domingo, 12 de octubre de 2008

Genocidio por el progreso

Genocidio: Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad.
Hasta la Madre Patria y su Real Academia Española le dieron propiedad y nombre al accionar asesino que tuvieron por ejemplo los nazis, las dictaduras latinoamericanas y por supuesto los mismos españoles cuando invadieron el continente americano.

Algunas venas abiertas de América Latina
La palabra "progreso" es una de las muletillas irrefutables que utilizó el capitalismo para justificar su accionar por todo el mundo, pero lamentablemente esa palabra también fue justificadora de matanzas, guerras e invasiones.
Eduardo Galeano nos cuenta algunos progresos (de injusticias, enfermedades y muertes):
Los caballos habían sido, como los camellos, originarios de América 11, pero se habían extinguido en estas tierras. Introducidos en Europa por los jinetes árabes, habían prestado en el Viejo Mundo una inmensa utilidad militar y económica. Cuando reaparecieron en América a través de la conquista, contribuyeron a dar fuerzas mágicas a los invasores ante los ojos atónitos de los indígenas. Según una versión, cuando el inca Atahualpa vio llegar a los primeros soldados españoles, montados en briosos caballos ornamentados con cascabeles y penachos, que corrían desencadenando truenos y polvaredas con sus cascos veloces, se cayó de espaldas 12. El cacique Tecum, al frente de los herederos de los mayas, descabezó con su lanza el caballo de Pedro de Alvarado, convencido de que formaba parte del conquistador: Alvarado se levantó y lo mató13. Contados caballos, cubiertos con arreos de guerra, dispersaban las masas indígenas y sembraban el terror y la muerte. «Los curas y misioneros esparcieron ante la fantasía vernácula», durante el proceso colonizador, «que los caballos eran de origen sagrado, ya que Santiago, el Patrón de España, montaba en un potro blanco, que había ganado valiosas batallas contra los moros y judíos, con ayuda de la Divina Providencia» 14. Las bacterias y los virus fueron los aliados más eficaces. Los europeos traían consigo, como plagas bíblicas, la viruela y el tétanos, varias enfermedades pulmonares, intestinales y venéreas, el tracoma, el tifus, la lepra, la fiebre amarilla, las caries que pudrían las bocas. La viruela fue la primera en aparecer. ¿No sería un castigo sobrenatural aquella epidemia desconocida y repugnante que encendía la fiebre y descomponía las carnes? «Ya se fueron a meter en Tlaxcala. Entonces se difundió la epidemia: tos, granos ardientes, que queman», dice un testimonio indígena, y otro: «A muchos dio la muerte la pegajosa, apelmazada, dura enfermedad de granos 15. Los indios morían como moscas; sus organismos no oponían defensas ante las enfermedades nuevas. Y los que sobrevivían quedaban debilitados e inútiles. El antropólogo brasileño Darcy Ribeiro estima16 que más de la mitad de la población aborigen de América, Australia y las islas oceánicas murió contaminada luego del primer contacto con los hombres blancos.
...
En 1581, Felipe II había afirmado, ante la audiencia de Guadalajara, que ya un tercio de los indígenas de América había sido aniquilado, y que los que aún vivían se veían obligados a pagar tributos por los muertos. El monarca dijo, además, que los indios eran comprados y vendidos. Que dormían a la intemperie. Que las madres mataban a sus hijos para salvarlos del tormento en las minas 43. Pero la hipocresía de la Corona tenía menos límites que el Imperio: la Corona recibía una quinta parte del valor de los metales que arrancaban sus súbditos en toda la extensión del Nuevo Mundo hispánico, además de otros impuestos, y otro tanto ocurría, en el siglo XVIII, con la Corona portuguesa en tierras de Brasil. La plata y el oro de América penetraron como un ácido corrosivo, al decir de Engels, por todos los poros de la sociedad feudal moribunda en Europa, y al servicio del naciente mercantilismo capitalista los empresarios mineros convirtieron a los indígenas y a los esclavos negros en un numerosísimo «proletariado externo» de la economía europea. La esclavitud grecorromana resucitaba en los hechos, en un mundo distinto; al infortunio de los indígenas de los imperios aniquilados en la América hispánica hay que sumar el terrible destino de los negros arrebatados a las aldeas africanas para trabajar en Brasil y en las Antillas. La economía colonial latinoamericana dispuso de la mayor concentración de fuerza de trabajo hasta entonces conocida, para hacer posible la mayor concentración de riqueza de que jamás haya dispuesto civilización alguna en la historia mundial. Aquella violenta marea de codicia, horror y bravura no se abatió sobre estas comarcas sino al precio del genocidio nativo: las investigaciones recientes mejor fundadas atribuyen al México precolombino una población que oscila entre los veinticinco y treinta millones, y se estima que había una cantidad semejante de indios en la región andina; América Central y las Antillas contaban entre diez y trece millones de habitantes. Los indios de las Américas sumaban no menos de setenta millones, y quizás más, cuando los conquistadores extranjeros aparecieron en el horizonte; un siglo y medio después se habían reducido, en total, a sólo tres millones y medio 44. Según el marqués de Barinas, entre Lima y Paita, donde habían vivido más de dos millones de indios, no quedaban más que cuatro mil familias indígenas en 1685. El arzobispo Liñán y Cisneros negaba el aniquilamiento de los indios: «Es que se ocultan -decía- para no pagar tributos, abusando de la libertad de que gozan y que no tenían en la época de los incas» 45.

11 Jacquetta Hawkes, Prehistoria, en la Historia de la Humanidad, de la UNESCO, Buenos Aires, 1966.
12 Miguel León-Portilla, El reverso de la Conquista. Relaciones aztecas, mayas e incas, México, 1964.
13 Miguel León-Portilla, op. cit.
14 Gustavo Adolfo Otero, Vida social en el coloniaje, La Paz, 1958.
15 Autores anónimos de Tatlelolco e informantes de Sahagún, en Miguel León-Portilla, op. cit.
16 Darcy Ribeiro, Las Américas y la civilización, tomo I: La civilización occidental y nosotros. Los pueblos testimonio, Buenos Aires, 1969.
43 John Colfier, The Indians of America, Nueva York, 1947.
44 Según Darcy Ribeiro, op. cit., con datos de Henry F. Dobyns, Paul Thompson y otros.
45 Emilio Romero, Historia económica del Perú, Buenos Aires, 1949.

La cantidad de atrocidades que sufrieron las etnias indígenas autóctonas de América son incontables, y a pesar de libros e investigaciones que comprobaron el etnocidio todavía seguimos debatiendo si los pocos pueblos originarios que subsistieron deben reclamar tierras que les pertenecen ancestralmente. Y lo que es más vergonzoso nos alarmamos porque hay en Bolivia un presidente indígena o porque en el imperio norteamericano tiene posibilidades un candidato negro.
La razón de escribir en primera persona del plural es porque nosotros los de clase media (que igualmente no es una condición uniforme y homogénea) siempre tuvimos reticencias al otro, al distinto. Prejuiciamos ante un robo, ante un piquete que no esté organizado por gente como uno y frente a problemáticas como inseguridad y desocupación. Nos inquietamos cuando llegan los colectivos con personas que vienen desde el norte expulsadas por el avance de la soja y por el olvido gubernamental porque luego van a arruinar nuestro bello paisaje ciudadano con sus precarias construcciones viviendo hacinados en sus humildes ranchos. Sin olvidar que habíamos apoyamos marchas de gente linda en 4X4 llenando el Monumento a la Bandera para poder seguir "produciendo" más y más soja.
Aunque estemos orgullosos y queramos hacer valer nuestra descendencia europea siempre vamos a tener algo de esas etnias, o por el mestizaje de nuestra sangre o por la usurpación de nuestros antecesores. Y hoy 12 de octubre de 2008 es un buen momento para rendirle homenaje a esos pueblos aborígenes que no pudieron llegar a demostrar hasta donde llegaba su progreso, los invasores ya demostraron los genocidios que son capaces de provocar para conseguir el suyo.

Por Coco Alvarez

9 comentarios:

johnny monsanto dijo...

ACyA, que raro siempre en sus comentarios algún palito para el campo, por que no se mudan a Alemania o al Japón y alli vivirán en una sociedad industrial en serio, no como la de aqui, que por lo general son industrias obsoletas e industriales millonarios, fuera de eso muy de acuerdo con su comentario y su justa reivindicación por los pueblos originarios. Hasta cuando va a estar ese horrible monumento del genocida en Bariloche?

. dijo...

Excelente relato, en verdad no se porque seguimos festejando tan horrible jenocidio; seria como elegir una fecha para festejar la matanza de judios por Hitler; o de tantos argentinos por los militares y sus socios de la sociedad rural.

Al centro y adentro dijo...

johnny ¿no laburarás para Monsanto? En este caso más que al campo le quise pegar a la clase media de mis coterráneos rosarinos que se quejan de los chaqueños que vinieron en los últimos años expulsados de sus tierras con un grado de racismo alarmante. Claro con el acto del Monumento me dieron ganas de hacer cambio de domicilio a otra ciudad.
Gracias Mona como siempre y saludos Aliro Ramos, te sumamos a recomendados.

johnny monsanto dijo...

ACYA: en realidad no trabajo para Monsanto, sino que vendo insumos que tienen la tecnología genética que nos provee esta prestigiosa firma, que contribuyó entre otras cosas a desarrollar la siembra directa, con los beneficios en el control de la erosión hídrica y eólica en los suelos, a acrecentarla producción de soja y maiz hasta triplicar la de esta leguminosa en 10 años, con el consiguiente beneficio económico para el pais que cuenta gracias a ello con el polo industrial aceitero mas grande del mundo en tu ciudad y que permitió entre otras cosas a la acumulación de reservas a este gobierno gracias a las retenciones que permite entre otras cosas, a comprar voluntades de gobernadores, intendentes, etc.Interesante,no?

Al centro y adentro dijo...

Muy interesante, bueno muy sabido todo lo que contaste. Pero parece una gacetilla de las multinacionales del cordón industrial donde se alaban todo el tiempo, claro que no cuentan como están desvastando los suelos, como manejan el hambre del mundo por ejemplo. En cuanto a lo de las retenciones no te creas que es tan fácil, las voluntades por lo que aconteció en el congreso con el voto no positivo no se hicieron sentir. No hay verdades absolutas tan simples, pero ya que coincidís con lo del genocidio en América ¿Te pensás que dejamos de estar colonizados? Me parece incompatible (a mi entender) estar obnubilado con la "prestigiosa" firma Monsanto y hablar de independencia latinoamericana.
Claro que es sólo mi opinión.
Saludos johnny y gracias por pasar a debatir.

johnny monsanto dijo...

estimado, me parece que se puede estar de acuerdo con la reivindicaciones delos pueblos originarios y también con los avances en bioingenieria, mas cuando esto trae aparejado la producción de alimentos o biocombustibles.Creo que estar en contra de ello es como denostar a un laboratorio de medicamentos por ser multinacional y negarse a la entrada de sus productos ya probados. Monsanto, como muchas es una multinacional, como las hay de origen argentino, caso SIDOR en Venezuela, que fue nacionalizada por Chávez, sin quejas por parte de nuestro gobierno.

Anónimo dijo...

JOHNNY EN ALEMANIA " NO HAY " NO SE CONSIGUE EL "GLIFOSATO" POR ESO ESTAMOS AQUI SOMOS "ADICTOS" AL ROUNDAP IGUAL QUE LOS VIETCONG AL "NAPALM"
PD DIGAMOS QUE LOS HABITANTES DE DÜSSELDORF.COLONIA O TOKIO CONTAMINAN MAS QUE LOS TOBAS,COYAS O MATACOS Y NADIE LOS QUIERE HACER DESAPARECER DE LA FAZ DE LA TIERRA CON AGROQUIMICOS

johnny monsanto dijo...

En Alemania, los trigos y la cebada cervecera, que son dos cultivos muy importantes, llevan 1 aplicació de herbicidas y 3 aplicaciones de fungicidas por la humedad del ambiente y le puedo asegurar que se siembra hasta el costado de las casas para no desperdiciar espacio.Si no se consigue glifosato es por que no se realiza siembra directa.
Aufwiedersehen

Unknown dijo...

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