jueves, 29 de abril de 2010

La corporación mediática y su acefalía en el Poder Político

Como dice Néstor Kirchner, la principal fuerza opositora al gobierno nacional es la corporación mediática, encabezada por el grupo Clarín, con Héctor Magnetto (CEO de la megaempresa) como su gran ideólogo. Clarín y Uno (de Daniel Vila y José Luis Manzano) son los grandes emporios mediáticos en la Argentina. Ambas actúan monopólicamente en distintas zonas del país y forman el gigantesco oligopolio de la nación. Sin embargo, a pesar de que ambos grupos empresariales concentran alrededor del 80% de la información y la comunicación, el holding de Ernestina Herrera de Noble es quien mantiene un enfrentamiento directo con el Gobierno. Esta pugna se debe a cuestiones político-ideológicas, pero sobretodo a negocios que Néstor Kirchner y Cristina Fernández le truncaron a Clarín, como quedarse con una parte de la empresa telefónica Movicom.
Hoy en día, por su estrecho vínculo con el poder económico (en realidad, ya son lo mismo) y gracias al crecimiento de las telecomunicaciones, los grandes multimedios son quienes definen la agenda sobre lo que hay que hablar y sobre lo que no. Eso que llamamos sentido común, es la visión generalizada que inculcan a la sociedad los grandes mass media. Cambiar esta lógica del funcionamiento de las comunicaciones no es tarea fácil. No le compete únicamente a los políticos, al gobierno de turno, sino que necesita del involucramiento de la población. La oligarquía comunicacional no atenta solamente contra el kirchnerismo, sino que límita la subsistencia del sistema democrático.
Este conglomerado mediático, que conspira explícitamente contra la gestión presidencial de Cristina Fernández, es la expresión del establishment, de los poderes de facto (que no son elegidos por la ciudadanía), y por su esencia misma es antidemocrático.

No obstante, lo más dañino para la democracia argentina no es el funcionamiento de la corporación mediática per se, sino la complicidad de casi el total de la dirigencia opositora. Los mismos radicales, duhaldistas, y menemistas que habían sido, a finales de la década de 1990 y principios de este nuevo siglo, el hazme reir de las empresas "periodísticas" y de sus comunicadores "estrellas", ahora se alían (sin condiciones) al poder mediáticos. Este poder, también por su propia esencia, desdeña a la política y a los políticos. A estos los usa para que faciliten sus negociados.
Ahora el gran problema, lo más fatal para la patria mediática, es que sus (pre)candidatos para las elecciones presidenciales que se realizarán el año que viene, no dan pie con bola. La oposición no puede articular una idea, proyecto, ni iniciativa común que aparezca ante la sociedad civil como una alternativa viable. Muchos nombres danzan entre los postulantes a la presidencia, pero al mismo tiempo, ausencia de liderazgos (por lo menos en torno a lo nacional).
Entonces, el conjunto empresarial que controla las comunicaciones está "nervioso" porque no encuentra a quién/es van a terminar con la "hegemonía" del matrimonio Kirchner. Julio Cobos, pasados sus quince minutos de fama que le brindó la cancelación de la Resolución 125, ya no mide bien en las encuestas, y su intransigencia des-entusiasma a sus potenciales votantes. "El Cleto", por su rapaz vuelo mediático, parece estar en este momento sólo para cubrir el vacío de referentes que hay en el radicalismo. Por su parte, el peronismo "disidente" sigue debatiéndose entre el "Ni" de Reutemann, la imposibilidad jurídica del colombiano De Narváez de presentarse como candidato al "sillón de Rivadavia", y la impresentabilidad del ex gobernador bonaerense, Eduardo Alberto Duhalde (a quien le da lo mismo si está Videla, Menem o Kirchner).
Así, los dueños del oligopolio comunicacional se dan cuenta de que quienes integran las filas del panradicalismo y las del peronismo conservador, tendrían más éxito actuando en los sketchs de shows televisivos como los de Marcelo Tinelli o de Susana Giménez. Lamentablemente para los sicarios corporativos de los mass media, el kirchnerismo parece consolidarse cada día más. Esto lo reflejan: la asignación universal de $180 por hijo menor a 18 años y las grandes marchas que vienen convocando los seguidores del programa periodístico 6,7,8 que emite el canal de televisión pública, además de los cada vez más concurrentes y resonantes actos por el 24 de marzo.
El pueblo, que no compra los pronósticos escalofriantes del ejército opositor, está recuperando la calle, esa que le fue virlada en los últimos años por el espíritu golpista y elitista de los Blumberg, los Buzzi, los De Angeli, los Biolcati, los Llambías, etc. El debate por la concreción de la nueva ley para la democratización de los medios audiovisuales puso en el tapete las patrañas de los grandes grupos que manejan la economía y la información en nuestro país. Con la puesta en marcha de esta norma seguramente a las patronales del "Campo" no les hubiera sido tan fácil ganar la batalla cultural en el 2008 de la mencionada Resolución 125 que proponía aplicar retenciones móviles a las exportaciones de soja, con el fin de disminuir el monocultivo. Aquí la sociedad argentina se rindió, casi sin oponer resistencia, a los intereses corporativos de los dueños de la nación. Fue un duro revés que tuvo que soportar el Gobierno y todos aquellos que queremos vivir en una República con justicia social, desarrollo industrial, crecimiento económico e igualdad de oportunidades para todos. Después vinieron los comicios legislativos del 28 de junio de 2009 que agrandaron la avanzada neoliberal representada por la Coalición Cívica, Unión- Pro y el radicalismo cobista.
A pesar del constante asedio a la democracia de las fuerzas reaccionarias, la presidenta Cristina Fernández y su equipo gubernamental salieron para delante y a través de una fuerte participación del Estado en la economía y en los intereses de la nación, el país funciona y su clase media, principal destinatario del discurso hegémonico de los medios de difusión, incrementa su poder de consumo. Ni la inflación desalienta la voracidad consumista de gran parte de los sectores medios y de la clase alta de la sociedad. Los que siempre la pagan son los de abajo, pero esta vez, pueden disfrutar al menos una porción de la gran torta.
El Poder tiene, y siempre va a tener, quien le escriba, pero se halla desazonado porque sus "idiotas útiles" no le rinden. Aunque "Pino" Solanas haga lo imposible para sumarle a los restos "progres" que consideran a los Kirchner como el mal de esta era.

Por Mauro Reynaldi

3 comentarios:

Viktor dijo...

De todas maneras y a pesar de ser yo oficialista el hecho de tener como unica alternativa al Nestor en el 2011 es como tener que embarazar a las abuelas para que perdure la especie.
Cristina Fernandez es para mi criterio una evolucion respecto a Nestor y su Gobierno (si bien sin los problemas de supervivencia que tenia al principio Kirchner) es mucho mas completo en lo institucional e internacional (esto casi un orgullo)
Deberia pues el kirchnerismo presentar un candidato para adelante.
Saludos

Al centro y adentro dijo...

Sí Viktor. Yo apuesto por Sabbatella en el 2015. Es mi ideal. Cristina es mucho más que Néstor, en claridad y potencia.
Habrá que ver qué pasa el año que viene.

Saludos.

Mauro.

Viktor dijo...

Creo que Sabatella esta un poco verde preferiria que se fogueara un poco mas o en el Congreso o en la provincia ,tambien me gusta Heller que tiene esa cuota de estabilidad emocional mas conocimiento del mundo financiero que nos hace falta ;ya que
imagino que con la diarrea que se agarro europa los capitales van a andar ofreciendose por ahi con el consiguiente peligro que ello implica para las economias como la nuestra y el libre compromiso que podrian tomar algunas provincias sin un rector firme en el gobierno nacional