en la pantalla de canal siete, a partir del lunes 22 de septiembre a las 23 horas.
Por Mauro Reynaldi
Por Mauro Reynaldi
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