Llegó el día en el que los argentinos definiremos quién nos gobernará durante los próximos cuatro años. La contienda electoral de hoy- no tan motivadora debido al contundente resultado obtenido por la actual Presidenta de la Nación el pasado 14 de agosto en las PASO, dejando a la oposición relegada a muchos puntos de ventaja-, sellará la reelección del Frente para la Victoria (FPV) por más de la mitad de los sufragios del total del padrón.
Cristina Fernández no sólo es la mejor candidata que tiene el oficialismo, sino la dirigente más reconocida y avalada por la población argentina, a causa de la muy buena gestión que viene teniendo desde el 2007 a la fecha, a pesar de la intentona golpista del conflicto agromediático por la fatídica Resolución 125 que finalmente fue rechazada en el Congreso por el voto negativo del increíblemente todavía Vicepresidente Julio Cobos a mediados de 2008.
Para estos nuevos comicios, todo parece estar ya cantado. CFK conseguirá, probablemente, superar el porcentaje de hace dos meses atrás, acariciando el 55% de los votos, mientras que se ubicarán a gran distancia en segundo y tercer puestos (a casi 40 puntos de diferencia), el socialdemócrata Hermes Binner, gobernador santafesino, del Frente Amplio Progresista (FAP) y el radical Ricardo Alfonsín.
Por otra parte, habrá que ver qué pasará con el peronismo disidente, que se encuentra cerca de la extinción, ya que sus candidatos Eduardo Duhalde y su ex compañero, el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saa están peleando el cuarto lugar. Sin Mauricio Macri, que prefirió conservar la ciudad de Buenos Aires y sin Carlos Reutemann que se llamó a silencio, este espacio de la derecha peronista parece haber quedado jugando un rol meramente testimonial, similar al que viene cumpliendo en los últimos años la Coalición Cívica de Elisa Carrió, que disputará la quinta posición con el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) que lleva la fórmula Jorge Altamira- Christian Castillo.
Para el período gubernamental que viene, el kirchnerismo tendrá como principales desafíos sostener lo gestado hasta aquí, tras dos mandatos consecutivos, y ampliar su base de sustentación popular profundizando las políticas que tienden a la inclusión social, a la igualdad y al mejoramiento de la calidad de vida de las clases medias y bajas argentinas. Esto lo podrá lograr manteniendo la estabilidad macroeconómica; apelando a las buenas relaciones que tiene con el comercio internacional; también, promoviendo una nueva ley de servicios financieros y una reforma tributaria que obligue a pagar más a quienes más recursos tienen, para que no recaiga tanto en el consumo de los sectores populares; y generando más y mejores puestos de trabajo para acabar con el desempleo y la pobreza, cuyos indicadores siguen siendo altos, a pesar de que hayan disminuido en los últimos tiempos. Todo esto tiene que ver con medidas redistributivas en pos de la justicia y movilidad social ascendente.
Por Mauro Reynaldi.
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