En esta fecha lo usual es desearles felicidades a todas/os nuestras/os colegas. A todas/os las/os que trabajan en los medios de comunicación, sin importar si quienes se desempeñan en esta profesión se han formado para ésto o han entrado por acomodo, sin tener los conocimientos y la preparación necesaria. ¿Cuántos se hacen llamar periodistas y su función se caracteriza específicamente por divulgar chimentos del mundo del espectáculo o del fútbol? Suena ridículo hablar de periodismo de espectáculos o deportivo. El periodismo es uno solo.
Otra de las grandes falacias que existen en este ambiente es aquella que habla del periodismo independiente. Esto es una gigantesca mentira ya que la mayoría de los comunicadores, excepto los que se han convertido en adinerados empresarios, labura para el Poder Económico (las grandes empresas que los contratan) o para el Poder Político. En varios casos, como por ejemplo en la actualidad las ciudades de Buenos Aires y Rosario, ambos poderes están fusionados. Esto pasó claramente durante la década de 1990.
Hoy en día, vemos que a pesar de la aprobación en octubre del 2009 en el Congreso de la Nación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, la concentración de medios en pocas manos sigue intacta. Mas, el nuevo canal de televisión de noticias por cable, CN23, creado el año pasado, responde 100 % al gobierno nacional. Mientras que los grupos Clarín y Perfil han lanzado dos nuevos diarios, Muy y Libre, los cuales surgieron no para dar a conocer otras voces sino para reforzar la línea editorial de cada uno de estos grandes espacios que se mueven en el negocio de la comunicación.
Si bien existe la libertad de expresión en nuestro país, cada uno puede decir lo que se le antoje sin que por ello lo sancionen (basta con ver, leer y escuchar las barbaridades que se dicen y han dicho sobre la Presidenta), no hay libertad de prensa, hay concentración, hay hegemonía, hay corporativismo. La mayoría de los trabajadores de los grandes medios cree que es intocable, actúa corporativamente, como un círculo de privilegiados, como una aristocracia. No hay lugar para la interacción y el debate con quienes piensan la comunicación social de otro modo, más vinculada a la participación democrática. El gran debate que se está dando en esta sociedad es si queremos seguir con una comunicación hecha por y para una élite o comunicación popular, que promueva la amplitud de voces, discursos, no de manera lineal sino circular. Necesitamos que hayan más y mejores espacios para la labor periodística. Que se priorice la calidad educativa de los comunicadores y esta formación académica comprenda la variedad de ideologías, pensamientos que hacen a la vida democrática de la Nación. Esta comunicación popular debe descentralizarse no ser propiedad exclusiva de los grandes centros urbanos. Tiene que existir en todo el territorio argentino.
Para cerrar esta nota, vale decir que no importa si un periodista es de derecha, centro o izquierda. Lo que cuenta es saber desde que lugar se está comunicando. Es natural que los comunicadores que se desenvuelven en el Grupo Clarín no puedan decir nada sobre la supuesta apropiación de Marcela y Felipe Noble por parte de la dueña del Multimedio. Así como tampoco podemos esperar que desde canal 7 salga una investigación periodística que comprometa al Gobierno. Por esta razón, tenemos que ser coherentes y señalar que la verdad nunca está de un sólo lado, que el ámbito mediático es un terreno de confrontaciones permanentes para imponer un sentido común hegemónico, donde la disputa es política, simbólica y cultural, y lo que está en juego es, nada más y nada menos, el funcionamiento de la sociedad y el andar del país.
Por Mauro Reynaldi
No hay comentarios.:
Publicar un comentario