Ante la muerte de Cristian Ferreyra, militante del Movimiento Nacional Campesino Indígena
Como parte del Movimiento Nacional Campesino Indígena (del cual formaba parte Cristian Ferreyra) realizaremos este martes a las 18hs frente a Cargill una concentración abierta y jornada de debate público sobre las disputas territoriales que se cobran la vida de campesinos, indígenas y habitantes de las zonas más pobres de las ciudades. Ante este terrible asesinato, compartimos nuestra palabra a raíz de la perdida de un compañero que murió defendiendo el territorio. Y lo haremos en el mismo lugar desde el cual, hace un año, partía la caminata del Ya Basta!, caminata de 7km que reunió a movimientos campesinos y urbanos autónomos con un solo fin: gritar Ya Basta! a los monopolios y sus atropellos.
“El asesinato de Crístian Ferreyra no va a quedar impune y con toda la rabia y dolor que sentimos sus compañeros y compañeras, reafirmamos una vez más, que en la defensa de nuestros territorios llegaremos hasta la últimas consecuencias”
Comunicado MOCASE V.C (MNCI) 17 de noviembre de 2011-
El miércoles 16 de noviembre la noticia sobre el asesinato de un miembro del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE V.C) marco, una vez más, la necesidad de entender, de una vez por todas, el significado de lo que llamamos Guerra por los territorios, en las que la ganancia económica, la violencia, la defensa de la tierra y el estado son protagonistas.
La ejecución a sangre fría de un joven militante que defiende lo poco que le queda del voraz avance de empresas privadas es, sin duda, un ejemplo claro de las características que ha tomado un conflicto que no es una suma de hechos aislados, y que abarca a centenares de territorios y donde la privatizacion de la violencia y la represion son moneda corriente.
Hay quienes dicen, como los zapatistas en México, que en el mundo se ha desatado una guerra, y que esa guerra, a diferencia de las conocidas durante el siglo XX, estalla en cada momento y en cualquier lugar, bajo cualquier circunstancia, esa guerra tiene una particularidad que la hace distinta a las anteriores: los bandos en pugna comparten el territorio. La lucha, entonces, es por reconfigurar esos territorios.
¿Que quieren estos grandes poderes de la privatización? Destruir el territorio, despoblarlo y reconstruirlo, pero con otra lógica. Corporaciones arrasando territorios con el único fin de que dejen de ser lo que son y se conviertan en otra cosa. Soja en un caso, barrios privados, en otro. Complejos turísticos, clubes de campo, minas a cielo abierto; centros comerciales o bases militares. Transnacionales, pero también, y sobre todo, empresas y empresarios nacionales y locales. Mientras Cargill y Monsanto trazan su utopía a nivel global, otros las ejecutan, como Jorge Ciccioli en Santiago, como Mario Jáuregui, Jorge Doncel y Gustavo Shanahan en Rosario. Da lo mismo, ya que el objetivo es destruir.
Son el imperialismo global con nombre y apellido, operando en todos los territorios existentes. El negocio y la especulación es tan grande que no importa nada más que cumplir los objetivos.
Pero también están los otros, los que resisten por no ser avasallados, en el campo y en las ciudades. A veces con muertos, pero en su gran mayoría, con desalojados, excluidos, perdedores. De esos hay miles y miles, y pasan desapercibidos, hasta que la guerra vuelve a estallar y la muerte se vuelve noticia.
Y también esta el Estado, que intenta ser neutral, y que en esa neutralidad no solo favorece los intereses mas poderosos, sino que esa misma neutralidad, que en la realidad significa desentenderse y observar desde afuera todo lo que acontece, tiene como resultado que cualquier conflicto por los territorios se resuelva en un cuerpo a cuerpo que siempre tiene los mismos resultados. Una disputa desigual, que desencadena la violencia, que abandona a quienes no ambicionan más que lo que tienen: su tierra, su hogar, su trabajo. Los que no tienen ni quieren nada, son muertos por los que quieren todo.
Y el Estado esta allí, observando, pretendiendo consensuar el interés económico con las necesidades y derechos básicos, sabiendo que eso no es posible. Nunca lo fue. Hoy, mas que nunca, el estado no puede ser neutral ni objetivo, y mucho menos cómplice de la destrucción del mismo territorio que debe defender. La contradicción entre el bien común y la voracidad privada se expresa en cada hecho de los últimos años.
Porque, hoy, no hacemos esta reflexión desde la muerte de Cristian Ferreyra, sino que forma parte de nuestra palabra hace años, cuando el conflicto de la tierra y la especulación inmobiliaria se hizo presente en la ciudad de Rosario, como en otras tantas. Con un monopolio de la tierra que pretende hacer de la periferia una mercancía, que desaloja, y amenaza incesantemente a vecinos, y con un estado absolutamente ausente en algunos casos, y absolutamente cómplice en otros. Al igual que el MOCASE V.C, han sido decenas de denuncias sobre la violencia territorial y la violación de todo tipo de normativas y derechos, con el intento de interpelar a los más amplios sectores sobre una problemática que pretende desconocerse, pero que es inevitable verla.
También lo han hecho en otras localidades del sur santafesino contra las fumigaciones y el glifosato; con la reivindicación de los pueblos originarios para la adjudicación definitiva de sus territorios ancestrales y con los reclamos para regularizar la posesión de miles de hectáreas por parte de comunidades campesinas expulsadas por el avance del agronegocio en el norte de la provincia, y la lista sigue. Todas forman parte del mismo problema. Todas esperan una solución, y que esa solución sea, al menos por una vez, sin muertos.
Esa solución es, para nosotros, nuestra utopía. La que debemos contrastar con las utopías de las corporaciones. En el campo esa utopía se llama Reforma Agraria, para nosotros, aquí, se llama Ciudad Futura. Porque la política del siglo XXI será la política de los territorios, la politica que lleve a los territorios y su etica como bandera. Por eso, decidimos formar parte del Movimiento Nacional Campesino Indígena. Por eso, decidimos hacer nuestra reforma agraria en las ciudades.
Porque quienes ya no tienen adonde retroceder, van a seguir resistiendo, pero también soñando y formándose, y van a proponer soluciones y esas soluciones deben ser escuchadas. Excepto que quienes deben asumir esa tarea tomen partido por la destrucción, la muerte y la exclusión de miles, a favor del negocio de pocos.
Viviremos y venceremos!
No pasaran!
Por tierra, trabajo y justicia. Por la memoria de Cristian Ferreyra
Jucio y castigo no sólo a los responsables materiales sino a los intelectuales y politicos.
Desde el territorio insurgente.
Movimiento Giros
Contacto: Juan Monteverde – (0341) 156 599820
Datos de la actividad “Jornada de memoria por el asesinato de Cristian Ferreyra”:
Martes 22/11 desde las 18 hs, concentración en plaza de las Américas: Salta e Iriondo (frente a Cargill). Lectura de documentos, palabras abiertas, debate en grupos.
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