Si hay algo que no se le puede negar al kirchnerismo es su capacidad constante de sorpresa, para bien o para mal, a diestra y siniestra. Primero el anuncio del mega plan anti crisis, después la eliminación de la “tablita” del incompetente ministro delaruista José Luis Machinea, y ahora, algo más predecible, una ayudita a los jubilados para que terminen bien el año- ya se sabe que quienes siempre ven el vaso vacío consideran escaso los $200 que se le darán a los menos jóvenes, pero por algo se empieza, al mejor estilo Jorge Guinzburg: Peor es nada-.
Marcando un notable contraste con la gestión de la Alianza, el matrimonio Kirchner no para de hacer cosas y dar anuncios. Acabar con la medida que tomara el ex ministro de Economía aliancista, que afectaba las ganancias de los trabajadores, es un empuje importante para recomponer el nivel adquisitivo de los asalariados, por más que se trate de aquellos que obtienen sueldos altos. Es verdad que directamente no altera el pasar de los laburantes de ingresos más bajos, los que trabajan en negro o los que están desocupados, empero es una buena señal en vías de ampliar el consumo interno y cesar con los ajustes a los bolsillos de las clases trabajadoras. Queda aún por resolver, tarea pendiente de un gobierno como éste que se define como nacional y popular, el tema del injusto régimen tributario que exime de responsabilidades y castigos a aquellos sectores (la clase empresarial, los gordos sindicalistas, los miembros de la jerarquía de la Iglesia Católica, los patrones rurales, entre otros) que se viven beneficiando a costa del sacrificio del pueblo.
Vale repetir, y no es redundante, que los Kirchner no son de izquierda, pero a su izquierda no hay nada de nada, está el abismo. Hay algunos legisladores o dirigentes políticos interesantes con buenas intenciones como Miguel Bonasso, Carlos Heller, Pino Solanas, Martín Sabatella (se notará que son muy pocos), que no tienen ni pueden juntar la suficiente fuerza para generar algo distinto y superador del aparato del Partido Justicialista.
Es un grave error que Néstor y Cristina Kirchner se cierren en las tropas del justicialismo, que se vuelvan más pejotistas que peronistas, anulando cualquier posibilidad de transversalidad, por más mínima que sea. Aunque intenten profundizar el cambio, a la hora de la repartija siempre quedarán atrapados en la lógica del PJ, o sea, seguirán sirviendo a los intereses de un sistema político obsoleto, nacido con el neoliberalismo.
Desde el pensamiento crítico no podemos festejar o tomar pasivamente todo lo que hace el kirchnerismo. Hay que reconocerle sus logros y aciertos sin dejar de remarcarle sus fallas y controversias. Por ejemplo, en la ciudad de Rosario se quiere armar un polo opositor al socialismo con un rejunte de personajes patéticos de la política local entre los que se destacan el radical Jorge Boasso y el peronista Luis Rubeo. Es decir, se unieron dos emblemas de la vieja política que la sociedad despidió allá en el 2001 con el lema “que se vayan todos”. El verdadero problema es que el Frente para la Victoria avala este paquete, en vez de buscar otra salida.
En fin, aplaudimos las iniciativas emprendidas por el Gobierno, a pesar del blanqueo de capitales, sin dejar de señalar que no hay un único camino a seguir. El PJ no puede ser el árbol que tape el bosque de la democracia. El kirchnerismo dio muestras de sobra (cuando se desligó de Eduardo Alberto Duhalde) de que puede convertirse en una alternativa seria al orden político perimido. Veremos, aún no está todo dicho.
Marcando un notable contraste con la gestión de la Alianza, el matrimonio Kirchner no para de hacer cosas y dar anuncios. Acabar con la medida que tomara el ex ministro de Economía aliancista, que afectaba las ganancias de los trabajadores, es un empuje importante para recomponer el nivel adquisitivo de los asalariados, por más que se trate de aquellos que obtienen sueldos altos. Es verdad que directamente no altera el pasar de los laburantes de ingresos más bajos, los que trabajan en negro o los que están desocupados, empero es una buena señal en vías de ampliar el consumo interno y cesar con los ajustes a los bolsillos de las clases trabajadoras. Queda aún por resolver, tarea pendiente de un gobierno como éste que se define como nacional y popular, el tema del injusto régimen tributario que exime de responsabilidades y castigos a aquellos sectores (la clase empresarial, los gordos sindicalistas, los miembros de la jerarquía de la Iglesia Católica, los patrones rurales, entre otros) que se viven beneficiando a costa del sacrificio del pueblo.
Vale repetir, y no es redundante, que los Kirchner no son de izquierda, pero a su izquierda no hay nada de nada, está el abismo. Hay algunos legisladores o dirigentes políticos interesantes con buenas intenciones como Miguel Bonasso, Carlos Heller, Pino Solanas, Martín Sabatella (se notará que son muy pocos), que no tienen ni pueden juntar la suficiente fuerza para generar algo distinto y superador del aparato del Partido Justicialista.
Es un grave error que Néstor y Cristina Kirchner se cierren en las tropas del justicialismo, que se vuelvan más pejotistas que peronistas, anulando cualquier posibilidad de transversalidad, por más mínima que sea. Aunque intenten profundizar el cambio, a la hora de la repartija siempre quedarán atrapados en la lógica del PJ, o sea, seguirán sirviendo a los intereses de un sistema político obsoleto, nacido con el neoliberalismo.
Desde el pensamiento crítico no podemos festejar o tomar pasivamente todo lo que hace el kirchnerismo. Hay que reconocerle sus logros y aciertos sin dejar de remarcarle sus fallas y controversias. Por ejemplo, en la ciudad de Rosario se quiere armar un polo opositor al socialismo con un rejunte de personajes patéticos de la política local entre los que se destacan el radical Jorge Boasso y el peronista Luis Rubeo. Es decir, se unieron dos emblemas de la vieja política que la sociedad despidió allá en el 2001 con el lema “que se vayan todos”. El verdadero problema es que el Frente para la Victoria avala este paquete, en vez de buscar otra salida.
En fin, aplaudimos las iniciativas emprendidas por el Gobierno, a pesar del blanqueo de capitales, sin dejar de señalar que no hay un único camino a seguir. El PJ no puede ser el árbol que tape el bosque de la democracia. El kirchnerismo dio muestras de sobra (cuando se desligó de Eduardo Alberto Duhalde) de que puede convertirse en una alternativa seria al orden político perimido. Veremos, aún no está todo dicho.
Por Mauro Reynaldi
3 comentarios:
Si Mauro, la verdad que a la izquierda no hay nada. Pero también es cierto que no tiene que abusar de eso y comenzar a consolidar las medidas más progresistas. Ahora queremos que la tablita la paguen los empresarios y que de esa manera eleven las condiciones para que eliminar la indigencia y la pobreza.
Saludos
Como siempre, gracias Jordi por tu aporte.
Abrazos y saludos.
Mauro.
ACYA.
Me parece que a la tablita habia que modificarla no anularla, sacarle esos escalones que la hacian injusta.en todas partes del mundo quen mas gana, mas porcentaje paga,Me parece loable el que comiencen a depegarse, ustedes que tienen las mejores de las intenciones, de lo mas nefasto de la política, el kirchnerismo.
saludos
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