domingo, 15 de noviembre de 2009

De consensos y crispaciones. ¿Cómo salir de las trampas del lenguaje neoliberal?


Si hay un término que se ha venido utilizando mucho en los últimos tiempos, ése es crispación. En contraste con éste, la oposición política y mediática al gobierno nacional ha contrapuesto el llamado al consenso. Según los opositores, como así les gusta hacerse llamar a los políticos y lobbistas de la derecha criolla, el kirchnerismo gobierna a través de discursos y prácticas que apelan constantemente a la violencia física y simbólica. Es decir, siguiendo este razonamiento, nos encontramos ante un gobierno que hace lo imposible por alterar la institucionalidad democrática. Perturba así, el orden republicano tan venerado por personalidades como Elisa Carrió, Mauricio Macri, Eduardo Alberto Duhalde, Gerardo Morales, entre otros referentes de la oposición. Entonces, estos dirigentes y los grandes medios de comunicación actúan en defensa de los valores republicanos, de las libertades civiles. O sea, de la patria asediada por un grupete de populistas que aislan a Argentina del mundo civilizado.

Claro, se entiende. No podemos seguir viviendo en el medio del caos y de la inseguridad, la cual es producto de la no represión a esos vándalos que moran en los estratos más marginales de la sociedad. Todo esto es el resultado del accionar del gobierno dirigido por Cristina Fernández, quien en vez de ser leal al pedido de los factores de poder, se la pasa hablando de la injusticia social y de distribuir las riquezas.

Ahora bien, saliéndonos del discurso único y dominante de las corporaciones mediáticas y opositoras, vemos que esa realidad que pintan estas élites de poder no es más que un eufemismo para ocultar que quienes realmente complotan contra el régimen democrático son las fuerzas del establishment. La Iglesia Católica, los partidos de la oposición, los mega grupos comunicacionales, las asociaciones empresariales de la industria y el agro, todos quieren debilitar al gobierno tibiamente distribucionista de los K. La crispación y la conflictividad permanente vienen de estos sectores que generan, de esta manera, una sensación tétrica (en vez de térmica) en el conjunto de la población argentina. La cual en la mayoría de los casos acepta acríticamente estos vaticinios apocalípticos. Se busca comparar la situación actual del país con el fatídico diciembre de 2001.

Por otra parte, no podemos afirmar como lo hacen algunos funcionarios gubernamentales, que exista un clima destituyente, desestabilizador como si lo hubo el año pasado en el medio del conflicto entre el kirchnerismo y las patronales rurales. Estas ya no tienen el mismo grado de convocatoria que tuvieron durante el 2008 en torno al debate sobre la Resolución 125, por el simple hecho de que ya obtuvieron casi todas las concesiones que querían por parte del Gobierno. Lo que si hay es el afán de los grupos económicos por hacer creer que nos hallamos en un estado de desorden y desgobierno, que es refutado por la misma realidad cotidiana, donde mal que le pese a la oligarquía, las instituciones democráticas funcionan dentro de la normalidad.

El verdadero problema que tiene el kirchnerismo es sus aliados. Si sigue recostándose en la estructura escorpiónica del Partido Justicialista y en la cúpula de la Confederación General del Trabajo (CGT), donde aún anidan macartistas como el gremialista de la UOM Juan Belén, sin abrir el espacio hacia la centroizquierda y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), entonces es muy difícil que cuente con el acompañamiento de las clases medias. Pero para conseguir estos apoyos necesita imperiosamente definirse ideológicamente. Apostar a las pymes y profundizar las mejoras en la calidad de vida de las clases populares. Si ya pudo sacar una nueva ley de medios de comunicación audiovisual, ya pudo reestablecer el juicio a los genocidas, pudo reestatizar el sistema jubilatorio, y últimamente asignarles 180 pesos mensuales por hijo a las familias con menos recursos, entonces debe seguir en esta dirección, convocando a la unión del campo popular para enfrentar la embestida neoliberal.

De lo que se trata es de gobernar, de hacer POLITICA (con mayúsculas), recuperar la palabra para la praxis. Para la devolverle la dignidad la pueblo trabajador indefectiblemente hay que crispar a los sectores reaccionarios y esto no puede hacerse en soledad, requiere del apoyo popular. Los consensos hay que buscarlos en los frentes populares, negociando con las tropas de la oligarquía sin cederles todo el terreno de lucha. La batalla no es sólo política sino también cultural. De nada sirve lidiar verbalmente con importantes figuras de la escena mediática como Mirtha Legrand, Susana Giménez y Marcelo Tinelli. Es perder el tiempo y caer en la farandulización de la política, su banalización. Por ende, la pérdida del sentido transformador.

Y por último, tampoco es bueno para el progresismo, para los movimientos populares, que a algunos se los atienda, reciba bien, y a otros se les dé la espalda, se los ningunee. Todos estos grupos sociales merecen tener la misma atención de parte del Gobierno que se pretende popular. Estos son movimientos de trabajadores, tanto los que luchan por que se los reconozca gremialmente como aquellos que todavía están desocupados a pesar del gran crecimiento de la economía en estos seis años de mandatos kirchneristas. El Estado tiene que darle respuestas concretas y favorables a todos los laburantes. No hay buenos ni malos. Ni tampoco podemos decir que desestabilicen, esto es más propio de las corporaciones de las clases dominantes. En cambio, las clases trabajadoras son las que vienen sufriendo los avasallamientos del neoliberalismo para el beneficio de unos pocos. Ante esto, el kirchnerismo debe reaccionar y ponerse a andar, sin dejar que el establishment le marque la agenda.

Por Mauro Reynaldi

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Camarada, sinceramente pensas que a este gobierno le importa la redistribución o es una broma?

Camarada Johnny monsanto

Al centro y adentro dijo...

Johnny algo le importa, no mucho, debería importarle más. Hasta ahí. Son peronistas y los peronistas nunca van hasta el final, siempre terminan transando con el capital. Voy a postear proximamente sobre esto.

Saludos.

Camarada Mauro.

Anónimo dijo...

Avisame por mail cuando lo hagas.

Anónimo dijo...

Avisame por mail cuando lo hagas.

Anónimo dijo...

Dias atras acepté la foto que me sugirieron en Facebook. Muchas gracias.

Kamarada Johnny

Al centro y adentro dijo...

jajaja. que grande Johnny. el post de hoy va dedicado a vos.

Salutes fraternales, camarada

Mauro