jueves, 4 de febrero de 2010

Justicia Central


Como estamos aún en un estado vacacional no se nos ocurren buenas ideas, entonces vamos a lo simple, a lo directo, a lo trillado. Lo que tenía que suceder hace un largo tiempo finalmente aconteció, se trata de la asunción de Mercedes Marcó del Pont como titular del Banco Central de la República Argentina. Este nombramiento de la nueva presidenta de la entidad monetaria concuerda y es coherente con el rumbo progresista que le quiere imprimir la gestión kirchnerista al país. Marcó del Pont está en línea con los postulados desarrollistas que esgrimen los integrantes del plan Fenix. La nueva directora del Central viene de una trayectoria académica y política que dista en demasía del curriculum que traía su antecesor, el removido Martín Redrado. Mercedes no está ligada al Consenso de Washington, al lamebotismo como lo estaba el golden boy. Su inclusión al mando de este organismo financiero significa un cambio de paradigma, que se vincula al desarrollo productivo y equitativo de la nación con primacía de la justicia social, el cual tenderá a priorizar los intereses argentinos sobre los extranjeros.
Si desde el oficialismo tanto se insiste con establecer y consolidar un modelo socioeconómico basado en el bienestar de todos los ciudadanos de este país se hacía intolerable que políticos de la derecha más cavernícola siguieran ocupando lugares importantes dentro del gobierno nacional. El giro hacia un estado más progresista debía darse en la práctica pero también en el terreno simbólico, y esto queda expresado finalmente con la designación de la hasta hace horas directora del Banco Nación.
Entonces, Marcó del Pont es la cara del nuevo modelo productivo que viene a reemplazar el agotado y obsoleto patrón neoliberal. Es la cancelación de la deuda pendiente que tenía esta nueva época que está viviendo la región latinoamericana, donde prima la vuelta del Estado en el control de la economía para mejorar la calidad de vida de todos los habitantes de estas pampas.

Hago aquí un punto y aparte para cambiar de tema, al cual le voy a dedicar unos pocos renglones. Me refiero al muy en boga escándalo que se armó tras conocerse la compra de 2 millones de dólares que hiciera en octubre de 2008 el ex presidente Néstor Kirchner, según él era para saldar una deuda tras la compra de un hotel en el Calafate. Más allá de que este trámite haya sido legal, dentro de la ley, moralmente no queda bien que quienes nos gobiernan estén forrados en guita. Cada vez que se habla de la cantidad de bienes que tienen los Kirchner a este escriba le da escalofrío. Está bien, son capitalistas, pero sería mejor no enterarse de su lujosa vida, porque así se parecen a los Macri, De Narváez, Reutemann, etc. aunque profesen poseer una ideología distinta. El caso del matrimonio K contra el grupo Clarín todavía no queda claro si es por cuestiones de convicción, de lucha por el poder real o simplemente por dinero, por querer tener más. Esto no es una crítica destructiva al gobierno sino un llamado de atención, porque desde el lugar que uno escribe siempre va a preferir que nos gobiernen quienes vengan desde abajo y no desde arriba, tal como está sucediendo en Bolivia, Brasil y a partir del mes que viene también en Uruguay.

Por Mauro Summer

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