jueves, 26 de noviembre de 2009

Medir con la misma vara


Hemos aplaudido, se puede decir, hasta el cansancio la aprobación en el Congreso de la Nación de la nueva Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. El tratamiento y su concreción fue uno de los mayores logros del kirchnerismo en los últimos tiempos, junto a la asignación universal de 180 pesos mensuales por hijo menor de 18 años a las familias más carenciadas.

Sin embargo, el conjunto de los medios comunicacionales, sin importar el signo ideológico, sigue empecinado en obviar los grandes temas que hacen al porvenir de la República. Falta relativamente poco para que Argentina cumpla doscientos años de vida. Estamos sólo a meses del 25 de mayo de 1810. Es un buen momento para pensar el país como un todo. Poner el énfasis en las deudas que nos quedan pendientes, los errores cometidos, para así proyectar un futuro de inclusión de las mayorías y prosperidad para el bienestar de la comunidad. Pero para esto deberemos volver a pensarnos como comunidad, es decir, dejar de tomarnos como si fuéramos distintas fracciones enfrentadas irreconciliablemente.

Casi todos los grandes formadores de opinión se la pasan buceando para ver quién administra peor la cosa pública, si el gobierno federal o el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuyo jefe es el empresario Mauricio Macri. Es el juego del gato y el ratón. El denominado "Macrigate" no es más que un eslabón en la cadena de grandes desaciertos y torpezas de la gestión del joven Mauricio y su política neoliberal. Empero, lo que no deja de llamar la atención, es el espacio que le dedican ciertos medios de comunicación de la esfera progresista al tema de las escuchas telefónicas. Este entreveramiento inútil no hace al interés primordial de la población. Serán las urnas dentro de dos años, las que deberán juzgar la administración del ex presidente de Boca Juniors. Pero este caso es insignificante para la mayoría de los argentinos, aunque se lo comprenda como escándalo nacional.

Por otra parte, el grupo Clarín vuelve a poner el acento en la relación que tuvo el empresario venezolano Antonini Wilson con los representantes del gobierno nacional. El multimedio aprovechó el exceso de protagonismo que suele tener el jefe de Gabinete, Anibal Fernández para demostrar que Wilson sí había estado en la Casa Rosada. Fernández (que ve desestabilizadores por todas partes, además de decir tonterías como "por muchos menos que esto Nixon renunció" en referencia al Macrigate) le dio otra vez de comer a las fieras, siguiéndole el juego al monopolio mediático. De esto, obviamente, los medios oficialistas no dijeron una palabra.

Pareciera ser que el periodismo progresista, me refiero particularmente al matutino Página 12, está más preocupado por ver caer al gobierno de Mauricio Macri que en la resolución de los grandes dramas que afectan a la sociedad argentina, como el hambre, la pobreza, la desocupación y la inseguridad social. Salvo Eduardo Aliverti y Horacio Verbitsky, casi todos los comunicadores que trabajan en el periódico o quienes lo hacen en los medios públicos, asienten todo lo que hace el kirchnerismo, sin importar hacia dónde van sus políticas. Da lo mismo una ley que democratice los medios audiovisuales de comunicación, que se vote una reforma electoral que favorece a las estructuras obsoletas del Partido Jusiticialista y la Unión Cívica Radical. ¿Qué pasó con el pensamiento crítico? El desempleo y la marginalidad continúan en niveles altos y sin embargo, no hay ninguna mención a esto en la prensa. Sólo desde la opositora para atacar al Gobierno.

No se trata de oponerse a todo como lo hace la derecha, el gorilismo, pero tampoco es cuestión de consentir acríticamente todas las políticas del kirchnerismo. El cual suele mostrar muy buenas intenciones en sus discursos, pero en la práctica sólo algunas llegan a hacerse realidad. El rol crítico del periodismo, ese que se enfrenta al poder por el bienestar de los más necesitados, de los marginados, por más igualdad y libertad, no debe perderse. No importa quién gobierne, nunca es bueno quedar completamente atado a quienes comandan el destino de nuestro país. Hay que tomar la justa distancia para no perder los principios, los valores que hacen del periodismo la expresión más visible del pensamiento crítico, transformador, que busca trascender las fronteras del statu quo.

Está bien que se investigue el patrimonio del matrimonio K. Esto debe hacerse con todos los funcionarios, dirigentes que ocupan cargo importantes en el ámbito público. Pero también hay que revisar las ganancias del empresariado, de los jerarcas de la Iglesia Católica, los financistas, los ruralistas.
Sabemos que Kirchner y Macri responden a intereses distintos. No son lo mismo. Pero el periodismo no puede actuar atacando todo el tiempo a uno y tolerando a la vez todo lo que hace el otro. Hay que equilibrar de acuerdo a las convicciones ideológicas del comunicador y del medio en el que trabaja. Porque así como el superministro Fernández creer que está invadido el país de gente que quiere voltear el gobierno al cual pertenece, el "niño" Mauricio puede argumentar lo mismo en cuanto a su mandato. Es hora de resolver los problemas que le urgen a la ciudadanía, no de ver quién llega más desgastado al 2011.

El periodismo no debe ser condescendiente del poder, debe ser quien lo transparente, lo haga visible para toda la sociedad. Se trata de medir con la misma vara, sabiendo desde qué lugar se comunica, se ejerce esta profesión, y quiénes son nuestros destinatarios.

Por Mauro Reynaldi

3 comentarios:

Redactor dijo...

Un amigo mío diría, "acá hay que poner una bomba y empezar todo de cero". Empiezo a pensar que tiene razón.

agucorrea dijo...

un pequeño detalle, a favor de la descentralización del país...
faltan meses para que se cumplan 200 años de la revolución de mayo, el día en que buenos aires declaró su no reconocimiento al gobierno napoleónico que gobernaba españa, para los 200 años del país falta un poco más, ya que la independencia (y por lo tanto el día en que el país nace como tal) es el 9 de julio de 1816...
parece que, como este hecho no ocurrió en buenos aires, no tiene importancia y solo es relevante lo que pasó allá... con esto no quiero desmerecer al pobre 25 de mayo que fue el paso inicial de todo el proceso, pero hay que darle su justo lugar al 9 de julio, momento del nacimiento de la nación...

Al centro y adentro dijo...

Agucorrea. Tenés razón, el 25 de mayo es el orígen, el antescendente de esa gran gesta que fue el 9 de julio de 1816. Obviamente fue un hecho federal. Y lo más importante pasó ese julio en Tucumán y no en Bs As. Pero la intención de la nota que escribí fue que no se está hablando de los grandes temas que deberíamos tratar los argentinos.

Saludos.

Mauro