Ayer la presidenta de la nación Cristina Fernández inauguró las sesiones ordinarias del Congreso como sucede todos los 1º de marzo. Dentro de ese marco aprovechó para repasar los logros de su gestión y los de la de su marido Néstor Kirchner, quien la precedió desde 2003 a 2007. En estos casi siete años de mandato que lleva el kirchnerismo, el país consiguió salir de una crisis fenomenal que lo había puesto en la bancarrota, defaulteado, y obtener amplias mejoras para el conjunto de la ciudadanía. Se avanzó mucho (más de lo imaginado por la gravedad de la situación en la que se encontraba Argentina después del derrumbe del 2001 y la desastroza devaluación duhaldista del 2002) desde la asunción de Kirchner en mayo de 2003 a la fecha. Este hecho es innegable, más allá de las maniobras mediáticas para hacerle creer a la población que esta nación está peor que Chile luego del terremoto. El Frente para la Victoria en el gobierno hizo que el país mejorara en salud, educación, trabajo, justicia, infraestructura, desendeudamiento, etc. Le devolvió a la política su sentido de ser: la herramienta de cambio que tiene la sociedad para acabar con las injusticias que se producen en su seno. Sin embargo, estas modificaciones en el sistema político argentino no contemplaban la necesidad de una reforma estructural en torno a la redistribución de las riquezas y los ingresos.
Recién a partir de la llegada en diciembre de 2007 de Cristina Fernández a la presidencia, se empezó a hablar desde la cima del poder público de un nuevo modelo de acumulación que no se basara únicamente en el crecimiento económico, sino también en una justa repartición de lo que se produce en este territorio. Por ende, en la actualidad el problema argentino es más bien político y cultural que económico. Diciéndolo vulgarmente, hoy dinero sobra aquí.
Lo que le molesta a quienes se han favorecido notablemente en los últimos tiempos, merced a las políticas empleadas por el Gobierno, es que no sean solamente ellos los privilegiados sino que también puedan acceder a un cierto bienestar (que aún es leve) amplios sectores de la sociedad, que por décadas han estado marginados.
Mientras por su parte, la oposición se tiñe de necedad y crispación. Este armado, que actúa como barricada, cuestiona los modales de la Jefa de Estado, haciendo siempre hincapié en las formas y no en el fondo de los asuntos que están en discusión. Demuestra día a día que es incapaz de ofrecerle a la sociedad argentina un debate serio sobre la República, aunque sus dirigentes se llenen la boca hablando de republicanismo e institucionalidad. Son los mismos opositores que, cuando gobernaron, endeudaron al país y lo sumieron en la barbarie por seguir las órdenes del Fondo Monetario Internacional y de los factores de poder local.
Sobre el discurso de la primera mandataria en el parlamento, debemos destacar que fueron las formas que le dieron color al acto las que desde esta nota se repudian. Que este evento haya comenzado con la marcha peronista y haya tenido un tono estilo barrabrava de quienes desde las tribunas siguieron las instancias de la ceremonia, desmerecen la performance de la presidenta, quien se posicionó como una fuerte estadista ante el público. Los aplausos y los silbidos no correspondían, eran propios de un partido de fútbol, no de una actividad de esa embergadura que contaba con la presencia de la encargada del Poder Ejecutivo inaugurando el ciclo parlamentario anual.
Señalabamos que la intervención de CFK en el Congreso se caracterizó por un repaso positivo de las administraciones kirchneristas a nivel nacional, de una feroz crítica a lo realizado por la oposición cuando gobernó, y por no haber anunciado cuales serán las iniciativas que tomará el Ejecutivo para ser debatidas por los legisladores durante el transcurso de este año. Excepto la derogación del DNU que creaba el Fondo del Bicentenario- remplazado por otro decreto que también tiene como finalidad cancelar la deuda con los acreedores extranjeros, pero que será revisado por una comisión bicameral-, no hubo indicios de qué temas debatirán este año los congresales. La oposición hará gala de su mayoría virtual, producto de una mescolanza de neo menemistas y antimenemistas, de peronistas y gorilas, de políticos afines a la última dictadura militar y políticos que dicen encolumnarse en la defensa de los derechos humanos. Este grupo de legisladores, claramente heterogéneo, por su actitud tenderá a recostarse a la derecha, boicoteando los avances que se necesitan para profundizar la democracia.
Debería debatirse el contenido de las medidas gubernamentales, no tanto sus formas. Empero la oposición no está para esto, está para complacer a los poderes fácticos. Es decir, para volver a una Argentina sumisa y dependiente del gran capital internacional.
Por ahora, parece ser que varios sectores de la sociedad compran el país virtual que les venden la megacorporación mediática y los partidos opositores. Cuando en realidad se trata de indagar en profundidad lo que ha hecho y puede llegar hacer el oficialismo de acuerdo a sus posibilidades y al estado actual de la nación, en comparación con lo que pretende la oposición. Se trata de saber quién es quién, si las ideas son congruentes con la praxis política o si continuamos sumergidos en la tiranía de la superficialidad, propia de la era posmoderna.
Por Mauro Reynaldi
6 comentarios:
me gusta mucho tu post, las diferencias entre las formas y los contenidos... que se yo, la gente se enoja del "tonito" de la presidenta, y sumado al martilleo constante de los medios, nadie NADIE puede entender los contenidos...
pregunto, que en este momento el congreso este ganando lugar con el voto de menem, que sí asistió esta vez a la cita, digo, a la gente, no le significa nada???? se pondran a recordar con carinio los almuerzos en los de mirtha, la anecdota picaresca de la abeja, la ferraria testarrosa?? que se yo...
somos la consecuencia del vacio institucional de los 90', de las escuelas devenidas shoping, del todos contra todos, no hay nada nuevo bajo el sol...
saludos, mauro!
Muchas gracias Sauria por la buena onda.
Aún estamos viviendo la resaca de los noventa. Sigue latente ese espíritu indivualista que caracterizó culturalmente a la posmodernidad. Este país fue gobernado casi siempre por la derecha, por eso cuesta mucho alejarse de la lógica de dominación que impone el conservadurismo.
El progresismo está dirimiéndose tanto al interior como al exterior. La pregunta es: ¿cómo profundizar un modelo de justicia e inclusión social sin caer en las formas típicas de los sectores reaccionarios? O sea, ¿por qué nos decimos tan progresistas y al fin y al cabo le seguimos la corriente a la derecha que nos impone la agenda sobre lo que debemos discutir?
Saludos,
Mauro
LA FORMA MAURO ES PARTICIPANDO (como lo hacen ustedes) SOBRE TODO LOS JOVENES NO SINTIENDO QUE LA POLITICA ES ALGO LEJANO Y ABSTRACTO "LA REVOLUCION ES REVOLUCIONARSE" ES TAMBIEN INVOLUCRARSE ,ENTERARSE,INTERESARSE,FORMANDO OPINION .
PD ESTAMOS EN RIESGO DE QUE LA OPOSICION CON LAS MISMAS "FORMAS"QUE SE LE ACHACAN AL GOBIERNO DESTRUYA TODO LO BUENO CONSTRUIDO """PARTICIPEMOS""
Hola Víctor. Lo que hay que tener bien en claro es que la oposición está para destruir todo lo avanzado durante estos últimos años en materia de DDHH, política económica, pol. internacional, mejoramiento de la calidad institucional vía renovación de la Corte Suprema. Todo esto será derrumbado si triunfa la derecha el año que viene. El tema es cómo hacer para pararlos. Hay gran parte de la sociedad que está estupidizada y cree que estamos viviendo en un régimen nazi, por lo cual votará cualquier cosa que se le oponga.
Saludos,
Mauro
yo creo que si no hay golpe (en cualquiera de sus formas) y se dilucida la identidad de los hijos de noble en el 2011 gana el kirchnerismo por afano Y ESO TAMBIEN ES GRAVE YA QUE NO VA a HABER OTRA OPCION
De inocente esta oposición no tiene nada. Es lo peor de la dirigencia política en estos 26 años de democracia. Lo bueno es que ahora han dejado las formas de lado y blanquearon lo que representan, el modelo neoliberal. Corruptos u honestos, todos forman parte de lo mismo, de ese modelo de concentración de riquezas en pocas manos que se inició oficialmente con el golpe de Estado del 76, pero que tiene sus orígenes en el gobierno de Isabelita.
Y digo, para que este mamarracho triunfe, la que tiene como opción posible es armar una fórmula entre peronistas y radicales, algo así como:
Reutemann- Cobos; Duhalde- Morales o Alfonsín (h)
Saludos,
Mauro
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