sábado, 17 de enero de 2009

El último cowboy

Ayer en la sección espectáculos del diario Página 12 salió una entrevista que le realizaron al actor, director y productor cinematográfico Clint Eastwood, con motivo de sus dos próximas películas (El Sustituto y Gran Torino) a estrenarse en nuestro país (mientras está terminando de preparar The Human Factor, film basado en la vida de Nelson Mandela).
Siempre es un grato honor enterarse de una nueva realización (más allá de que sea un éxito o simplemente una pieza más en su obra) de uno de los más grandes maestros del séptimo arte, que a sus 78 años sigue dando que hablar y todavía provoca desconcierto en sus seguidores. Se sabe que Eastwood adhiere al Partido Republicano estadounidense, votó por John McCain en las recientes elecciones presidenciales que dio como ganador al demócrata Barack Obama. Empero, artísticamente Clint suele despacharse contra los poderes establecidos. Tanto la estructura de la sociedad en la que vive, como el poder clerical y las fuerzas del orden, no dejan de ser blancos de sus dardos. O sea, el ex Harry The Dirty es conservador en lo polítco, pero transgresor en lo artístico. No se agota de poner en tela de juicio las injusticias que se cometen dentro de su país. En Million Dollar Baby (2005) se permite el gusto de comparar a la Santa Trinidad con tres sabores de crema helada. Ya en Mystic River (2003) denunciaba el estado de violencia que se estaba viviendo en Norteamérica durante la era Bush (hijo). Sean Penn encarnaba a un ex mafioso que hace lo que sea con tal de vengar la muerte de su hija (clara analogía del accionar de George W. después del atentado de las Torres Gemelas en 2001). Más atrás en el tiempo, el personaje interpretado por Eastwood en la década de 1970, Harry Callahan, cuestionaba el funcionamiento de la policía. Trataba sobre la corrupción de las autoridades policiales, su connivencia con el delito y las transas con el poder de turno.


Para finalizar este recorrido podemos citar a Infierno de cobardes (Hights Plains Drifter de 1973), ambientada en 1870 esta movie cuenta del asesinato del alguacil de un pueblo del oeste que es encubierto por todos los habitantes del lugar. Nadie se quería hacer cargo de esa desaparición, hasta que Clint Eastwood, "el extranjero" resuelve el caso y desenmascara la complicidad civil en el homicidio.
El último cowboy está de regreso. En realidad, al igual que Woody Allen no para de filmar. Continúa metiéndose en sitios inhóspitos y sorprendiendo a los cinéfilos. No se ata a ningún género cinematográfico. Puede hacer thrillers, westerns, dramas, bélicas, policiales, mechando con toques de comedia, y su esencia sigue intacta. Nunca reniega de afrontar riesgos y por ello mismo es uno de los pocos genios que desafía a la industria. Nunca se casó con el american way of life. Todo un cumpa.

¡Gracias maestro por tanto talento!

Por Mauro Reynaldi

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