23/03/2009. Integrantes del Colectivo de ex presos políticos y sobrevivientes de Rosario charlaron con vecinos del barrio Vía Honda sobre los años de terrorismo de estado.
Militantes políticos que sobrevivieron a la última dictadura militar, agrupados en el Colectivo de ex presos de Rosario, mantuvieron un encuentro con vecinos del barrio Vía Honda, en la zona sudoeste. La ronda de experiencias compartidas resultó un viaje al pasado más oscuro, para reflexionar sobre un presente abierto e imaginar un futuro “de proyectos comunes”.Rescatar la historia de las últimas tres décadas, con un relato diferente al que instalaron los sectores antinacionales dominantes, es un buen ejercicio para mantener dinámica la memoria del pueblo argentino. “A 33 años del último golpe militar, no olvidamos. Recuperar la memoria popular nos permite mantener viva la organización y la lucha para así proyectarnos en un país para todos”, es la consigna de los encuentros barriales organizados por el Movimiento universitario Martín Fierro, que arrancaron el domingo 8 de marzo con la presentación de la murga Somos lo que somos y una actividad teatral a cargo de los jóvenes del taller de memoria popular. En ese marco, el sábado 14 de marzo se realizó una charla a cargo del Colectivo de ex presos políticos y sobrevivientes de Rosario con vecinos del barrio Vía Honda, en Patagones y Garibaldi (Avellaneda al 4300). Fue una tarde calurosa, donde además de las palabras estuvieron presentes la pelota, el ritmo del tambor, el mate amargo y las galletitas caseras. A la sombra de un árbol, en el patio de la casa de una de las vecinas del barrio, integrantes de la Martín Fierro introducen al diálogo que a lo largo de la tarde cabalgó por la historia social, política e ideológica de los años setenta y sus huellas. Luis Mejías y su compañera Mónica Garbuglia, integrantes del Colectivo de ex presos políticos durante la dictadura de Videla y cia, transmitieron sus memorias de sobrevivientes de una etapa dolorosa para la sociedad en su conjunto, signada por el secuestro, la tortura, la desaparición de personas y el extraordinario avance de la concentración de capital en poquísimas y poderosas manos. Eso sí, los ex presos políticos remarcaron el convencimiento de reavivar aquella organización popular para poder pelear por una justa distribución de riquezas. “Somos de la generación del 70. Integramos el Colectivo de ex presos, donde confluyen compañeros que vienen de distintas experiencias de militancia política, como Montoneros y ERP”, arrancó Luis. “Fue una generación solidaria, que luchaba por un país mejor y para todos. Queríamos cambiar las cosas. Nuestra historia es la historia del país. Los militares montaron un plan sistemático para aniquilar personas e implantar un modelo económico para unos pocos. Y contra eso luchábamos”, siguió el militante enrolado en el peronismo revolucionario.Mejías fue escuchado atentamente por un grupo de vecinos que están al frente de la cooperativa de trabajo Sabrosuras entrerrianas. El nombre del microemprendimiento de panificación remite al origen de los habitantes del mencionado barrio de la zona sudoeste, quienes en su mayoría llegaron a la ciudad desde la provincia de Entre Ríos. También hay muchos vecinos de nacionalidad paraguaya. El cirujeo y la albañilería son medios de subsistencia diaria para muchos vecinos de Vía Honda. “Yo no conocía un montón de cosas sobre aquellos años (en relación al proceso militar). Todas esas aberraciones que cuentan los compañeros se deberían saber más”, opinó Verónica, una de las vecinas que impulsa el centro de producción de pan y pizzas caseras, entre otras “sabrosuras”. En el barrio funciona además una copa de leche, según destacaron los vecinos. Luis asumió el compromiso de sobreviviente de aquella “juventud maravillosa” y habló de la responsabilidad de “transmitir memoria”. Memoria que fue interrumpida, un hilo conductor que fue cortado, “como lo planteó el enemigo”, dijo Mejías. La lucha por la memoria popular pasó por distintos períodos. Con la vuelta a la democracia llegaron denuncias más abiertas contra violaciones sistemáticas de derechos humanos que desencadenador el juicio a las Juntas. Era la pelea de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y una sociedad todavía temerosa después de tanto horror. Después, la amnistía alfoncinista y menemista para los matadores del 76. Nacían organismos de derechos humanos –como Hijos, en el 95– y crecía el reclamo de juicio y castigo a los culpables de los delitos contra la humanidad se multiplicaba en las calles. El miedo se fue superando y la maquinaria de la muerte fue (es) condenada por buena parte de la sociedad, como se demuestra en cada marcha del 24 de marzo. En los últimos años el kirchnerismo se hizo eco del histórico reclamo de los organismos, levantó la bandera de juicio y castigo para los genocidas, previa reestructuració n del sistema judicial. Se anularon las leyes de impunidad, avanzaron los juicios y hubo condenas firmes. Eso desde lo concreto. Desde lo abstracto, pensadores liberales de derecha y de la izquierda antinacional afirman con arrogancia que los organismos fueron cooptados por el gobierno, subestimando a los propios organismos; hablan desde un lugar apolítico para que haya “verdad completa” y llaman a “olvidar el pasado”. El intercambio de experiencias entre los ex presos y sobrevivientes a una dictadura militar que se alzó en armas contra su propio pueblo y vecinos del barrio Vía Honda fue una manera distinta de recordar y repudiar el terrorismo de Estado. Hablar del tema en los barrios –la Martín Fierro también organizó encuentros en Fisherton Pobre– fue el eje que siguieron los encuentros por la memoria popular. “Nuestra generación sufrió una grave derrota y eso explica todo lo que vino después, aunque las cosas en los últimos años empezaron a cambiar”, sostuvo Mejías. Garbuglia, en tanto, les contó a los vecinos de las actividades que realizan desde el Colectivo de ex presos políticos, como charlas, pintadas de murales, entre muchas otras. “En los 70 hacíamos trabajo social, como lo que se hace ahora acá, en este barrio”, dijo Mónica, y les pidió tanto a los militantes barriales como a los vecinos que “no dejen de trabajar por una Argentina mejor para todos”. Los vecinos, en otro tramo de la charla, preguntaron sobre los centros clandestinos de detención en la región –se cuentan nueve en total– y algunos contaron historias personales relacionadas a los años de plomo, como amigos que desaparecieron y los miedos que rondaban cerca. “El 24 de marzo fue un ataque contra el pueblo en general. Un ataque a lo popular, a los humildes, a los trabajadores. La desaparición era cotidiana y la persecución sistemática”, recordó Mejías, al tiempo que subrayó que “la lucha de ayer sigue vigente”. Los vecinos, acompañados por integrantes del movimiento universitario, comprometieron su presencia en el acto del 24 de marzo en el Monumento a la Bandera, “como el año pasado”. “Tenemos que salir a repudiar tanta muerte”, planteó otra de las vecinas que elabora sabrosuras entrerrianas. En nombre del Colectivo de ex presos políticos y sobrevivientes de Rosario, Mónica Garbuglia les agradeció la participación en el acto y les dijo que el 24 de marzo tiene que ser “un día de conmemoración, porque cambió la historia del país; un día de memoria para que no vuelva nunca más todo lo que vino después”.
Por Guillermo Griecco
Fuente: http://www.eleslabon.org.ar
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