Entre la era de la boludez mediática y la cofradía vecinal

Finalizada la primera entrega (probablemente estemos en vías de la segunda si los legisladores K no "complacen" a los miembros de la Mesa de Enlace hoy en el Congreso) del maratónico conflicto entre el gobierno nacional y los sectores privilegiados del agro con el voto “no positivo” de nuestro Vicepresidente Julio Cleto Cobos en el Senado de la Nación, los medios concentrados de comunicación han salido a la caza de espectacularidad y a buscar escándalos donde sea. Ultimas novedades: vivimos en un territorio que propicia el narcotráfico, la efedrina es nuestra heroína; y hay violencia en las calles, las tribus urbanas (Emos, Floggers, y demás boludos) se disputan el espacio público, como si se versara de grupos guerrilleros o patotas salidas del suburbio.
Los grandes multimedios nos demuestran, una vez más, que están llenos de ambición lucrativa, pero, al mismo tiempo, vacíos de ideas. Su ética está más devaluada que las recetas de Domingo Cavallo y sus compañeros de Team. Con tal de vender son capaces de cualquier cosa. Ya se sabe que hay mucha inseguridad, por eso Madonna viene a tocar en diciembre y colmará dos estadios River Plate. Las clases altas y medias ven afectadas su poder adquisitivo a causa de las medidas confiscatorias que lleva adelante la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Por eso, no somos confiables en el exterior, nos cierran todas las puertas a las inversiones. Estaríamos más seguros en la selva amazónica.
Y hablando de amazonas, enhorabuena, Argentina y Brasil eliminaron el dólar para sus transacciones comerciales. Un paso tan grande como nuestro vecino para llegar a una moneda común y profundizar la integración regional sumando a Venezuela, pilar importante para la concreción del banco sudamericano. Por lo visto, hacen mejor dupla Lula y Cristina que Xuxa y Tinelli.
Los tiempos afortunadamente cambian, a pesar de los esfuerzos que hacen los empresarios de Medios y sus súbditos para seguir haciéndonos tragar las noticias que salen procesadas al buen estilo fast food, emitidas y analizadas, seriamente, por sus empleados del mes (fieles a los principios del libre mercado) y recibidas acríticamente por la gente decente que tanto piensa en el bienestar de todos los ciudadanos (siempre y cuando no sean pobres, negros, cartoneros, militantes sociales, inmigrantes ilegales).
A comer un rico asadito y brindar con caipirinha.
Por Mauro Reynaldi