lunes, 28 de diciembre de 2009

¿Qué es el kirchnerismo?



Hebe de Bonafini dejó suspendida en el aire una pregunta, que ya está quemando: “El kirchnerismo, ¿qué es?”. Es notable que el complejo reto de intentar desentrañarlo sea lanzado por las mismísimas Madres de Plaza de Mayo. Ellas, sobre las cuales muchas veces se dijo que carecían de formación teórica y por ende nada entendían de política, que eran “sectarias”, “foquistas” y todo lo demás, han demostrado saber rascar en el exacto punto de la picadura, ahí donde los dedos de muchos sabihondos no llegan. O no se animan. Su incumbencia siempre es las cosas de los grandes: la “memoria fértil” para intervenir de modo determinante en la lucha de clases, ese motor que hace andar la Historia.
El interrogante sobre la experiencia kirchnerista, que alude más a un desafío todavía abierto que a la explicación de algo ya consumado, cerró el editorial de su programa semanal, Pariendo Sueños, del lunes 21 de diciembre.

Y arriesgo yo, que la primera respuesta la dio la propia Hebe en el bloque siguiente, cuando junto a Sergio Schoklender desgranó las últimas novedades de la Misión Sueños Compartidos, ese monumental proyecto de inclusión social que, mediante las obras de construcción de viviendas que se multiplican en todo el país, da trabajo, forma subjetividad de clase y crea ciudadanía para miles y miles de argentinos privados de todo ello hasta hace muy pocos años, precisamente hasta que llegó al gobierno Néstor Kirchner. ¿Podría haberse dado ese proyecto bajo las circunstancias de gobiernos anteriores?

El kirchnerismo es una identidad histórica, que sintetiza varias identidades propias, previas, y que sin llegar a negarlas, respetándolas, intenta integrarlas en una nueva, “El kirchnerismo”. A esa identidad han arribado las clases populares argentinas tras décadas de continuo saqueo material y cultural, y consecuentes luchas de resistencia y oposición.

O sea, estamos ante una categoría histórico-política, que sintoniza al modo argentino un proceso similar (aunque nunca idéntico, claro) que atraviesa al resto de América latina. La tarea del momento es dotarla de herramienta política, de organización, de dirigentes probos y creíbles, para que fructifique aún más. Y para ello se necesitan, desde una sólida formación de cuadros político-transformadores hasta aportes teóricos que construyan un nuevo marco conceptual donde ubicar y entender la experiencia kirchnerista, porque está visto que los manuales hasta aquí conocidos no lo reconocen, o le niegan entidad. Un intento puede ser el saludable espacio Carta Abierta.

El kirchnerismo, tal como acontece en todo proceso histórico social, es impuro como los ríos cuando bajan turbios, sucios, revueltos, pero impetuosos, y entran vencedores, invencibles, inexorables, al mar. El mar vendría a ser la gran Historia que ansían conquistar las clases subalternas, y el río, esa criatura llamada kirchnerismo, en la que abrevan, desde las Madres de Plaza de Mayo hasta la CGT.
Casualmente, la CGT.

La Central obrera por excelencia del peronismo se ha mostrado más kirchnerista y decidida a sostener los cambios fundamentales que se encaran, que la propia CTA, y esto viene a cuenta del río. Fue la CTA la que se convirtió en herramienta sindical para luchar contra el menemismo y sus políticas, mientras la conducción de la CGT asumía la defensa del neoliberalismo. Ahora pareciera expresarse una tendencia a la inversa.

Sergio dijo en el programa de Hebe, que a él le parecía propio de la dinámica virtuosa que adquirió el proyecto Sueños Compartidos, que en las obras de construcción se originen protestas o conflictos que llegan hasta la paralización de un obrador, por el atraso de un pago o la falta de ropas adecuadas para la labor cotidiana. Pero yo agrego que hay que discernir bien en qué circunstancias esas protestas se producen. En cualquiera caso, quienes las conduzcan no debieran dejar de lado –jamás– una visión más estratégica del asunto: si las ropas o los elementos necesarios faltan es porque los recursos siempre son pocos. Entonces, ¿es lo correcto interrumpir la tarea como modo de protesta? ¿A quién se apunta con la huelga, el paro, la quita de tareas, o cualquier otra medida que pueda surgir de una asamblea de trabajadores? Toda organización y lucha deben definir un contrincante. En el caso de los obradores, ¿quién es?

Algo parecido o asimilable a la misma experiencia (aunque siempre será distinto, se insiste) sucede cuando la CTA pone por delante de todo, fuera de cualquier visión estratégica, su demanda histórica de personería gremial, y confronta por ello con el Gobierno, sin importarle la debilidad que pueda provocarle al espacio kirchnerista y para regocijo exclusivo de la derecha. O cuando los delegados del subterráneo dejan sin transporte a la ciudad el mismo día que la Ley de Medios obtiene media sanción en Diputados. O cuando los movimientos sociales que agrupan a desempleados endémicos, ya propios de la estructura atrasada del capitalismo argentino, cortan las calles para oponerse a una de las medidas más progresivas del Gobierno nacional: el plan de empleo para cooperativas pequeñas, dejando crecer en el relato mediático el ambiente propicio para la represión. O cuando se suscitan decenas de conflictos intergremiales.

Todas ellas son consecuencias propias de una deseable dinamización en la actividad económica, sí, pero que sin la correcta dirección política que encaren sus protagonistas servirán al interés inmediato de los reaccionarios, que siempre anhelarán congelarla (y con ello detener la creciente reconstrucción social, condición insalvable para cualquier transformación verdadera).

¿Qué nos está sugiriendo que varias capas de la población objetivamente beneficiadas por la política económica y el proyecto de desarrollo endógeno encarados por el kirchnerismo, hayan votado el 28 de junio por la oposición de derecha? El triunfo de esa derecha no fue tal, es cierto; pero que las hay, las hay. Los medios afines a los grupos económicos concentrados magnificaron el resultado del comicio, pero esa oposición desestabilizadora y antidemocrática, que hasta aquí aparecía súbitamente, por espasmos, desarticulada, logró hacerse visible. Ha cobrado peso. Y lo peor: interactúa con referentes de centro-izquierda que hasta ayer nomás acompañaban el proyecto gubernamental o, al menos, eran decididos resistentes a los planes de la derecha. ¿Cómo abordar con claridad, y sin perder eficacia, esos baches y lagunas que pueden abrirse en la conciencia popular?

El problema parece ser la falta de organización y de formación política, de educación a las masas para luchas de largo alcance, contra enemigos muy poderosos y versátiles. ¿Cómo se explica, si no, que haya sido la “combativa” CTA la que le haya hecho un paro general de sus gremios adheridos al Gobierno en plena campaña electoral de 2009, siendo que apenas asumida al poder la Alianza le firmó un cheque en blanco, tirando abajo la Carpa de docentes ayunantes frente al Congreso? De la Rúa tenía ya 5 muertos a la semana de haberse hecho con el gobierno (represión en el puente Chaco-Corrientes, ¿se acuerda?), cuando la CTA convocó a figuras públicas a tomarse del brazo y festejar por el “nuevo tiempo” que representaba el fin de aquella lucha emblemática del gremio de maestros, que acompañó el final del ciclo menemista. Hebe y las Madres no fueron; ellas prefirieron conservar la Plaza de Mayo, mantenerse allí, y organizar la 19 Marcha de la Resistencia, que coincidió con el inicio del año 2000.

¿Será que a algunos les gusta ese bravo río sólo cuando anuncia en palabras y canciones lejanas, en teorías abstractas, que va hacia el mar, que algún día llegará…, pero que al momento de entrar al océano se espantan de las astillas, de los palos podridos, de los jugos de cloaca que el río arrastra consigo, y entonces prefieren quedarse en la orilla, esperando otra correntada más limpia, menos contradictoria, que haga juego con su discurso bonito, de libro bien encuadernado, sin importarles que quizás esa correntada tarde cien años en volver a pasar, si es que regresa? A veces es conveniente no temer perder la discusión, para poder ganarla luego, al final de la contienda, porque será ahí que se vuelva decisiva.

El kirchnerismo y sus complejidades, ambigüedades, ímpetus y tibiezas, es la conciencia para sí que ha alcanzado el pueblo trabajador. Es la certeza de que el momento de avanzar socialmente, políticamente, culturalmente, es aquí y es ahora. Que no podemos permitirnos esperar una próxima oportunidad, de dudoso pronóstico. Que sería una traición hacerlo, o cuanto menos un error incalculable, de grandes proporciones. ¿Es que no se tiene conciencia, acaso, desde qué lugar veníamos, de en qué situación social, cultural, económica y política desastrosas nos encontrábamos antes de 2003? ¿Hasta dónde se tiene cabal noción de la dictadura militar y sus implicancias y continuidades hasta el mismísimo día de hoy?

¡Al juicio popular a Martínez de Hoz en Plaza de Mayo debieran haber ido millones de personas! Todavía existen “compañeros” que afirman que el kirchnerismo ha llevado con su política de Derechos Humanos, sobre la última dictadura militar, una estrategia de propaganda, con fines puramente electorales, rédito puro sin costo alguno, para ganarse a las clases medias urbanas, progres ellas.

Lo cierto es que esas clases medias no se movilizan en defensa del gobierno, ni lo harán; sólo quieren irse de vacaciones, y si las apuran un poco dirán sentirse violentadas por el “clima de crispación” que les venden los medios. Y sin embargo, el único que parece poder llenar la cancha de Vélez para darle micrófono directo a la Presidenta Cristina Fernández con el pueblo trabajador es Moyano.

¿Existe otra fuerza social organizada, capaz de poner en la calle cientos de miles de trabajadores en defensa del gobierno, de enfrentar las amenazas de muerte a la Presidenta Cristina Fernández, de contener el avance de los desestabilizadores, de detener el golpe en marcha?

Son preguntas de ardua definición que, en cualquier caso, nos remiten al principio. Porque, en definitiva, el kirchnerismo, ¿qué es?


Por Demetrio Iramain para Redaccion Rosario

2 comentarios:

VIKTOR dijo...

MUY BUENO EL ANALISIS
LOS ARGENTINOS TENEMOS CICLICAMENTE GOBIERNOS ESPEJOS EN DONDE MIRARNOS CON MENEM EL ESPEJO QUE LO ARGENTNO NO SERVIA Y QUE HABIA QUE REGALARLO ,QUE TODO LO BUENO VENIA DE AFUERA QUE NO PERTENECIAMOS A LATNOAMERICA,CON DE LARUA QUE POR FIN NOS HABIAMOS SACADO LOS PERONISTAS CHOROS DE ENCIMA Y VENIAN LOS BLANCOS IMPOLUTOS A SOLUCIONARLO TODO Y CON EL NESTOR A QUE POR FIN LE ROMPIAMOS EL ORTO A LOS MILICOS Y QUE ERAMOS TODOS DRERECOS Y HUMANOS ESO ES LO QUE VEIMOS LASTIMA QUE EL ESPEJO NO NOS MOSTRO(HABLO DE LA CLASE MEDIA) QUE SOMOS UNA MIERDA QUE EN REALIDAD LO UNICO QUE NOS INTERESA SON NUESTROS INTERESES NESTRA QUINTITA Y NADA EL PROJIMO

VIKTOR dijo...

MUY BUENO EL ANALISIS
LOS ARGENTINOS TENEMOS CICLICAMENTE GOBIERNOS ESPEJOS EN DONDE MIRARNOS CON MENEM EL ESPEJO QUE LO ARGENTNO NO SERVIA Y QUE HABIA QUE REGALARLO ,QUE TODO LO BUENO VENIA DE AFUERA QUE NO PERTENECIAMOS A LATNOAMERICA,CON DE LARUA QUE POR FIN NOS HABIAMOS SACADO LOS PERONISTAS CHOROS DE ENCIMA Y VENIAN LOS BLANCOS IMPOLUTOS A SOLUCIONARLO TODO Y CON EL NESTOR A QUE POR FIN LE ROMPIAMOS EL ORTO A LOS MILICOS Y QUE ERAMOS TODOS DRERECOS Y HUMANOS ESO ES LO QUE VEIMOS LASTIMA QUE EL ESPEJO NO NOS MOSTRO(HABLO DE LA CLASE MEDIA) QUE SOMOS UNA MIERDA QUE EN REALIDAD LO UNICO QUE NOS INTERESA SON NUESTROS INTERESES NESTRA QUINTITA Y NADA EL PROJIMO