viernes, 2 de enero de 2009

Un lugar en el mundo


A cincuenta años de la Revolución Cubana, queda claro que el comunismo no predominó como sistema en el continente, pero el triunfante capitalismo fue arrasando año tras año los derechos y las libertades de los pueblos. Cuba no fue el modelo imitado por los demás países de la región, a causa del accionar norteamericano que impedía la libertad de elección de los ciudadanos latinoamericanos. La intervención (invasión) de Estados Unidos mediante el Plan Cóndor en la década de 1970 fue el fin del sueño independentista latinoamericano. El capitalismo salvaje destruyó todas las posibilidades de progreso y liberación de América Latina. Tras el derrumbe del Muro de Berlín y la implosión de la Unión Soviética, Cuba resistió y tuvo que enfrentar sola al Imperio estadounidense, limitando su desarrollo y empobreciéndose gracias al bloqueo económico que le infringieron los yanquis. El problema de la libertad en la isla nunca tuvo que ver directamente con la forma de gobierno adoptada por los revolucionarios, si no, por el aislamiento al que la condenó Estados Unidos con sus socios europeos.
Cuba podrá profundizar su autodeterminación con ayuda y compañía de sus hermanos regionales. Ahora, tras el debilitamiento del centro del capitalismo, Latinoamérica tiene más chances de profundizar sus lazos. La unidad ya no es tan imposible. La revolución tiene más vigencia que nunca porque se está aprendiendo de los errores del pasado. La única salida es la unión, únicamente juntos podremos combatir las injusticias que emanan del Imperio.

Por Mauro Reynaldi

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