miércoles, 3 de agosto de 2011

Zaffaroni y el mensaje mafioso


Si bien no llama la atención que los principales medios de comunicación televisivos, radiales y gráficos bombardeen en estos días con el tema de Zaffaroni y los seis departamentos a su nombre usados como prostíbulos, atacando al juez, a pesar de que todo parece indicar que él no tiene vinculación directa con lo que allí ocurría, y de que dicho ataque se trate de extender al gobierno, sí llama la atención de que quienes cuestionan la campaña de desprestigio contra Zaffaroni, no lleguen a ver o a plantear la otra cara de la moneda, que es tan importante o más que la que se ve.

Zaffaroni es un juez que hace relativamente poco ocupa su puesto en la Corte Suprema de Justicia y en cierta manera es un símbolo de aire fresco y cambio frente a la anterior Corte, salvaguarda y arma de los intereses neoliberales y conservadores de los 90 y última garantía para que muchos corruptos y asesinos mantuvieran su impunidad. Su ingreso a la Corte fue fuertemente resistido, y desde que está le es reconocida su amplitud, sus posturas opuestas a la mano dura, su defensa al garantismo, a la igualdad ante la ley y a los derechos humanos.

Dicho de otra manera, tenemos el caso de un juez, de lo mejorcito que hubo en estas últimas décadas, dueño de departamentos donde serían usados como prostíbulos. En realidad no está claro si en dichos departamentos lo que hay es ejercicio de la prostitución, o como suele afirmar o sugerir, se realiza trata de personas o prostíbulo. Y no es lo mismo lo primero que lo último. Los grandes “comunicadores” no temen usar la palabra “proxeneta” dando a entender cierta complicidad de Zaffaroni con esa actividad penada por la ley (no la prostitución, sino el que explota económicamente el ejercicio de la prostitución de una persona).

De no ser por la imagen que tenemos de dicho juez, uno puede tener razonables dudas si estaba enterado o no de qué uso se le daban a sus departamentos. Tiene quince (ganan bien los jueces, no es una novedad), y de los cuales al menos 3 aparentemente está comprobada la práctica en ellos de la prostitución y tres más podrían tener el mismo destino.

Pero como dije, no es lo mismo alquilar un departamento a alguna prostituta para que realice el ancestral comercio sexual, que mantener cautivas o dominadas a mujeres en un departamento para utilizarlas para alquilar su cuerpo. En el primer caso no habría nada cuestionable desde lo legal, ¿o acaso no son personas con derechos las que hay decidido prostituirse?. No obstante entiendo que el tema es polémico, y afecta a la moral mojigata. Lo otro en cambio es un delito grave y un atentado a los derechos humanos.

¿Cuánta responsabilidad tiene Zaffaroni en lo que pasa en sus departamentos?: importa poco. En realidad, no importa: "aunque no tenga ninguna, tiene que renunciar" dicen Ricardo Alfonsín, Sanz y otros. O debe ser sometido a un juicio político (Carrió y otros). Es culpable no sólo hasta que pruebe su inocencia, sino aún cuando sea inocente.

Está claro que aún antes de que se investigue la verdadera responsabilidad de dicho juez (que a priori, hasta el mismo periodista que realizó la "investigación" señala que lo "cagaron", palabra textual, es decir, que se reconoce que él no ha sido artífice o promotor de esos hechos), todas las baterías mediáticas se descargaron cruda y descarnadamente, en forma masiva y sistemática, para desprestigiar su figura, y de paso atacar al gobierno nacional y a todas las políticas en materia de derechos que dicho juez a comulgado, defendido o aplicado.

Por otro lado, resulta indignante la manera que se presentan y arman los "hechos", los supuestos trascendidos, las renuncias que no ocurrieron, las entrevistas inexistentes pidiendo apoyo al gobierno, y todo un conjunto de "informaciones" de las cuales es muy difícil separar la carne podrida de lo real, pero que cumplen su objetivo no importa que luego la veracidad sea desmentida al día siguiente. Y por supuesto, este manejo impune de los principales medios de difusión da impotencia e indignación, como muchas otras veces ha ocurrido y ocurrirá.

Hasta aquí todo esto está evidente, se ha señalado y es lo que yo llamo una cara de la moneda.

Pero hay otra, y que debería ser más preocupante.

Es sabido que de los tres poderes políticos constituidos en Argentina, hay uno demasiado poderoso, demasiado conservador, y hasta con importantes nichos de corrupción, que le han dado fundamento a más de una dictadura militar y auspiciado o legitimado la represión generalizada e incluso el genocidio y es un escudo para que muchos actos queden impunes, QUE NO SE VOTA, QUE NO ES ELEGIDA POR EL VOTO POPULAR. Me estoy refiriendo al Poder Judicial.

Y el poder real que es dueño de la mayor parte de Argentina y la ha manejado recurrentemente en su historia, cada tanto puede no llegar al poder formal y gubernamental por medio de las elecciones o no logra instalar sus títeres, voceros o ideólogos en resortes claves del manejo político económico de nuestro país. Tampoco pueden recurrir en cualquier momento a la asonada militar, especialmente ahora, con la conciencia mayoritaria instalada sobre el tema, pero siempre ha podido mantener sus lazos, redes de solidaridad y complicidad con el Poder Judicial, al menos con una parte de él. Ni chica ni grande: la necesaria.

Y el Poder Judicial es muy fuerte. En muchos lugares aún hay jueces cómplices de la dictadura militar, o trogloditas que ideológicamente no admiten ni admitirán cierto tipo de medidas que lleven a una igualdad plena y a una defensa plena de los derechos sociales e individuales.

El Poder Judicial ha sido y es una apoyatura formidable para el poder real de Argentina. Lo vimos claramente con el tema de la Ley de Medios, como jueces que jamás fueron elegidos por el voto popular, y de dudosa historia profesional y política, traban leyes votadas por las mayorías, sabiendo incluso que lo que hacen no es correcto y tarde o temprano caerán sus maniobras, pero ganan tiempo, conservan privilegios para el poder real, ponen palos en la rueda de cualquier transformación que aún indirectamente puedan afectar intereses económicos, políticos o ideológicos de sectores privilegiados.

Si quedamos admirados y empezamos a tener orgullo por tener un presidente que se animó a darle la orden al General en Jefe del Ejército a bajar los cuadros de los genocidas, fue más importante y más riesgoso cuando teniendo sólo el 22% de los votos se animó a enfrentarse a la Corte Suprema de Justicia, bastión del neoliberalismo.

Es que el Poder Judicial es una de las tres patas del sistema político que tenemos. Y como sabemos, no se vota y por ende eterniza a quienes acceden a ciertos puestos de poder con toda la dosis de impunidad y soberbia que puede implicar.

Por eso, la clave de lo que está pasando con el juez Zaffaroni hay que mirarla también por otro lado.


Ni bien empezó la campaña mediática me vino una imagen muy clara, me hizo recordar a tantas historias vistas en películas y series televisivas: el mensaje mafioso.

Porque no nos engañemos. Aquí lo que se busca no es simplemente perseguir a un juez o intentar desprestigiar indirectamente al gobierno nacional, aunque exista esa campaña contra el juez y se vean claramente los intentos de vincular, comprometer y atacar al gobierno nacional.

Aquí, desde el otrora llamado Cuarto Poder, y hoy el verdadero Partido del Stabilishment, el Partido de las Grandes Corporaciones, desde la jefatura general de cierta oposición, se está dando un fuerte mensaje de tipo mafioso.


Atención señores jueces, fiscales y demás: cualquiera de ustedes está expuesto a sufrir algo parecido, basándonos en situaciones reales o inventadas, en actitudes ilícitas o falsedades. Lo mismo da. Sea real o freguado, nuestra capacidad de daño está a la vista, podemos llegar desde el desprestigio hasta la renuncia, desde el desequilibrio mental, el escarnio público, la vergüenza familiar, el miedo, la inseguridad, todo. Tenemos ese poder, y podemos ejercerlo cuando querramos con total impunidad.

A ustedes que son nuestros jueces y fiscales cautivos, les recordamos que es bueno ser amigos nuestros y tener nuestra protección. Además les ayudamos a sacarles competidores de encima
A ustedes que quieren ejercer su profesión con ecuanimidad, que sepan que la misma se termina cuando se afectan nuestros intereses.

A ustedes que simpatizan con los cambios que se vienen produciendo en Argentina tengan cuidado con sus fallos, con sus dictámenes.
Todos ustedes, jueces, fiscales, tienen vida privada. Y nadie, absolutamente nadie, puede soportar una transparencia absoluta de su vida privada o la de sus familiares. Siempre hay algo que aún cuando no sea ilegal puede dar lugar a una campaña amarillista. Y no en diarios y revistas tradicionalmente sensacionalista y de rumores, sino en los diarios “serios”, canales de televisión y radios que somos el verdadero periodismo, objetivo e independiente. La única fuente de información veraz


Los aires de cambio son peligrosos y pueden afectar las decisiones de los jueces, que frente a temas que involucran a las corporaciones, pueden arriesgarse a tomar decisiones un poco más justas y menos prejuiciosas, menos atadas al poder del privilegio.


Y hasta ahora gran parte de la contención para garantizar una conducta adicta de muchos jueces estaba dada por que hoy este gobierno está, mañana no, así que ustedes no hagan las cosas por el hoy, por las cosas que hoy se pueden hacer más libremente, más justamente, sin temores a represalias y con un cierto respaldo, piensen que esta "primavera" de libertades se va a terminar pronto y mañana tendremos nuevamente las cosas bajo total control.

Pero en estos tiempos se está percibiendo que a pesar de lo que puedan decir en sus medios sobre el impacto en las cercanas elecciones nacionales de lo que pasó en Ciudad de BsAs, Santa Fe y tal vez Córdoba, la realidad es que existen grandes posibilidades que Cristina Fernández sea reelegida nuevamente, y resulta impredecible lo que puede pasar en los siguientes cuatro año en materia de distribución del ingreso, de ampliación de las libertades, de darle voz a los que no tienen voz.

Y está visto también que la actual presidenta no es mantequita, no cualquier presidente puede soportar lo que pasó durante el conflicto con la sociedad rural y sus compañeros de ruta. Ni es un flan. Y está dispuesta a seguir jugándose por lo que cree. Por lo que ante la posibilidad de cuatro años más, es necesario atrincherarse allí donde el voto poco impacta, para resistir y poder pasar a la contraofensiva.

Además, un nuevo mandato para el kirchnerismo puede ser peligroso en las fidelidades en el poder judicial, que pueden empezar a dudar de seguir manteniendo sus lealtades y corruptelas con el poder corporativo. Hay que evitar que ello ocurra y mantener lealtades, si no es por la ideología o el bolsillo, que sea por el miedo.

Lo que pasa hoy con Zaffaroni en realidad no tiene explicación por el propio Zaffaroni o lo molesto o no que puede ser a ciertos sectores. La gran maquinaria mediática puesta en funcionamiento para golpear dura y escandalosamente a un juez, en realidad tiene otro objetivo: todos los jueces y fiscales de la República Argentina, jueces de todo nivel y tipo.

Zaffaroni tiene la ventaja de que es muy conocido y respetado, pero podría haber sido con cualquier otro juez que no les responda incondicionalmente.

El mensajes es claro: Cada uno de ustedes debe saber a lo que están expuestos si se enemistan con nosotros. De muy poco podemos hacer algo grande. De una verdad a medias un desprestigio completo. Contamos con la creencia de que si está impreso en un diario “serio” es cierto, si se repite muchas veces por televisión es verdad, si se insiste y argumenta en radio reiteradamente por muchas voces, no hay dudas: lo afirmado se transforma en real. Al menos por un tiempo, el necesario para hacer daño. Daño a veces irreversible o que cuesta mucho reponerse, si se logra.

Y también se sabe que por los valores culturales que desgraciadamente tenemos, es más fácil creer de otro algo malo que algo bueno. Por lo que cualquier afirmación, por falsa que sea, que haga a alguien sospechoso de corrupción, fraude, etc tiene más probabilidad de ser creída que el descargo de la víctima.

Además, los integrantes del poder judicial -jueces, fiscales, abogados, - no son San Franciscos de Asís o Madres María. Tenemos sobradas pruebas de ello y de su alto nivel de arbitrariedad e impunidad. De hecho es un estamento privilegiado, con un rango de cuidadanos vip con prebendas que no tenemos los demás argentinos -no pagan ciertos impuestos, tienen los salarios más altos y definidos por ellos mismos, se rigen por sus propias normas y que debemos aceptar sus decisiones aún cuando no son elegidos por el voto popular. Y ellos saben que si no hacen algo escandalosamente doloso -o si lo hacen, no trasciende con fuerza-, pueden eternizarse en sus cargos. Claro, siempre y cuando no toque ningún interés del poder real no elegible y sean funcionales a sus políticas corporativas. Es decir, nosotros les damos la protección, que en momento actual implica no salir en la prensa si hay algo raro y tener espacio para salir y hacer sus negocios en el toma y daca del mercado y del tráfico de influencias con el poder real.

Es más, las reiteradas menciones de encuentros de Zaffaroni con importantes funcionarios estrechamente vinculados a la presidenta tiene otro sentido que el que se le da. Se mira simplemente como tratar de ensuciar al gobierno o al propio Zaffaroni que iría a pedir ayuda y protección.

Como obviamente esos encuentros no existieron, y si existieran alguna este gobierno seguramente pediría investigar y que la justicia actue, el mensaje que queda a los jueces y demás es: vieron, el gobierno le soltó la mano a Zaffaroni. No le puede dar la protección ni siquiera a sus aliados, en cambio nosotros sí. Les conviene nuestra amistad, nuestra protección.

Esta es la cara de la moneda tenemos que poner de manifiesto y seguir indagando.

Es ingenuo limitarse a mostrar cómo funciona la manipulación, como se ensañan con alguien sobre la base de cuestiones legalmente poco relevantes, y poner de manifiesto el gran poder que tienen los medios de comunicación hegemónicos. En los hechos ese tipo de denuncia o análisis lo que hace es magnificar dicho poder, meter más miedo a los incautos, volver más temerosos a los ya temerosos, y fortalecer el poder de estos medios y corporaciones. Y poco importa aquí si Zaffaroni es inocente, culpable o poco cuidadoso. La clave del mensaje es lo que se puede hacer aún con estos datos atados con alfileres a un personaje que detecta uno de los rangos más altos del poder de Argentina, con prestigio nacional e internacional. Si lo podemos hacer con él imagínense lo que podemos hacerles a ustedes...

A la mafia no se la combate simplemente diciendo lo poderosa y jodida que es. Por el contrario, así se le hace el juego sin quererlo.

Recordemos:
Cuando al pequeño tendedero le destrozaban el negocio por no pagar "la protección", se le estaba dando un mensaje a todos los demás que debían someterse al poder de la mafia

Cuando a Zaffaroni le intentan destrozar lo más importante que tiene, su prestigio, su independencia de criterio, y a obligarlo a que tenga la carga de la prueba (debe demostrar él que es inocente y no yo que acuso demostrar primero que lo es), se está dando un mensaje a todo el poder judicial. Y también a otros estamentos de la sociedad. Ricardo Alfonsín lo percibió muy bien y como alumno aplicado que es hizo sus deberes.

A la mafia hay que combatirla como se combate a la mafia.

Ellos no andan con chiquitas. Esta visto.

Cómo combatir a la nueva mafia es la pregunta que nos debemos hacer. Que en realidad no es simplemente una mafia, es algo peor, pues, además de su poderío económico, de ser dueños de fábricas, campos y empresas,son los dueños de los principales medios de producción de información, contenidos, política e ideología.

No hay que prestarse al juego que están proponiendo. Hay que ponerlo de manifiesto y ver cómo contrarrestarlo.
No es fácil, pero hay que hacerlo.

Fernando J. Pisani
fjpisani@gmail.com
www.intercol.org.ar/fjpisani

3 comentarios:

Alcides Acevedo dijo...

No sean caraduras, Zaffaroni es un trucho, eso ya quedó claro cuando asumió en la Corte Suprema y salierton a la luz en las audiencias una serie de irregularidades tributarias, empleo en negro y cuentas en el exterior no declaradas.
¿Un juez gana bien? no sabía ¿15 departamentos? ¿cuántos años de sueldo de un juez son 15 departamentos en el Barrio Norte?
Encima con prostíbulos... enciama se atreven a sugeriri que la prostitución es una acitvidad "aceptable" después de todo...

Déjense de joder, si Duhalde tuviera departamentos con prostis adentro se estarían haciendo un festival los Nac&Pop.

mumi dijo...

este es el metodo duran barba, lees el libro y es tal cual, se tiene que llevar a una persona al suicidio no importa, duran barba lo dice clarito en su librejo, todo da asco, fito paez tenia razon.

Al centro y adentro dijo...

Alcides. Duhalde es un narcotraficante, corrupto y facho. Está suelto, sin procesamiento, y se vuelve a presentar como candidato a presidente. La derecha goza de muchos privilegios en este país. El ensañamiento contra Zaffaroni es una estrategia de los medios de comuncación dominantes que viven atentando contra la democracia. Con respecto a las propiedades del Juez, a mí tampoco me gusta que los funcionarios públicos sean millonarios. Esto no es exclusivo de Zaffaroni, todos los miembros de los poderes públicos ganan fortunas. Tendría que haber una ley que regule esto. Que los jueces, presidentes, gobernadores, intendentes, legisladores cobren similar a la media de la clase trabajadora. Más allá de que sabemos que la mayor parte de su patrimonio la hacen a través de negocios privados, a los que pueden acceder por el status que les da el ocupar cargos públicos.
También creo que el poder judicial debería ser renovado, ser sometido a la voluntad popular como los otros dos poderes del Estado.
Mauro