miércoles, 20 de mayo de 2009

Epidemia de boludos

Por Dr. Alberto Noé*

Los que putean a los Kirchner están por todos lados por estos días, al parecer.
Uno se los encuentra en la cola del cajero automático, en la del banco para pagar los impuestos, en algún comercio cuando va a comprar algo, ni que decir de los tacheros. Son amplísima mayoría en los comentarios de lectores de las ediciones de los diarios en Internet y en los micrófonos abiertos de las radios.
Te mandan a cada rato larguísimas cadenas de mails repitiendo las mismas boludeces que andan dando vuelta desde el 2005 más o menos (la guita de Santa Cruz, el sueldo de D’elía, la estancia de Moyano y todo eso).

Te encaran en reuniones familiares o sociales apretándote para que les digas por quien vas a votar, cosa que saben, pero lo hacen al sólo efecto de largarte su manifiesto anti K. A veces ni cuidan las formas, y el interrogatorio empieza con la frase “no me digas que vos defendés a este gobierno”. No sé si a ustedes les pasa, pero no he logrado todavía que ninguno me dijera (hablo de las discusiones cara a cara, eh) por quién van a votar ellos, lo cual me obliga a imaginar la respuesta, que se divide en cuatro opciones: a) en blanco b) no van a ir a votar c) un impresentable del variopinto arco opositor que no se animan a develar en público y d) por lo candidatos kirchneristas, “porque para qué cambiar viste, a ver si vuelve el despelote económico”, opción que no confesarán jamás ni bajo las torturas de Guantánamo. Dicho esto, uno que conserva costumbres antiguas, como intentar entender las cosas que pasan y porqué pasan, se pone a pensar cuál es la razón o el motivo (que los hay y muchos, nadie es perfecto) por el cual determinada gente putea a los Kirchner.

Y en esa búsqueda -por lo menos es lo que me pasa a mí- hay que arreglárselas solo, porque los tipos no colaboran mucho, dado que por ejemplo si uno pregunta: ¿por qué los puteas tanto?, ¿qué te hicieron a vos, en qué te joden? o ¿por qué se tienen que ir ya?, el ocasional interlocutor vuelve al Evangelio según San Nelson Castro y empieza con la lista otra vez: el Indec, el tren bala, las carteras y todo eso que ya sabemos. A mí por lo menos me pasa que me cuesta creer que en este país, con las cosas que han pasado, y viniendo de cierto tipo de gente que piensa como piensa (y en algunos casos ha votado como ha votado antes), alguien verdaderamente se interese por como se hace el índice de precios al consumidor, los decretos de necesidad y urgencia, el Consejo de la Magistratura o que no le presten los granaderos a Cobos para un acto. Incluso llego a pensar que resulta raro encontrar un puteador anti K que los insulte por las cosas que verdaderamente hacen mal, y por las que se merecerían una buena puteada.

Entonces empiezo a aplicar un método de descarte, digamos, y sobre la base de un razonamiento lógico digo: No creo que puteen a los Kirchner los tres millones y medio de tipos que consiguieron trabajo a partir del 2003, o sus familiares cercanos. Estoy seguro que no putean a los Kirchner el millón ochocientos mil nuevos jubilados a partir de entonces, a los que les faltaban los años de aportes para poder jubilarse, o las mujeres que sacaron la jubilación de las amas de casa. Tampoco todos los que tienen un padre, madre, tío, tía, abuelo o abuela que se jubilaron en esas condiciones.

Pienso que no andan por ahí puteando a los Kirchner los que tenían trabajo antes del 2003 pero estaban en negro y fueron blanqueados desde entonces, gracias a lo cual tienen obra social, cobertura médica y por accidentes de trabajo. Me parece que no putean a los Kirchner los que, siendo industriales o empresarios, se favorecieron con el dólar alto mantenido por el Estado, porque lo que producen o venden no puede competir con lo importado y se fundieron con el 1 a 1. Sería extraño que puteen a los Kirchner los laburantes en blanco que, una o dos veces al año, obtienen aumentos de salarios porque volvieron las paritarias, y que los cobran aunque no estén afiliados a ningún gremio.
Juraría que no putean a los Kirchner los jubilados que ganan poco, pero tuvieron quince aumentos en 6 años y ahora van a tener dos como mínimo cada año, cuando venían de la mínima a 140 pesos en el 2003, y un recorte del 13 % en el 2001.

No deberían putear a los Kirchner los que producen o venden algo que se exporta, y se vieron favorecidos por el dólar alto y la apertura de nuevos mercados durante todos estos años, para el campo y la industria. Apostaría cualquier cosa que no putean a los Kirchner los que temían que les rematasen sus casas o sus campos por las deudas en dólares contraídas en los 90’, a los que no sólo les fueron prorrogando la prórroga de los remates sino les dieron facilidades de pago de esas deudas. Sería un poco loco que puteen a los Kirchner los que consiguieron acceder a una de las casi cuatrocientas mil viviendas que se construyeron en estos años, o que pudieron refaccionar su propia casa o ampliarla, o comprarse una, porque mejoraron sus sueldos y la situación en general.
Para mí que no putean a los Kirchner los que mandan a sus hijos a alguna de las setecientas escuelas nuevas que se construyeron en todo el país estos seis años, o a las escuelas técnicas que volvieron a funcionar después de haber desaparecido, ni los docentes que por fin pudieron cobrar el Incentivo.
Estimo yo que no putean a los Kirchner los muchos compatriotas que se fueron del país buscando nuevos horizontes, sobre todo a partir del 2001, y que regresaron a vivir y trabajar acá, incluyendo muchos científicos e investigadores.
Clavado que no putean a los Kirchner los que tienen o armaron empresas constructoras, o que trabajan en ellas o venden materiales para la construcción, por el impulso fenomenal que la actividad tuvo todos estos años.

Cantado que tampoco putean a los Kirchner los comercios que vieron significativamente aumentadas sus ventas todos estos años por la mejora en el poder adquisitivo de los salarios, o los que abrieron nuevos negocios para explotar esa situación, aunque sean sucursales de Cardón.

Fija que no putean a los Kirchner los que invirtieron en alguna actividad o negocio vinculado al turismo, actividad de crecimiento explosivo a partir del dólar alto y el apoyo del Estado, o los que pudieron conocer lugares a los que nunca habían ido, dentro de la Argentina, porque era caro viajar afuera y mejoraron sus ingresos.
Obvio que no deben andar a las puteadas contra los Kirchner los sectores de clase media que se vieron beneficiados en sus ingresos con la eliminación de la tablita de Machinea, por lo cual pagan menos de Impuesto a las Ganancias, o dejaron de pagarlo.

Posta que no putean a los Kirchner los que todos estos años renovaron o ampliaron los electrodomésticos de su casa, desde la heladera al televisor de plasma, la compu de los pibes o el lavarropas. Más vale que tampoco los putean los comercios que los venden y las fábricas que los producen, sus dueños y empleados.

Supongo que no putean a los Kirchner los que se compraron un auto en todos estos años, o los que cambiaron el que tenían por un cero kilómetro o un usado más nuevo, o los que accedieron por primera vez a tener uno. Ni ahí que los deben putear los empresarios que venden esos autos, o los empleados que trabajan en las concesionarias o en las fábricas que los producen, o los repuesteros o dueños de los talleres mecánicos.
Dudo que puteen a los Kirchner todos los que protestaban en los 90’ contra el curro de las AFJP, o los que se jubilaron por ese sistema y vieron las migajas que les dejaron en las cuentas después de la propaganda infernal que metieron.

Menos los han de putear a los Kirchner los que se jubilaron por una AFJP, miran su recibo y ven que una buena parte del haber se los paga el Estado.
Va de suyo que no los han de andar puteando a los Kirchner los que se pasaron años pidiendo una Corte Suprema independiente y el fin de la impunidad por las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.

Es de cajón suponer que no deben putear a los Kirchner los que reclamaban una política exterior independiente, no alineada con las grandes potencias y de vínculos estrechos con nuestros hermanos de América Latina. Desde ya que menos aún putearán a los Kirchner los que repudian la concentración y los monopolios en los medios de comunicación, y reclaman una ley que los regule, en reemplazo de la que nos dejaron la dictadura y el menemismo.

Me corto las dos manos que los parientes (hijos, nietos, esposos, esposas, abuelos, tíos, primos, padres, madres) de todos los comprendidos en algunas de las situaciones anteriores, no andan por todos lados repartiendo puteadas contra los Kirchner. ¿Cómo dicen, que muchos de esos no sólo putean a los Kirchner, sino que son la gran mayoría de los que los critican por todos lados?¿Qué en cada uno de esos grupos son muchos los puteadores, mientras la gran mayoría se queda en silencio y no defiende al gobierno, cosa que sólo hace una ínfima minoría? ¡Ah, no, entonces la cosa está jodida, esto no es un tema para sociólogos, es una cuestión gravísima de salud pública! Estamos ante una epidemia de magnitud descomunal, peor que el dengue o la gripe porcina, que no hay mosquito o chancho que la contagie, o vacuna o antibiótico que la contenga: la epidemia de boludos.

*EL DR. ALBERTO NOÉ ES DOCTOR EN SOCIOLOGÍA DE LA UNIVERSIDAD DE SANPABLO, EXILIADO EN LA DICTADURA MILITAR, SU HERMANO ABOGADO DE SALTA FUE DESAPARECIDO EN LA FAMOSA NOCHE DE LAS CORBATAS.

3 comentarios:

Mario Paulela dijo...

Un muy buen análisis. Muy certero. Me ha pasado (ya lo relaté varias veces) hablar con amigos, que durante el kirchnerismo han progresado notablemente, decirme que van a votar "lo que más lo joda a Kirchner". Esa es la construcción mediática del ex presidente, un laburo de deshumanización y demonización monumental.
saludos

John Sunday dijo...

Amigo, que bueno que está esto. Yo ayer escribi respecto a la mala relación de la clase media con el kirchnerismo, a pesar de haber sido visiblemente beneficiada. Es la cultura individualista del "yo lo hice solo", que reduce al estado a una mera institución que debe actuar solo cuando las papas queman.

Mercedes Chacín dijo...

Que bueno está este texto. Soy venezolana, vivo en mi país, y es impresionante como se parecen las dos situaciones. La clase media es igual en todos lados. Saludos