Hasta hace ocho años atrás era impensado estar llorando el fallecimiento de un ex presidente de la Nación. Desde la vuelta de la democracia hasta la asunción de Néstor Kirchner en mayo de 2003, pasaron por la Casa Rosada: Raúl Alfonsín (que tuvo cosas buenas pero muchas malas también), Carlos Saúl Menem (el líder de la Mercadocracia), Fernando De la Rúa (lejos, el peor primer mandatario), Adolfo Rodríguez Saa (el hazme reir del "peronismo federal") y Eduardo Alberto Duhalde (quien interinamente quiso convertirse en el nuevo Menem pero, por suerte para nuestro país, fracasó en el intento). Así después de este recorrido, llegamos a un tal Néstor Carlos Kirchner, gobernador de la lejana Provincia de Santa Cruz. Un ignoto, desconocido por las mayorías, y para colmo se presentaba a comienzos del 2003 apadrinado por el sospechado de mafioso, "Cabezón" Duhalde. Pero este flaco patagónico vino a hacerse cargo del "que se vayan todos" y como simple pavada, nos devolvió la POLITICA a los argentinos. Volvimos a creer, porque hasta ese entonces parecíamos unos bichos raros hablando de política, economía, Estado, ideologías, etc. Todos temas vedados por la nefasta Alianza. Volvimos a pensarnos como país autonómo, soberano, no como una ramita más de ese árbol imperial llamado Estados Unidos.
Los Derechos Humanos, la integración regional, la recuperación del Estado para paliar las terribles injusticias sociales, la educación, la salud, la cultura, la democracia, la juventud, los jubilados, los trabajadores. Todo esto expresa Néstor Kirchner, el kirchnerismo. De esto se trató y trata, de devolvernos la dignidad como República, como Estado-Nación. El pingüino comenzó desde el Poder Ejecutivo Nacional a terminar con la dictadura del Mercado. Con la política al servicio de las grandes corporaciones económicas, que son las dueñas de la mayoría de los medios de comunicación de masas. Está bien, hay que decirlo, no se metió con la privatización de los recursos naturales, y cuando se "sacó de encima" a Duhalde en las elecciones legislativas del 2005, en vez de priorizar la transversalidad, se recostó en la viciada estructura del Partido Justicialista. También siguió privilegiando a la CGT en lugar de darle la personería jurídica a la CTA. Y no reactivó el ferrocarril tal como lo había dicho en su campaña presidencial. Estas son todas deudas pendientes que esperemos, deseamos de corazón, se cumplan pronto. Pero, por estos déficits no nos podemos poner del lado de la derecha reaccionaria que durante la jornada de ayer no se cansó de largar lágrimas de cocodrilo. Esta derecha que no es sólo dirigencial, también abarca a importantes sectores de la población, quiso brindar la muerte del primer Secretario General de UNASUR, pero se quedó a medio camino, ya que en el último día y medio una multitud se lanzó a las calles a llorar a Néstor y darle su fuerte apoyo a Cristina. El Gobierno, lamentablemente gracias al fallecimiento de uno de sus dos grandes líderes, sale fortalecido y aumenta su imagen positiva, por lo cual crecerá la intención de votos para la reelección de la Presidenta el año que viene. Pero estas especulaciones ahora no tienen sentido, ahora lo que importa es homenajear a este gran hombre de nuestra democracia, que con su arte le devolvió a la Argentina su identidad, su razón de ser en el mundo, esto es: su latinoamericanidad. Argentina ahora podemos decir con orgullo que es arte y parte de Latinoamérica. Está dentro de la Patria Grande. Esto lo logró Néstor Kirchner, no lo hizo el Frepaso de Carlos "Chacho" Alvarez.
Seguimos llorando a Néstor porque lo amerita de sobra. Es una gigantesca pérdida para esta nación. Podemos compartir o disentir con él, destacar los aciertos de su modelo político- económico, y también sus falencias. Empero, nunca podremos negarle su rol de líder, de gran animal político, que honró la autoridad presidencial y se puso el país en sus hombros.
Estos son momentos de mucha tristeza para el Pueblo Argentino. Mientras la oligarquía y sus cipayos tilingos festejan en la oscuridad.
¡Adiós compañero racinguista Néstor, Fuerza Cristina!
¡Hasta la Victoria Siempre!
Por Mauro Reynaldi
No hay comentarios.:
Publicar un comentario