Si el Senado de la Nación aprueba la reestatización de la empresa Aerolíneas Argentinas se dará un paso inicial de suma importancia en la búsqueda por recuperar el ansiado tesoro perdido (por no decir despilfarrado o mejor, robado).
En las tierras de la plata y de la extensión abundante, allá por mediados de la década del 70’ nuestros patriotas militares comenzaron el proceso de destrucción del patrimonio nacional, masacrando gente y aliándose a los capitalistas de los países imperialistas. Esta obra la vino a culminar, a comienzos de 1990, el neoliberalizado Partido Justicialista comandado por ese caudillo riojano llamado Carlos Menem (ahora considerado persona no grata, innombrable, por las personas de bien), quien fuera mal visto al principio por las clases medias gorilas debido a su look patilludo y su retórica populista, pero luego prontamente festejado por su política económica del “déme dos y pago uno”. Esos sectores medios niegan haber apoyado y votado el modelo menemista y sin embargo, son quienes más añoran la era de la convertibilidad que liquidó el aparato productivo, dejando a más de miles de conciudadanos en las calles, saboreando pobreza e indigencia, mientras los gurúes del establishment se llenaban de dinero regalando los bienes que eran de todos los argentinos, no de una minoría privilegiada, sea por un don divino o por haber estado “a la moda”.
Hoy en día, se ha retomado la discusión sobre qué país queremos. Se vuelve a pensar en términos de totalidad (lo cual no significa precisamente ser totalitarios como conjeturan muchos ideólogos posmodernos), de propiedad pública, de actores sociales que quieren estar nuevamente en la superficie (como sucediera en las épocas del Estado de bienestar). Se está debatiendo acerca del modelo socioeconómico establecido, y esto tiene fuerte impacto político y cultural.
Sabemos que el poder real no es el poder político, por más que gobierne Menem, Duhalde, los Kirchner o Carrió. Las grandes empresas multinacionales, los propietarios de los multimedios comunicacionales (generalmente asociados a dichas empresas), los megabancos y los dueños de la tierra son quienes dominan este territorio. Ellos votan diariamente y definen cuál es el rumbo que deben seguir nuestros gobernantes. Las clases dominantes no están dispuestas a ceder nada, ni lo propio ni tampoco lo ajeno. Todo Gobierno, por más progresista o revolucionario que se diga, tiene que lidiar constantemente contra poderes fácticos que no actúan únicamente en estas pampas. Empero, hacen la diferencia aquellos dirigentes que se hincan en las clases populares, quienes gobiernan para y con el Pueblo, y no a costa de éste, como ha venido sucediendo hasta ahora, solamente los Kirchner parecieran poner en crisis este modo de praxis política.
Resulta saludable y oxigena un poco los pulmones oficialistas, el hecho de que en la Cámara Baja del Congreso el centroizquierda haya optado a favor del proyecto kirchnerista, cambiando así el comportamiento que tuvo durante el debate de la fatídica Resolución 125. Se podría, entonces, sostener nuevamente que hay alguna posibilidad de reflotar la tan mentada transversalidad o Concertación Plural que desea el actual jefe del Partido Justicialista. Mientras tanto, el SI (Solidaridad e Igualdad) y Proyecto Sur deberían hacer lo que le corresponde ideológicamente como fuerza opositora, esto es correr al Ejecutivo por izquierda, en vez de alinearse con la Coalición Conservadora (perdón, quise decir Cívica) y hacerle el juego a la derecha peronista. Los motores están encendidos, falta que cada cual ajuste sus cinturones y vuele por la ruta más afín al compromiso que postuló durante la última campaña electoral. Estado o Mercado, esa es otra vez la cuestión para nuestros legisladores aeronáuticos.
Por Mauro Reynaldi.
miércoles, 27 de agosto de 2008
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2 comentarios:
Muy buen análisis. Felicitaciones. ¿Les molesta si, citando autor, fuentes, url, etc, lo subo a www.noticiasdelsur.com?
Ustedes deciden
Si visitan la página, podrán cotejar que hemos subido cosas del Blog del Ingeniero, de María Esperanza Casullo y de Lucas Carrasco, siempre respetando el derecho del autor y solicitando su autorización.
Como no Ezequiel, ya te respondimos a tu blog. Saludos
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