Chau dengue, chau inseguridad, chau candidaturas "testimoniales". Ahora la culpa de todo la tiene el chanchito, su gripe invadió México, acecha a Estados Unidos y parece dirigirse hacia nuestros pagos. Desde Al Centro y Adentro no sabemos aún que vacuna ponernos, especulamos con que también caigan la fiebre amarilla, el sarampión, la rubéola, cualquier enfermedad que altere nuestro alto bienestar social.
Por su parte, el clima electoral le pone el frío que le falta a este otoño primaveral que estamos viviendo. El Kirchnerismo va con lo que tiene, o sea, hace culto a la redundancia. No hay nombres nuevos, excepto la actriz "Nacha" Guevara que irá en la lista que encabeza el "pingüino" Néstor a diputados nacionales por la Provincia de Buenos Aires. La oposición, inclinada claramente (sin ningún lugar a dudas) a la derecha no presenta otra cosa que su desprecio hacia el mínimo intento de tocar un poco la injustísima redistribución de las riquezas. Tanto la alianza Pro- neoduhaldismo como la coalisión entre radicales, socialistas y el partido de Elisa Carrió, se orientan a resucitar el arcaico modelo neoliberal que "brillara" durante la década de 1990, y que aún no ha sido superado, más allá de la retórica populista que esboza el oficialismo.
Los K salen a la cancha con lo que les queda, ante una "opinión pública" adversa -que es en realidad el sentido común de los sectores medios que se dejan llevar por el discurso conservador de los oligopolios de la comunicación, de las clases populares no conocemos nada porque la prensa no se ocupa, salvo para hacer ver que los pobres son todos delincuentes-.
La derecha sin disimular roga por dejar nuevamente todo en manos del Mercado. Por ende, nada de cambiar la obsoleta ley de Radiodifusión, nada de afectar las ganancias de la oligarquía agropecuaria. Continuar con la sojización que está destruyendo el suelo argentino y atender cada uno de los reclamos del FMI y los demás organismos internacionales.
Volver a darle de comer a los chanchos es la consigna de estas elecciones. Los problemas de las mayorías todavía no están resueltos y las posturas más retrógradas, reaccionarias, están copando el espacio público otra vez, como en los noventa.
Por Mauro Reynaldi
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