Este texto que redacto tiene como objetivo abrir un debate amplio a propósito del envío de la nueva ley de servicios de comunicación audiovisual al Parlamento por parte del Ejecutivo. Andaba con ganas de expresarme, sin ánimos de complacer a nadie en particular, acerca de este proyecto y la función de los periodistas y comunicadores.
Como siempre haciéndome cargo de las opiniones que vierto en este sitio alternativo- aclaro que alternativo en el sentido de que por publicar aquí, los integrantes de ACyA no recibimos ni un centavo, lo hacemos simplemente por amor a esta devaluada profesión llamada periodismo, devaluada en el sentido de que la mayoría de la gente que se dedica a este oficio lo hace ad honorem y aquí no hay ley ni proyecto que contemple que todo aquel que trabaja en los medios debería tener obligatoriamente un salario digno como el de cualquier otro laburante- . Claro, gracias a la concepción de los empresarios propietarios de medios y del gran conjunto de la sociedad que ha tomado este hecho como natural, es poca la gente que se desempeña en los ámbitos comunicacionales y cobra un sueldo acorde al mercado laboral. Sonará ridículo pero generalmente, para formar parte de los mass media hay que pagar. Hay que "bancar" el espacio.
Se entiende, como sentido común arraigado en la sociedad, que la comunicación social no es una profesión sino un oficio. Por ende, da lo mismo tener o no tener un diploma, haberse formado y recibido en las carreras de periodismo o ciencias de la comunicación. Cualquiera sin formación puede ejercer en los medios. Es decir, no hay título habilitante, excepto en la locución. Nos encontramos corrientemente con que los locutores se desempeñan en labores propias de los periodistas. No hace falta estudiar periodismo o comunicación, si tenés el título de locutor podés ejercer sin problemas. Esto hace a la buena o mala calidad del empleo, a cómo y desde dónde se comunica, se informa. Estamos agobiados por too much information que oculta o tergiversa gran parte de lo que ordinariamente conocemos como la realidad cotidiana.
Más allá de las diferentes ideologías de los comunicadores, se nota que la labor mayoritariamente es de baja rigurosidad periodística. La idoneidad es uno de los aspectos que se ha dejado de lado. Se escribe y se habla mal. De esto son muy pocos los que están exentos. La mediocridad nos envuelve a todos. No hay gran preocupación por capacitarse, para mejorar el lenguaje, siendo más creativos y afrontando riesgos.
Actualmente ocurre que una misma persona que trabaja dentro de uno de estos emporios mediáticos que concentran la comunicación, puede laburar al mismo tiempo en la radio, en la señal de televisión, en el diario y en la revista de este grupo. Lo cual significa que hay frecuentemente en los medios, trabajadores que se desenvuelven en diversas tareas a la vez, mientras quedan muchos afuera sin tener al menos una chance. Vale aclarar que esto no sucede exclusivamente en el sector privado del área comunicacional, si bien es más visible, también acontece en los medios públicos. Es una lógica que hay que cambiar, se tiene que dar aquí también la división del trabajo para que más trabajadores vinculados a la prensa tengan empleo en dicha actividad.
Desconcentrar la información y la comunicación es simultáneamente abrir el espacio para que se expresen más voces y se generen más fuentes laborales.
Para redondear la idea de esta nota, si estamos dispuestos a darle más democracia a la democracia, con una nueva ley de radiodifusión que remplace a la de los asesinos de Videla y C&a, entonces debemos alentar la discusión para que todos podamos participar. Que no quede todo entre Gobierno y oposición, blanco o negro. Con este nuevo proyecto se tiende a la participación de las cooperativas, de organismos no gubernamentales, de las iglesias de los distintos credos, de las universidades, sin descuidar gran parte que seguirá tendiendo el sector comercial. Se promueve la pluralidad, la cual tendrá que ir acompañada de mayor calidad y compromiso con lo que se informa y comunica. Y como todo trabajo, deberá ser rentado. No se puede seguir sosteniendo que la gente que trabaja en los medios esté empleada ad honorem. Esto va en contra de los derechos de los trabajadores, es un ninguneo a su condición. Por ello, no debe ser permitido por el Estado ni por los actores involucrados en fortalecer la democracia a través de un nuevo sistema comunicacional más abarcativo.
En síntesis, la nueva ley de servicios de comunicación audiovisual en caso de ser aprobada por el Congreso en lo que resta del año, deberá contemplar las necesidades relativas a una sociedad democrática, respetando y reivindicando el derecho de la ciudadanía de expresarse libremente, tener canales de comunicación a su plena disposición; y mejorando el trabajo periodístico mediante la apertura de nuevos puestos y la remuneración correspondiente a cada laburante.
Por Mauro Reynaldi
2 comentarios:
Estoy de acuerdo en absoluto. La comunicación debería dejar de asociarse a sólo un par de caras conocidas... y qué carasssss....
Sí, Andrea, esa es la idea. Ampliar el espacio y que quienes nos formamos en esta profesión podamos conseguir laburar de esto, que no nos veamos impedidos de ejercerla porque hay gente que está puesta a dedo, sin los más mínimos conocimientos en el área. Lamentablemente hay mucho acomodo, y hay también casos en los que gente que empezó la carrera de comunicación o periodismo, al conseguir laburo en los medios, dejaron de estudiar, porque daba lo mismo terminar o no la carrera, ya que el título no se exige para trabajar en la prensa. O sea, da lo mismo estar o no estar formado, mientras le rindas a la empresa. Esto significa un desinterés por comunicar e informar bien a la población. Desligarse de un compromiso ético con la ciudadanía y con el quehacer periodístico. Un periodista debe valer lo mismo que un abogado, un contador, un médico, un político o un arquitecto. Su labor es esencial para la sociedad. Por esto, desde acá peleamos para que se reconozcan nuestros derechos. Debería formarse un colegio de comunicadores y periodistas tal como ocurre con las otras profesiones que cité.
Saludos.
Mauro
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