Por Raúl Isman
Docente. Escritor.
Columnista del Noticiero televisivo
Señal de Noticias.
Colaborador habitual del
periódico Socialista “el Ideal”
Director de la revista
Electrónica Redacción popular.
"Vamos por todo"
Emblemática frase atribuida a Néstor Kirchner.
Un resultado muy difícilmente reversible
Pasó la primera vuelta en las elecciones a jefe de gobierno, las cuales serán analizadas sucintamente durante las líneas siguientes, y los resultados nos dejan un sabor agridulce a las fuerzas nacionales, populares progresistas y de izquierda (racional). Dulce porqué nuestro espacio paso del (muy magro) 11 % obtenido en el 2009 a un reagrupamiento de fuerzas que le permitió cosechar algo menos de un tercio de los electores. Amargo porqué pese a los desastrosos resultados implicados en los cuatro años de desaguisados PRO, casi cinco de cada diez porteños votó por el pato (cada paso, una cagada) amarillo; lo cual da vía libre a todo tipo respuestas (cuasi) agresivas dirigidas a los electores de la ciudad, tentación en la que sucumben no pocos analistas. Con relación al 2007 no sufrieron desgaste ninguno avalando un gobierno horroroso para los sectores populares. Por nuestra parte, trataremos de buscar las causas sociológicas, culturales políticas e ideológicas que permitieren explicar el pronunciamiento. En principio, un buen cuadro de situación lo desarrolla un e-mail recibido de Fernando Suriano:
“Ningún argumento modifica la decisión de votar a Macri... porque esa "decisión", que más bien parece una "decepción", no proviene de ningún argumento sino de un "estado de ánimo" pescado en los efluvios que flotan en el ambiente emanados por las 84 tapas de Clarín + los miles de zócalos y comentarios sueltos de los medios aun no derrotados por la ley de medios (más desafiantes que nunca). Y la vacuna que no aparece!”.
En lo que el autor de las líneas precedentes parece errar es en la búsqueda de paliativos y antídotos contra la preponderancia macrista:
“La única vacuna contra esas miasmas pestilentes no es ningún argumento... solo puede ser una emoción venida en brazos de la memoria y acunada en la autoestima. ¿O no fue precisamente eso lo que hizo revivir y desplegarse al Proyecto Nacional y Popular en los hermosos días del festejo del Bicentenario?“.
“A Macri se lo vence encolumnando a todos los humanos de la Ciudad del Puerto detrás de una bandera luminosa con futuro y horizonte, detrás de los que de aquí salieron a llevar por todas partes el anuncio de su digna Independencia: Belgrano, Castelli, Moreno, Dorrego... En esta multitud solo no habrá lugar para los mercachifles, para los que en vez de ser patricios y patriotas prefirieron hacer negocios de derrotas con el enemigo”.
Por cierto que los (opulentos en consumo) habitantes porteños de la actualidad se parecen tanto a las masas de la gran aldea y sus orillas a comienzos del siglo XIX como un grupo de melómanos habitues al teatro Colón pudiere semejarse con un conjunto de trabajadores camioneros de parranda y con gran cantidad de kilolitros de vino común metidos entre pecho y espalda. Dicho todo esto sin animo ninguno de emitir juicios de valor o que signifiquen expresiones peyorativas.
En rigor el núcleo duro del sufragio Pro lo constituye el tercio de votantes irremediablemente de derecha. Si a ellos se les argumenta que se han nombrado una verdadera selección de (PRO)cesitas en puestos expectantes, a un jefe de policía complicado (hasta la prisión) en el encubrimiento del horrible crimen de la A.M.I.A., que se ha vaciado de insumos los hospitales públicos, que se discontinuó la provisión de gas en el hospicio de varones (los locos no son PRO), que las escuelas estatales carecen de calefacción, que no se construyen viviendas populares, que los diez kilómetros de subtes anuales han sido trocados por las amarillas bicisendas y podríamos seguir con los rasgos más notorios de la acción macrista, pero la lista es inagotable. Lo cierto es a nuestros derechistas no se les escapa la argumentación. Pero lo que para nosotros son razones para estar en la vereda de enfrente del PRO, para ellos son las causas por las que sufragan por Macri. En el conglomerado analizado se encuentran sectores de clase alta y media alta que jamás se atienden en un hospital público y sólo lo visitan para lavar su conciencia por medio del (piadoso) trabajo de voluntariado que realizan muchas de sus mujeres. Se trata de una franja social que ha hecho de los ámbitos privados no sólo el eje de la economía y la sociedad, sino punto de vista disruptivo en lo cultural y también factor de convergencia emocional. Al punto que ignoramos porqué aún no ha sido compuesta una marcha “los muchachos privatistas” o un himno a la iniciativa privada. Nada casualmente se le atribuye al ex presidente brasileño Lula un planteo que consiste en afirmar que sólo los pobres demandan la existencia de un estado (social). Por cierto que la frase debe ser matizada en el sentido que los poderosos exigen el concurso de la formación estatal cuando se encuentran con la soga al cuello; sea porqué las masas populares avanzan en sus luchas y demandas (y entonces exigen represión) o cuando la crisis económica evapora sus ganancias y capitales. En este último caso piden que el fisco cargue con sus pérdidas, demanda que olvidan cuando el ciclo vuelve a ser alcista y tornan al rústico privatismo previo. El fenómeno descripto engarza completamente con el voto a Macri en razón que el jefe de gobierno, por ejemplo, aumenta los subsidios a la educación privada, al tiempo que descuida la pública.
Ligada a la visión de las clases dominantes se hallan las clases medias tributarias ideológica y culturalmente de las primeras. Se trata de un fenómeno estructural y para nada exclusivo de la Argentina y Buenos Aires actuales. Lo distintivo de nuestra urbe es un antiperonismo raigal y visceral. Pero no puede soslayarse que un punto débil de los procesos independentistas de la actualidad es la oposición a ellos en las grandes ciudades. Lo padece la Venezuela Chavista y el Ecuador conducido por Correa: la mejoría en los niveles de vida que se han logrado en los tres países- lejos de atraer a dichas franjas sociales hacia el bloque nacional y popular- las han entregado de pies, manos y conciencia en brazos de la reacción. Ciertamente no puede dejar de señalarse que el voto Pro sigue anclando en vastos sectores populares; lo cual obedece a circunstancias disímiles. Aunque pareciera increíble hay votantes que sufragan por Macri y también por Kristina. Por un lado, es en la zona sur de la ciudad (habitada por núcleos postergados) que el referente macrista Cristian Ritondo cuenta con un importante armado territorial. Con él se alinean unidades básicas peronistas pintadas de amarillo. Y por el otro se verifica una vez más una verdadera dialéctica del amo y el esclavo posmoderna. De tal modo denominaba el filósofo prusiano Georg Wilhelm Friedrich Hegel al hecho que para dominar el esclavista debía lograr que su esclavo naturalizase en su conciencia su sumisión, es decir, la acepte. La aparición sensible de lo que describimos en la Argentina fue el menemismo, basado en la alianza entre los “mas pobres y los más ricos”. En rigor nada de lo precedente sería posible sin la machacona y embustera prédica de los grandes massmedia, verdadero corazón y eje de la campaña macrista. Piénsese en que los desaguisados de la gestión PRO hubieren sido cometidos por el gobierno nacional la prédica mediática no dejaría jamás las pantallas. En cambio, no ha merecido ni una nota al pie de página desde las circunstancias que mencionamos más arriba hasta el hecho que el propio Macri se encuentra (PRO)cesado por escuchas ilegales. El jefe de gobierno está blindado por los medios, pero añadamos entre las causas del voto macrista una hábil campaña que disfraza al candidato como una versión zen de la madre Teresa de Calcuta, cuando en realidad es un autoritario gladiador neoliberal y antipopular; rasgo que deja al desnudo ni bien se le extravía el guión. La impostura diseñada por Jaime Durán Barba, sin dudas, es muy hábil, pero no es demasiado complejo desenmascararla. Sólo es preciso esperar qua haya pasado el tiempo electoral para encontrarnos con Mauricio amenazando con tirar, ya no a Néstor, por el balcón. Es que la huesuda le ahorró el 27 de octubre del 2010 su criminal deseo expresado oportunamente.
Terceros afuera y réquiem para
la patética transición de Pino a Bonsai
Fernando Ezequiel “Pino” Solanas cuenta con una dilatada trayectoria como realizador cinematográfico y durante mucho tiempo acompañó sin dobleces a los movimientos populares en la Argentina y en el tercer mundo. Sufrió exilio durante la nefasta época de la dictadura y en la no menos deplorable década noventista fue baleado en un atentado aún no esclarecido judicialmente. Lo dicho recién constituye lo más rescatable de su trayectoria. Sin dudas que lo peor es la ausencia de capacidad para construir política colectivamente demostrada en diversas ocasiones, sumado a la exacerbación de los rasgos más grotescamente napoleónicos de su personalidad. No soportó que Néstor y Kristina K realizasen parte de lo mejor de su programa y decidió aliarse a los enemigos del pueblo como Carrió y su coalición cínica, el PRO, la U.C.R., el G.E.N. y el Socialismo Sojero y Clarinudo presidido por Hermes Binner. La entente fue muy poco eficaz en su oposición acérrima al gobierno nacional. Y explotó derramando purulencia cuando debía construir una alternativa política. El Pino es una conífera de grandes proporciones y exuberante belleza. Pero Solanas ha reducido su figura a un árbol enano, un bonsai. No es de ahora que nos hemos expresado críticamente con respecto a su trayectoria sinuosa y analizamos su accionar político en diversos artículos anteriores. Para muestra sólo citamos el siguiente que compila una parte de los desaguisados del dirigente de marras:
http://www.redaccionpopular.com/articulo/el-pino-y-el-bosque
Rodeado por una pléyade de impresentables como los maoistas lopezreguistas del P.C.R. (también oportunamente sufragantes de Menem y ex seineldinistas), las huestes paleolíticamente troskosaúricas de la estentórea enfermera Vilma Ripoll y de oportunistas consuetudinarios como Libres del Sur (quienes se orientaron del combate contra la reacción agrosojera a alinearse mansamente con los progresistas dóciles de Binner, Stolbizer y Morandini) o el diputado Claudio Losano, Solanas pasó a ser abandonado por todos ellos poco después de trasladar su proyecto nacional al ámbito de la ciudad de Buenos Aires. En realidad el tránsito obedeció a un imperativo del poder económico que veía a Kristina como imbatible en la puja por la presidencia. Por lo tanto, ordenó defender los territorios en los que la (indigente en ideas) oposición conservaba algunas chances. La maniobra buscaba “colectar” por izquierda al servicio de la reacción, dejando fuera de la segunda vuelta a la formula del Frente para la Victoria y le sirvió poco y nada al cineasta que apenas arañó los 13 puntos. Hablando la noche del comicio se le "olvido" decir que el 87 % del electorado porteño que no lo había elegido eran votantes "de baja calidad"En un segundo anillo contaba con una reducida militancia que parecía dar rienda suelta a frustraciones de carácter escasamente político. Diversos militantes de base de proyecto sur nos dijeron en polémicas callejeras que los Kirchner eran, sin más, la derecha. Deberían explicar porqué la reacción real (Clarín, los terratenientes, La Nación, los economistas neoliberales, los grandes bancos y monopolios de la industria y siguen las firmas) y no la imaginada se muestran irreductiblemente hostiles a los K y muy transigentes con Proyecto Sur. ¿Le falta conciencia a los reaccionarios o les sobra imaginación a los pinistas? El veleidoso cineasta no supo ubicarse en ningún momento en el tono ciudadano de la campaña y derrapaba por su odio al gobierno nacional. Para peor realizó una lastimosa demostración de histrionismo distribuyendo bozales contra la “mordida”, parecía guionado por un asesor PRO.
A los 75 años, el tercer lugar en el podio es un traspié que significa un inocultable final para su carrera política. Será otro realizador el que filme la próxima película “De Pino a Bonsai, el servilsmo con la derecha a la larga trae malas consecuencias”.
Los logros de la primera vuelta,
la segunda y el rol de la militancia
Arañando casi 47 % el PRO y con 6 puntos de fuerzas derechistas similares (U.C.R., el bull-dog neoliberal López Murphi y la coalición cínica y golpista) revertir el comicio- más que cuesta arriba- parece una empresa equivalente a que una tortuga le gane la carrera de cien metros llanos a un atleta de alto rendimiento.
Sin embargo quedan importantes cuestiones a plantear de cara a la segunda vuelta en unos veinte días. En primer lugar se trata de una importante votación (29 % la más alta en toda su historia) del Frente para la Victoria en un territorio siempre hostil al peronismo. Recordemos que en el 2005, uno de los mejores momentos del Kirchnerismo, el proyecto nacional resultó tercero, detrás de Macri y la doctora Elisa Carrió, quien fiel a su costumbre dio su clásico toque grotesco y delirante. Dijo en esta ocasión que el 70% votó contra el gobierno nacional, “olvidando” que en oposición a su cejijunta candidata sufragó apenas el 97% y que los votantes PRO habían avalado el espionaje, el nombramiento del no muy “fino” comisario Palacios, la condena a muerte por congelamiento de los internados en el neuropsiquiátrico Borda, los derrumbes en la ciudad, las escuelas públicas hechas añicos, por citar sólo algunos ejemplos. Muy republicana doña Carrió.
El tono general de la campaña fue de total apoliticismo, lo cual sin dudas es muy PRO. Un modo fundamental de vender caro la (casi segura) inminente derrota es alentar el debate, pelear voto contra voto e intentar desarrollar la politización. Vale la pena intentarlo, como si se tratase de revertir uno o dos puntos. El resultado será un piso de votos más alto para el proyecto nacional. Y en ello, la militancia tendrá un rol central. Macri, en el 2007 la gran esperanza blanca de la derecha, revalidó sus títulos locales. Pero la Argentina no termina en la Avenida General Paz.
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