
Dejémonos de joder con eso de que hay que crecer con igualdad. No se puede, es inviable. Este país es subdesarrollado, está en el subsuelo. Las grandes naciones prefieren invertir en “países en serio” como Brasil, Chile, Colombia o Uruguay.
Los casi cuarenta millones de argentinos que somos, tenemos que hacer, como obligación moral (como mandato divino), un esfuerzo patriótico y pasar hambre por unos años (décadas si es necesario) hasta que el mundo vuelva a confiar en nosotros. Creer que somos sustentables.
Acabemos con esos discursos simplistas, anacrónicos, que hablan de ideologizar la política. Esta debe ser administrada por expertos, técnicos preparados no afectos a las pasiones.
Si seguimos remitiéndonos a un pasado (que ya el mismo Francis Fukuyama sepultó cuando consagró al liberalismo como el único pensamiento válido que hará progresar la humanidad), entonces nunca podremos salir de nuestro atraso. No es justo que las clases medias obtengan más recursos que las clases bajas. Por eso, como sacrificio debemos equiparar para abajo hasta que los centros capitalistas pasen esta etapa de malaria a causa de un maleficio subversivo.
Democraticemos la pobreza, universalicémosla. Sacrifiquémonos por el bienestar de las naciones desarrolladas, que portan como bandera: orden y progreso. Rindámonos a sus pies, que ellas nos lo van a agradecer y nos van a recompensar. Démosle las pocas riquezas que tenemos a ellas que saben administrarlas, nosotros todavía no podemos. Estamos faltos de ciencia.
Por Mauro Reynaldi
4 comentarios:
se le salio la cadena mi amigo...
Puede ser Anónimo. Está bueno que de vez en cuando se nos puedan salir las cadenas y expresarnos libremente.
Saludos.
Mauro
¿Algún pelotudo no se da cuenta que habla irónicamente?
Muy buen post, saludos.
Gracias cumpa Jordi.
Saludos.
Mauro
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