jueves, 19 de abril de 2012

¡Enhorabuena!

A través de la aprobación del Congreso del Proyecto de Ley enviado por el Poder Ejecutivo Nacional, más de la mitad del total accionario de Yacimientos Petrolíferos Federales (YPF) volverá a ser del Estado, es decir, de todos los ciudadanos que habitan en la República Argentina. Esta medida, por la que tanto vienen bregando los sectores populares, va en la misma dirección y sintonía fina que las reestatizaciones de Aerolíneas Argentinas y las AFJP, la Asignación Universal por Hijo, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, el Matrimonio entre personas del mismo sexo, el Estatuto del peón rural, la Reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, la quita de subsidios a las grandes empresas, entre otras. Este conjunto de acciones públicas mejoran la calidad de vida de nuestra ciudadanía y fortalecen el sistema democrático.
Contrariamente, durante la década de 1990 la ola privatizadora fue parte del modelo neoconservador basado en la expropiación de lo público a manos del sector privado para beneficio del crecimiento y enriquecimiento de las grandes corporaciones económicas internacionales aliadas a nuestra burguesía, la cual se ha desempeñado a lo largo de la historia de forma usurera y vendepatria. Este despojo al pueblo argentino lo llevó a cabo el gobierno "justicialista" de Carlos Saúl Menem, mediante el consenso generado por el discurso "modernizador" de la época y por políticas empapadas de corrupción que fueron funcionales y fundamentales para ese modelo que defiende el actual Jefe de Gobierno porteño (aunque en sus palabras se refiera a simples "modelitos"). Acorde a esto la multinacional Repsol compró YPF y nos dejó sin el gas y sin el petroleo, tal cual lo pedía el dios Mercado. Así, el desmantelamiento del Estado sirvió para darle más poder a las clases dominantes, las cuales ya venían, desde la última dictadura cívico-militar, obteniendo cada vez más y más ganancias a costa del sacrificio del resto de la sociedad civil. Por este motivo, podemos decir hoy que la recuperación del 51% de YPF (la otra mitad aún continúa privatizada) no es sólo la vuelta del funcionamiento de una empresa estatal de energía, sino la posibilidad de volver a tener soberanía energética, determinante para el desarrollo económico y social de nuestro país.
Recuperar la mitad de YPF significa empezar a reestablecer la producción, el control y la regulación de nuestros recursos naturales.
No es poca cosa, Sr. Macri: a pesar de que vuestros legisladores no acompañen el proyecto oficial, la energía petrolífera, en una considerable proporción, será para todos los argentinos (¿sus compatriotas?).

Por Mauro Reynaldi.

2 comentarios:

Televisores Pantalla Plana dijo...

Es bastante interesante aquella propuesta que define el estado, aunque es pertinente una mayor especificación, acerca de esta ley equitativa para el pueblo argentino

Hosting Bogotá dijo...

La propuesta es buena ahora lo importante es que se haga realidad y no se quede en propuesta.