miércoles, 1 de julio de 2009

Lo que dejaron las urnas y lo que viene

Aun estamos muy cerca de los comicios legislativos del último domingo. Sin embargo, en estos días (muy en caliente) hemos tratado de entender y sacar conclusiones acerca de los resultados electorales, sobre quiénes fueron los vencedores y quiénes los vencidos. Si repasamos lo sucedido, y guiándonos, en principio, por los números que dio a conocer la Presidenta Cristina Fernández el pasado lunes 29, entonces tenemos un virtual empate entre el oficialismo y el frente que lidera la Coalición Cívica con alrededor del 30 % de los votos a nivel nacional para cada fuerza, seguidas de Unión Pro con cerca del 20 % de los escrutinios. Ergo, podríamos decir que no hubo un gran ganador (excepto que juntemos al Frente Cívico con el macrismo o peronismo disidente, los cuales pasarían a ocupar el primer lugar con casi la mitad del total del electorado nacional a su favor), sino que existe paridad a lo largo y ancho del país entre los tres movimientos: Frente para la Victoria, Acuerdo Cívico y Social, y Unión Pro.
Lo que no podemos dejar de marcar es que, si bien es cierto esto tal como lo demuestran los datos oficiales, el kirchnerismo viene perdiendo su gran capital político, no desde el año pasado con el conflicto campestre, sino desde su enclaustre en el viciado y corrompido (por no decir neoliberalizado) Partido Justicialista. O sea, su resignación a construir algo nuevo, superador de las viejas y caducas estructuras partidarias. La transversalidad fue un intento de ese avance democratizador pero fue descartado al poco tiempo de haber surgido como idea, tras unos encuentros entre Kirchner, Martín Sabbatella, Hermes Binner y Luis Juez. En ese entonces Pino Solanas también acompañaba las políticas empleadas por el oficialismo (claro, no estaba la riña con el Grupo Clarín).
En cierta medida, por esos motivos, las clases medias urbanas y rurales (en su mayoría de tinte conservador) le han ido quitando al Gobierno esa adhesión que se traducía en aproximadamente un setenta por ciento de imagen positiva, durante los primeros años del mandato de Néstor Kirchner. La salida de Roberto Lavagna del Ministerio de Economía de la Nación a fines del 2005 fue uno de los primeros empujones para que estas clases sociales empezaran a alejarse del oficialismo. Estos sectores se conformaban con ciertas bases de estabilidad, con que no les toquen el bolsillo, sin importarles lo que pasaba con sus conciudadanos que estaban y todavía hoy siguen nadando en las corrientes de la pobreza, la exclusión y el desempleo.
El kirchnerismo fue trastabillando, comunicando mal a la población sus medidas para salir de la crisis del 2001 e ir hacia un modelo de desarrollo más equitativo e inclusivo. Crecimiento más distribución de las riquezas viene siendo el slogan K desde la asunción de Cristina Fernández en diciembre del 2007 a la fecha. Aunque, los más beneficiados con estas políticas le hayan dado la espalda en la reciente contienda electoral.
Lo que queda en claro, lo que quedo confirmado este domingo, es que las transformaciones de fondo que necesita el país para que haya más justicia social son imposibles de la mano de los residuos del menemismo y del duhaldismo. Es una tarea homérica. Esos reciclajes sirvieron coyunturalmente, cuando el Gobierno tenía viento en popa, pues al primer tropezón se fueron dando vuelta, mostrando lo que realmente son, o sea, funcionales al status quo.
Retomando las primeras líneas de estas notas, podemos pasar en limpio que no hubo fuerza o movimiento en estos comicios que haya superado ampliamente a su rival, a quienes les seguían en cantidad de sufragios. Excepto el cobismo en la provincia de Mendoza, no hubo agrupación que le sacara más del 10 % de votos a su seguidora. Fue una votación muy pareja, sin hegemonías.
El kirchnerismo cayó derrotado más por errores propios que por aciertos de sus rivales, pero no está muerto. No está a millones de años luz de sus adversarios. Por dicha razón, aun depende de sí mismo para lograr los objetivos que se propuso durante la campaña. Tendrá que apurarse para debatir la nueva ley de Servicios Audiovisuales (enorme tarea pendiente de la democracia) en el Congreso antes del 10 de diciembre. Si llegara aprobarse esta norma en el parlamento, la administración kirchnerista daría otro paso gigantesco en la recuperación de la dignidad nacional y en la consolidación del sistema democrático.
En la vereda de en frente, la oposición después de tanto discurso, tanto marketing, deberá prepararse para ser una alternativa de gobierno acorde a los tiempos democráticos. Promover algo nuevo y no venir con viejas recetas, copiadas de los organismos financieros internacionales, que han dado muestra de sobra de sus fracasos.
Gran parte de la ciudadanía votó un cambio (a la derecha). No obstante, es muy probable, por lo volátil que son sus estados de ánimo, que se arrepienta y en un corto plazo busque sus soluciones en otro lugar, ya que ese voto castigo a los Kirchner puede ir al macrismo, a la coalición conservadora que integra el radicalismo o hacia Proyecto Sur. Da igual mientras sea anti K.
En síntesis, no hay nada definido, solamente una sociedad más derechizada, más dedicada al mundo del espectáculo que a pensar seriamente el país que quiere. Es decir, más individualista que de costumbre. Ante esto, el conjunto de la dirigencia política argentina no estuvo exenta y cedió a la hipnosis del sentido común conservador, mediatizado por el imperio agrocomunicacional.
Por Mauro Reynaldi

5 comentarios:

Jordi dijo...

Que los K traten de gobernar sin transar con la derecha de UNION PRO eso es lo mejor en lo que resta de su mandato.

Pancho dijo...

La Ley de Radiodifusión, si aquellos que la reclamamos no salimos a la calle a bancarla, a presionar y a hacer muuucho quilombo, no sale nie en pedo.
Acá el rol de las Facultades de Comunicación de todo el país armando la movida con sus estudiantes, tendría que ser primordial. De todos modos sospecho que todo esto no va a pasar porque ultimamente los únicos que movilizan algo de gente son los sectores de derecha con sus reclamos sectoriales.

¿Porqué no saldría la ley si no se sale a reclamarla en forma masiva?

Primero porque todo el arco opositor está en contra y a favor de que siga todo como está, es decir, continuar con ley de la dictadura que beneficia a lo pocos grupos económicos que manejan la información y su negocio. Para comprobarlo solo hace falta ver el programa de Mirta Legrand, lider del movimiento antinuevaley, donde todos los polítcos invitados (Juez, Macri, radicales, peronistas dicidentes, etc) declaran abiertamente que no van a permitir su aprobación, para que el gobierno no amordace al periodismo y la libertad de expresión.
Segundo, desde el oficialismo en pleno desmoronamiento, van a ser poco los diputados y senadores que se animen a ponerse en contra a Clarín y sus amigos. Una cosa era cuando el Gobierno estaba fuerte, pero hoy en día, tal como están las cosas, solo los más íntegros ideológicmente van a ser los que banquen el proyecto. Seguramente no lleguemos a juntar ni la mitad de la bancada "oficilista".

De todos modos, pienso que hay que mandarlo igual y mirar bien quiénes son los que apoyan y quiénes los que arrugan. Todos tienen que opinar, empozando por el señor Pino Solanas, muy legitimado en estas últimas elecciones por lo votantes.
Y si no sale muchachos, tendremos que tomar la calles, incendiar un par de canales, diarios, no se me ocurre otra cosa...

Al centro y adentro dijo...

Gracias Jordi y Pancho por sus comentarios. Así es Pancho, viene muy pero muy jodida la mano para que salga la nueva ley de medios. Es una batalla que hay que dar, no claudicar de ninguna manera quienes defendemos la democracia y su profundización. Dicho en forma vulgar pero para que se entienda, hay que tener huevos para jugarsela por esta propuesta que implica un cambio radical para el fortalecimiento del sistema democrático. Sabemos que la mayoría de la dirigencia política en nuestro país no está dispuesta ni interesada a enfrentarse a los grandes poderes que son los que en realidad gobiernan la nación. En esto el Kirchnerismo ha tenido agallas y ha sido la única fuerza política que propuso e impulsó el debate con seriedad y compromiso, a pesar de ir en contra del sentido común conservador que anida en nuestra sociedad. A la mayor parte de la población no le interesa este tema, como tampoco le importaban los Derechos humanos. En contra de ese sentir retrógrado el Gobierno hizo justicia y reivindicó a las víctimas del Genocidio que llevaron a cabo los milicos con el sustento de las clases dominates.
Derechos humanos y nueva ley de servicios audiovisuales van de la mano, es el camino que debemos seguir si queremos vivir con dignidad, siendo orgullosos de estar en este país y dejar de ser de una vez port taodas una República bananera.

Abrazos

Mauro

johnny monsanto dijo...

El monopolio a Clarin (que es una mierda) se lo dio su ex socio Nestor. En cuanto a los derechos humanos es un tema que ya me tiene las bolas infladas y nos impide mirar haciaadelante como sociedad.Miren ninos, la dictadura militar es de la epoca que murio el generalisimo, los espanoles le dieron para adelante sin estar permanentemente en el pasado y nosotros la seguimos con este negocio y asi nos va.


Larga vida a la tia Hebe y a su hijo parricida Shoklender.

Anónimo dijo...

Johnny, Johnny..... vos ¿Hablas en serio?. G