lunes, 15 de agosto de 2011

La mitad


Cristina Fernández de Kirchner se impuso en las elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) para la presidencia de la Nación. La actual mandataria obtuvo el 50 % de los sufragios, sacándole casi 38 puntos de diferencia a sus seguidores Ricardo Alfonsín y Eduardo Alberto Duhalde, quienes se ubicaron segundos consiguiendo sólo el 12 % de los votos. De esta forma, el Frente para la Victoria se perfila para ganar tranquilamente el próximo 23 de octubre y seguir gobernando el país.

Este contundente triunfo oficialista demuestra que la mitad de la población argentina está conforme y cómoda con el rumbo tomado por el Gobierno. Es el reconocimiento a la gestión, tal como lo dijo la misma Presidenta y la constatación de que las políticas empleadas han mejora la calidad de vida de la mayoría de los argentinos, brindando seguridad y confianza a lo propuesto por el kirchnerismo a nivel nacional desde el año 2003 a la fecha.

El resultado del día de ayer también confirmó que estamos en una nueva Argentina. Más democrática, más soberana, más justa, más pluralista, más receptiva a la diversidad.

Los grandes medios de comunicación, que son la expresión del Poder Económico (la oligarquía), no lograron imponer su discurso fatalista, apocalíptico. Así, la sociedad argentina le dio la espalda a Clarín y optó por seguir perteneciendo a una nación donde su gobierno garantiza las libertades individuales, el funcionamiento de la justicia y la convivencia democrática. Por esto, el candidato mimado por el grupo monopólico, Eduardo Duhalde apenas recibió el 12 % de los votos. El ex gobernador bonaerense es el representante del pensamiento fascista, basado en la intolerancia y la impunidad a los genocidas del última dictadura.

Ricardo Alfonsín, quien comparte el segundo puesto, fue el exponente de una Unión Cívica Radical cada vez más volcada a la derecha del arco político argentino, basó su discurso de campaña despotricando contra el Gobierno, alarmando con la inseguridad y proponiendo como modelo a imitar el neoliberal que prima en Chile. El hijo "de" hasta se permitió en sus spots publicitarios hablar del drama de la inflación como si los argentinos no tuviésemos memoria y no recordáramos cómo terminó la gestión gubernamental de su padre, hace 22 años atrás. El discurso reaccionario de Ricardo es para la reflexión, y desde acá me pregunto, tal la postura asumida por el diputado radical, ¿no hubiesen sido mejor para ocupar ese lugar Julio Cobos o Ernesto Sanz, dirigentes más comprometidos con el ideario de derecha?

En otro orden, hay que reconocer también la performance de Hermes Binner, quien desde el Frente Amplio Progresista superó el 10 % de los votos y se posicionó bien de cara a las generales de octubre. En poco tiempo lanzó su candidatura a la presidencia y cuenta con chances de seguir creciendo, de llegar a otros territorios del país.

No puedo terminar esta nota sin hacer una mención a la muy buena elección de la izquierda, el FIT, liderado por Jorge Altamira, alcanzó el 2,5% de los votos y volverá a participar en octubre. Ayudó la nueva ley electoral que habilitó la democratización de la publicidad de los candidatos. Todos tuvieron la misma cantidad de tiempo de difusión de sus propuestas en los espacios radiales y televisivos. El resultado obtenido por el Frente que conforman el PO y el PTS es una señal positiva para el pensamiento crítico y emancipador que pone en cuestión seriamente el andamiaje capitalista, anclado en la injusticia y la desigualdad. La fórmula Altamira-Castillo es una propuesta alternativa que busca el cambio socialista. Su mérito principal en esta campaña fue no haberse prendido al discurso dominante de las corporaciones mediáticas, es decir, haber sabido diferenciarse del resto opositor y no ser soldados de Héctor Magnetto.

Por Mauro Reynaldi.

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