DereChile

En el país limítrofe, Chile, volvió al triunfo la derecha en la primera vuelta de las elecciones presidenciales. El empresario Sebastián Piñera de la Coalición por el Cambio (similar al Frente para el Cambio que armara Mauricio Macri cuando fue elegido diputado nacional por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 2005) superó al candidato del Partido Demócrata Cristiano que integra la Concertación (frente de "centroizquierda" que también conforma el saliente Partido Socialista), Eduardo Frei por casi 15 puntos: 44 % a 29, 6 %. Este magnate que aparece como favorito para quedarse con la presidencia en el ballotage, es la expresión más rancia del neoliberalismo, del capitalismo salvaje, pero no está en las antípodas del pensamiento y la acción de Frei, conocido conservador, quien ya fuera presidente en la década del noventa.

Con la salida de Michelle Bachelet, quien sucediera en la primera magistratura de la nación a Julio Lagos, se acaban dos períodos consecutivos de gobiernos socialistas. Claro, hay que marcar que el socialismo chileno se parece más al santafesino, al de Binner, Giustiniani y Lifschitz, y en nada coincide con el que gobierna la vecina Bolivia. Más, ni siquiera se asemeja en formas al de Allende, quien accediera a la presidencia del país andino en 1970. Bueno, resulta obvio decirlo, se trataba de otra sociedad, otro país, otro mundo. Salvador, lamentablemente, se ha convertido en una pieza de museo. Su socialismo ha sido enterrado por la nueva sociedad que gestó la dictadura pinochetista, cuyas marcas, secuelas, están muy latentes en el conjunto de los chilenos. El socialismo chileno del siglo XXI es el que aplauden las derechas latinoamericanas y las potencias capitalistas. Este socialismo light, tipo flan, es el que la derecha de cabotaje vive poniendo como modelo a imitar. Consiste en aceptar los tremendos niveles de desigualdad social mientras se esté alineado con Estados Unidos, ergo, "insertos en el mundo".

Sin Bachelet y con Piñera, la región perderá el ánimo dialoguista, acuerdista, que le había impreso la actual jefa de Estado. Piñera irá en la misma dirección que Alvaro Uribe y Alan García. Será un retroceso en la integración, más allá de que Chile siempre bordea más hacia el conservadurismo.

No sorprende en absoluto la elección de Piñera, es producto de la "modernización" del pinochetismo durante sus catorce años de tiranía, el doble de lo que fue el proceso dictatorial en Argentina. Es la continuación de las políticas del Consenso de Washington en la década de 1990. La sociedad chilena es el gran laboratorio neoliberal, donde coexisten la derecha fascista y la derecha democrática denominada "Concertación". El sueño del gorilismo argentino, pasándolo a nuestra realidad podríamos decir que la segunda vuelta entre Piñera y Frei sería algo así como un enfrentamiento entre Macri y Cobos o De Narváez y Carrió. Ese es el sistema político republicano que tanto quieren los reaccionarios vernáculos. Chile lo tiene y por eso es la envidia de la oligarquía criolla y del tilingaje consumidor del discurso mediático.

Por Mauro Reynaldi