Carta abierta a la izquierda argentina

La crisis ocasionada por la movida campestre (cortes de ruta + desabastecimiento = estancamiento de la economía) produjo realineamientos en el arco político. Hay una nueva conformación del espacio. La derecha está saliendo favorecida, quiere volver al neoliberalismo en todas sus expresiones que van desde las dos C (Coalición Cívica) de Elisa Carrió- pasando por Macri, la UCR, el socialismo santafesino, la derecha peronista-, hasta los piqueteros de las tres C (Corriente Clasista y Combativa) liderada por Juan Carlos Alderete. La CCC es el brazo social del maoísta PCR (Partido Comunista Revolucionario), cuya praxis ha sido demasiado coherente a lo largo de su historia. Pues ya desde su creación, a causa de un grupo de militantes que se escindieron del Partido Comunista allá por los años setenta, apoyó al gobierno de Isabel Martínez de Perón y luego a la dictadura militar, también estuvieron a favor del menemismo y ahora acompañan al “Campo”, o sea, defienden los intereses de la oligarquía rural.
Ya hemos descrito en este sitio los rasgos del derechismo criollo. Y sabemos que más de una persona probablemente se preguntará: ¿qué es de la izquierda?, ¿existe en nuestro país? Esta es una cuestión difícil de dilucidar. Para esto preferimos contestar con otra pregunta: ¿son de izquierdas aquellos que se suman a los reclamos de las clases dominantes? Porque digámoslo de una vez por todas, inequívocamente estar con el “Campo” es estar con la golpista Sociedad Rural, que tiene a la Federación Agraria actuando como su vocero, porque en realidad los pequeños y medianos productores rurales aspiran a ser como los grandes terratenientes, gozar de todos sus privilegios. Acá no importa el tamaño. Como sostuvo el economista, integrante del Plan Fénix, Jorge Shvarzer en el programa periodístico Marca de radio que conduce Eduardo Aliverti: “el ingreso de los productores de soja este año con las retenciones es el más alto de su historia”, empero “nadie muestra cuánto gana el campo”. Shvarzer insiste, “¿por qué nadie muestra cuánto recibe un productor que tiene 200 hectáreas en la provincia de Santa fe? no aparece en ningún lado”. A diferencia de lo que sucede con los reclamos de otros sectores sindicales, los chacareros “protestan y no hay una sola cifra”. En definitiva, “¿cuál es el ingreso de un productor que está reclamando? eso no se discute”.
Lo que se pretende aquí es dejar por sentado lo siguiente: quienes se dicen de izquierda y militan en agrupaciones como el MST, el PO, PTS, PCR, todas ellas minorías electorales (seguramente debemos estar dejando algunas afuera, ya que son muchas fracciones), no hacen más que avalar y propiciar con sus acciones y discursos la vuelta al poder político de los grupos más conservadores y reaccionarios. No sabemos cómo se materializará esto, pero sí que figuras como el ex senador Eduardo Alberto Duhalde andan merodeando por ahí, calentando los motores.
Dentro de la historia del sistema político argentino, la izquierda ha ido mutando constantemente. Se puede afirmar que ha sido anarquista y socialista a principios del siglo veinte, después, a partir de la segunda mitad de la década de 1940 fue peronista y gorila al mismo tiempo, luego en los 60`y 70’ fue guerrillera y revolucionaria, en los 80`democrática, y desde los años 90’ hasta la fecha anti-neoliberal y pro-estatista. Sin embargo, siempre hubo divisiones y contradicciones en su interior, pero dentro del peronismo fue donde mejor se pudo desarrollar y ligarse a las clases populares. Hoy a treinta y cuatro años de la muerte de Juan Domingo Perón, esa izquierda lo recuerda como el último gran conductor de masas de la historia contemporánea. Aunque todavía no nos queda del todo bien claro por qué el general eligió como su sucesor al nazi-fascista José López Rega con su triple A, y le dio la espalda a la juventud peronista, lanzándola a la horca. Sería laudable que algún día, la izquierda peronista responda sinceramente a toda la ciudadanía el por qué de la opción del líder popular por el Brujo asesino. Por el momento podemos señalar que el peronismo es como las mujeres, es inútil tratar de entenderlo sólo nos queda comprenderlo.
A modo de conclusión, un deseo digno para el enriquecimiento del orden democrático es pedir y exigir que las izquierdas en la Argentina antes de actuar, ya sea cortando rutas o instalando carpas, hagan una fuerte autocrítica histórica sobre su rol e ideas, las cuales muchas veces parecieran ser de extraterrestres, o esquizofrénicas cuando respaldan a sectores golpistas en lugar de alentar las reivindicaciones de las clases populares. Una vez zanjado el conflicto generado por los empresarios del agro, veremos por fin cuánto es lo que habrán canalizado estos izquierdistas que se la jugaron por la causa de los pobrísimos propietarios sojeros. No obstante, lo más factible es que terminen siendo tan insignificantes como los socialistas y comunistas que conformaron la Unión Democrática que dio base al derrocamiento de Perón en 1955 en nombre de la Revolución Libertadora (¿?).
Por Mauro Reynaldi.
Licenciado en Comunicación Social de la UNR