Durante 40 años unos 12 millones de personas negras vivieron como ciudadanos de segunda clase.
Una gran mayoría de sudafricanos sigue siendo hoy pobre y marginada, pese a la riqueza del país.
"He luchado contra la dominación de los blancos y contra la dominación de los negros. He deseado una democracia ideal y una sociedad libre en que todas las personas vivan en armonía y con iguales oportunidades. Es un ideal que quiero vivir y lograr. Pero si fuese necesario, también sería un ideal por el cual estoy dispuesto a morir".
Así habló Nelson Mandela durante el juicio de 1964 donde él y otros siete políticos negros opuestos al opresivo régimen sudafricano del apartheid fueron sentenciados a cadena perpetua.
SEPARADOS
El apartheid apareció como política del Estado sudafricana en 1948, bajo el mandato del nacionalista Daniel-François Malan. En afrikaans —una variante sudafricana del holandés— la palabra apartheid significa "separación", e implicaba mantener divididas a las razas, bajo el domino blanco. La Sudáfrica segregada creó instituciones, viviendas, transportes, servicios de salud y educación separados por aspectos raciales.
La población negra de Johannesburgo vivía en Soweto, cuna de la resistencia. Acrónimo de South Western Towns, vastas villas miseria en las afueras de la urbe blanca, Soweto se hizo famosa en 1976 cuando una revuelta general fue brutalmente reprimida con un saldo de más de 500 muertos.
EL CAMBIO
En 1977, Sudáfrica fue sometida a un embargo de armas, y en 1985 la ONU pidió sanciones económicas contra dicho país.
En 1990, el presidente Frederick DeClerk, un líder reformista, tomó dos decisiones audaces: liberar a Mandela, tras 25 años de encierro, y acabar con el apartheid. El 17 de junio de 1991, el Parlamento sudafricano decidió por unanimidad derogar la oprobiosa ley.
Hoy Sudáfrica es un país multicultural y democrático. Pero la pobreza casi llega al 60%; y 12 de cada 100 sudafricanos están infectados con VIH. Pese a ello es el país más próspero y de África. Y tiene una esperanza y una lección que enseñar.
Por Aristides Cajar Páez para Prensa.com
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